SALUD
Más de 600.000 pacientes en España reciben este tratamiento, que logra reducir las hospitalizaciones
La creciente prevalencia de enfermedades crónicas en la población española conlleva un mayor riesgo de incapacidad, dependencia y morbimortalidad. El envejecimiento poblacional, el tabaquismo activo y pasivo, el incremento progresivo de las cifras de obesidad y la cronicidad de las enfermedades hacen necesario potenciar cada vez más la atención sanitaria en el domicilio del paciente.
Dicha cronicidad supone un aumento en la necesidad de frecuentar los servicios sanitarios, la poli medicación y, sobre todo, un evidente crecimiento del deterioro de la calidad de vida de los pacientes.
Ante esta situación, las Terapias Respiratorias Domiciliarias (TDR) se han convertido en una alternativa terapéutica destinada a mejorar la calidad de vida de los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas. En este sentido, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha declarado el 2014 Año del Paciente Crónico y las Terapias Respiratorias Domiciliarias.
«Existe evidencia de que las TRD no solo mejoran los síntomas sino que su uso correcto se asocia a una mayor supervivencia», afirma la doctora Pilar de Lucas, presidenta de SEPAR, que el próximo 6 de marzo presidirá la presentación del Año SEPAR 2014, con la colaboración de FENIN (Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria).
Enfermedades crónicas como la EPOC y las apneas del sueño tienen un elevado impacto sanitario, económico y social. «La importancia de la indicación de terapias respiratorias domiciliarias en pacientes crónicos recae en los beneficios que aportan a la calidad y esperanza de vida de los pacientes. Estas evitan la frecuentación y saturación de los servicios sanitarios, reducen las hospitalizaciones y, en consecuencia, contribuyen a la reducción de los costes sanitarios», asegura el doctor Eusebi Chiner, neumólogo y coordinador del Año SEPAR 2014 de las Terapias Respiratorias Domiciliarias.
Actualmente, en España, el número de pacientes en tratamiento con TDR es superior a los 600.000. «En nuestro país, donde la expectativa de vida es de las más largas de Europa, en términos de inversión sanitaria las enfermedades crónicas suponen el 75 por ciento de la misma, y las respiratorias un tercio de ellas», explica el doctor.
Ante la evidencia de la beneficiosa relación coste-beneficio de esta terapia, el profesional sanitario adquiere la responsabilidad directa de la educación de los pacientes, del control de la adherencia al tratamiento personalizado y de la detección de efectos adversos y complicaciones. La educación y la difusión de conocimiento a pacientes y cuidadores es fundamental para una obtener unos resultados más efectivos.
«El propio paciente y sus cuidadores son corresponsables en los procesos de auto cuidado, en el conocimiento de la propia enfermedad y en el uso y cumplimiento adecuado de las TRD para mejorar su evolución», agrega Chiner.
En este sentido, el papel de las sociedades científicas es clave para promover estudios que permitan resolver cuestiones existentes respecto a las indicaciones de la prescripción de las TRD, así como de su control y seguimiento. «La elaboración de guías y estándares que reúnan criterios de actuación y de derivación permite lograr una atención igualitaria y multidisciplinar, independientemente del tipo de centro hospitalario. Con dicha dedicación a la investigación clínica también contribuimos a mejorar el grado de conocimiento y asistencia sanitaria de los profesionales, consiguiendo una mejora significativa en el pronóstico y evolución de los pacientes con problemas crónicos de salud respiratoria», concluye el experto.
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