«De repente, la calle se convirtió en el mismo infierno» IDEAL.ES
Un incendio en una tienda de suvenires en el paseo marítimo de Salobreña obliga a desalojar a los vecinos de un edificio, entre ellos tres personas con movilidad reducida
El paseo marítimo de Salobreña se iluminó en la madruga del viernes como si el mismo infierno se hubiera abierto. Así lo aseguraron los vecinos afectados por un incendio generado en una tienda de suvenires situada en la calle Francisco de Giles que obligó al desalojo del más de medio centenar de personas que dormían en sus casas, tres de ellas con movilidad reducida.
Cerca de las tres de la madrugada la Policía Local de la Villa recibió un aviso de una vecina que vio el humo salir del bajo del edificio. Una patrulla se personó y, de manera inmediata, se activó el protocolo y se movilizó al cuerpo de Bomberos, Guardia Civil y servicios sanitarios. Lo aparatoso del siniestro obligó a desalojar a todos los vecinos que en ese momento descansaban en sus viviendas: más de medio centenar de personas, tres de ellas con movilidad reducida. El subinspector jefe de la Policía Local contó que a la vecina del ático, una anciana enferma que vive con su hijo, fue rescatada «sacándola por la ventana y usando la grúa de los Bomberos», aseguró. Sánchez aventuró que el fuego pudo haberse iniciado en el cuadro de luces del local, aunque este extremo está pendiente de confirmación.
Aunque no hubo que lamentar víctimas, los servicios sanitarios tuvieron que atender a dos personas afectadas por inhalación de humo, así como a tres efectivos del cuerpo de Bomberos por deshidratación. A mediodía del sábado continuaban los trabajos para refrescar el local, así como para extinguir el humo por completo. Los daños materiales no se cuantificarán hasta que los peritos judiciales realicen el informe.
El arquitecto municipal, Francisco Morejón, se acercó hasta la zona afectada por el fuego para evaluar los daños provocados por el fuego. Aunque la estructura no se ha visto afectada por las llamas, los muros de la tienda y las paredes aledañas presentaban grietas. La rotura de bajantes y el peligro que supone mantener la corriente eléctrica activada impide que haya suministro de luz, saneamiento y abastecimiento de agua, lo que hace inviable la posibilidad de que los propietarios vuelvan aún a sus pisos.A la misma hora, comenzaban a llegar los vecinos desalojados que, bajo el control de la Guardia Civil, iban entrando a sus viviendas para recoger algunos enseres con los que poder pasar el fin de semana. Se prevé, a pesar de que la construcción no sufrió daños estructurares, que el edificio se mantenga precintado durante todo el fin de semana mientras los agentes del instituto armado realizan las correspondientes revisiones oculares de daños.
Carmen Guirado, portera del edificio y vecina del bajo fue quien dio la alerta: «El sonido de una explosión me despertó y, cuando salí, vi humo entrando por debajo de la puerta», contó aún son el susto en el cuerpo. «La calle se convirtió de repente en el mismo infierno», sentenció. Nada más ver el fuego, avisó a todos los vecinos para que bajaran a la calle. «Lo peor era que había dos personas en silla de ruedas y una persona que había sufrido un ictus. El dueño quiso abrir la puerta nada más llegar pero conseguimos convencerlo de que era un peligro».
Francisco Franco, propietario del establecimiento, miraba desde la puerta como el trabajo de toda una vida se había convertido en cenizas.
La tienda estaba llena de productos, puesto que acababa de empezar la temporada. «El verano se ha convertido en una catástrofe», afirmó Franco, quien, no obstante, aún mantiene la esperanza de poder abrir lo antes posible «aunque solo sea una parte del negocio».
Comentarios
Publicar un comentario