-GRANADA COTO CERRADO PARA LA VENTA AMBULANTE DESDE 7 AÑOS- GRANADA HOY
Los cuatro mercadillos de la ciudad, Almanjáyar, Plaza Larga, La Chana y Zaidín, han cubierto todos sus puestos Los comerciantes han pedido que no se den más permisos
ANA GONZÁLEZ VERA GRANADA | ACTUALIZADO 06.07.2014 - 01:00
Conseguir una licencia para poner un puesto de venta ambulante en uno de los mercadillos de Granada se ha convertido en una hazaña igual de compleja... o más, que hacerse con un empleo público o un puesto en una empresa privada. El Ayuntamiento lleva siete años sin conceder licencias para la venta callejera, pese al aumento de la demanda que se viene registrando desde que la crisis empezó a hacer de las suyas.
Principalmente son dos las razones que aportan en el Ayuntamiento a la hora de explicar ese inmovilismo que ha dejado estático el negocio callejero. Por un lado la petición de los propios comerciantes, que han solicitado que no se otorguen más licencias; por otro lado, el hecho de que todos los puestos que establece la ordenanza estén ya cubiertos, lo que significa que los 658 puestos que hay repartidos por los cuatro mercadillos de la ciudad (Almanjáyar, La Chana, Zaidín y Plaza Larga) tienen nombre y apellidos.
El negocio, del que viven actualmente en Granada unas 1.200 personas, tiene su mayor asentamiento en Almanjáyar, donde cada domingo se montan 381 puestos. Le sigue el mercadillo del Zaidín, con 185 puestos y el de la Chana, con 83. Muy de lejos, el de Plaza Larga, en el Albaicín, con 9 puestos permanentes. En este caso, y de forma excepcional, se permite que se coloque como tradicionalmente se viene haciendo: de martes a sábado, ambos inclusive, de 9 de la mañana a 15 horas.
La concejal responsable de Comercio, María Francés, asegura que, de momento, no hay ninguna posibilidad de que se pueda levantar la veda para otorgar más licencias en los mercadillos y eso pese a que en La Chana existen 9 puestos que no están cubiertos pero que son utilizados por otros comerciantes por ser mejores sitios.
Actualmente, y junto con la asociación de vendedores ambulantes, se está adaptando la ubicación de determinados puestos (que cuentan con su correspondiente licencia) realizándose el traslado por orden de presentación de la solicitud de los interesados.
"Quitando el de La Chana, en el resto de mercadillos no es posible cuantificar los puestos libres hasta que no finalice la adecuación que se está llevando a cabo", apunta la concejal. Si en algún momento se plantea cubrir dichas vacantes se llevará a cabo mediante un procedimiento de concurrencia competitiva, donde se exigirán los requisitos que establece la normativa y se valorarán los méritos. "Ello conllevará la apertura de un plazo específico en el que se deberán presentar las solicitudes para las distintas vacantes pero en la actualidad, hasta que no finalice la reorganización de los puestos en los mercadillos de Almanjáyar y Zaidín, no se tiene previsto realizar la cobertura de los puestos", relata María Francés.
Además de los puestos que se reparten entre los distintos mercadillos de la ciudad hay otras modalidades de venta ambulante. La primera y más curiosa es aquella venta callejera que se autorizó hace más de veinte años y que nació de las carencias comerciales que se detectaron en algunos barrios tanto de frutas, como ropa... De este vacío surgió la idea de permitir la venta ambulante de este tipo de productos en la vía pública. Una práctica innecesaria hoy en día que puede chocar con los intereses de los comerciantes que tienen un establecimiento fijo por el que hay que pagan un buen número de impuestos. En esta modalidad quedan 36 puestos de venta callejera que se irán extinguiendo a medida que sus titulares se vayan jubilando o vayan falleciendo.
"En muchos barrios donde hay todo tipo de comercios no tiene lógica que delante de una frutería se coloque un puesto de fruta", apunta María Francés, quien reconoce no obstante que detrás de esos puestos está el pan de numerosas familias, por lo que estas concesiones se mantendrán hasta que se vayan extinguiendo de forma natural. Sobre esta actividad se realizan inspecciones periódicas por parte de los inspectores de la Delegación de Comercio y Ocupación de Vía Pública, con la finalidad de que no supongan un perjuicio para el comercio estable. Además se van adaptando las ubicaciones en función de los comercios que se van estableciendo de los mismos productos.
Aunque es muy común ver este tipo de puestos repartidos por toda la ciudad, según establece la ordenanza municipal de venta ambulante, hay determinados puntos de la ciudad donde está prohibida su implantación. Forman parte de esta restricción el perímetro delimitado por las calles Gran Vía, Reyes Católicos, Ángel Ganivet, Plaza Mariana Pineda, Plaza del Campillo, Carrera de la Virgen, Puente de la Virgen, Acera del Darro, Nueva de la Virgen, Alhamar, Camino de Ronda, Méndez Núñez, Fuente Nueva y Severo Ochoa, Avenida de la Constitución y Gran Vía de Colón. Además, queda igualmente prohibida la venta en la Plaza de San Juan de Letrán, Avenida de Dílar, Plaza Sol y Luna y la denominada Plaza Corpus Christi.
Otra de las modalidades singulares de venta ambulante permitida por el Ayuntamiento de Granada es aquella que ofrece a los compradores frutas de temporada. Y así, es fácil ver en algunas esquinas de la ciudad a personas vendiendo habas, castañas, chumbos o, tal y como ocurre estos días, cerezas. En época de fiestas se autoriza también la colocación de puestos ambulantes que vendan patatas asadas o algodón.
Las personas que solicitan este permiso de ocupación de vía pública para ejercer una actividad comercial deben pagar 0,96 céntimos al día por cada metro cuadrado de vía pública ocupada. La cuantía dista bastante del precio que deben pagar las personas que tienen licencia para poner un puesto en alguno de los mercadillos de la ciudad. En este caso la ordenanza fiscal establece que deben pagar 160 euros cada seis meses.
"Es muy importante vigilar que todas las personas que ejercen este tipo de actividad en la calle lo hagan con los correspondientes permisos sólo así conseguiremos terminar con la venta ilegal", añade la responsable del área de Comercio en el Ayuntamiento de Granada, María Francés.
Vender en la calle tampoco es una alternativa fácil al desempleo. Para ejercer esta actividad con todas las garantías es necesario obtener una licencia de venta ambulante, y esto requiere presentar una serie de documentos y obtener el visto bueno del Ayuntamiento. Según la ordenanza reguladora de comercio, aquella persona que quiera vender en un mercadillo debe presentar el certificado sobre Impuestos de Actividades Económicas, el carné de manipulador de alimentos (si procede), el seguro de responsabilidad civil, el permiso de residencia y trabajo (para personas extracomunitarias), estar dado de alta en la Seguridad Social y la tarjeta identificativa del año anterior. Aquellas personas que no tengan estos documentos en regla estarán vendiendo ilegalmente, algo que está penado.
Principalmente son dos las razones que aportan en el Ayuntamiento a la hora de explicar ese inmovilismo que ha dejado estático el negocio callejero. Por un lado la petición de los propios comerciantes, que han solicitado que no se otorguen más licencias; por otro lado, el hecho de que todos los puestos que establece la ordenanza estén ya cubiertos, lo que significa que los 658 puestos que hay repartidos por los cuatro mercadillos de la ciudad (Almanjáyar, La Chana, Zaidín y Plaza Larga) tienen nombre y apellidos.
El negocio, del que viven actualmente en Granada unas 1.200 personas, tiene su mayor asentamiento en Almanjáyar, donde cada domingo se montan 381 puestos. Le sigue el mercadillo del Zaidín, con 185 puestos y el de la Chana, con 83. Muy de lejos, el de Plaza Larga, en el Albaicín, con 9 puestos permanentes. En este caso, y de forma excepcional, se permite que se coloque como tradicionalmente se viene haciendo: de martes a sábado, ambos inclusive, de 9 de la mañana a 15 horas.
La concejal responsable de Comercio, María Francés, asegura que, de momento, no hay ninguna posibilidad de que se pueda levantar la veda para otorgar más licencias en los mercadillos y eso pese a que en La Chana existen 9 puestos que no están cubiertos pero que son utilizados por otros comerciantes por ser mejores sitios.
Actualmente, y junto con la asociación de vendedores ambulantes, se está adaptando la ubicación de determinados puestos (que cuentan con su correspondiente licencia) realizándose el traslado por orden de presentación de la solicitud de los interesados.
"Quitando el de La Chana, en el resto de mercadillos no es posible cuantificar los puestos libres hasta que no finalice la adecuación que se está llevando a cabo", apunta la concejal. Si en algún momento se plantea cubrir dichas vacantes se llevará a cabo mediante un procedimiento de concurrencia competitiva, donde se exigirán los requisitos que establece la normativa y se valorarán los méritos. "Ello conllevará la apertura de un plazo específico en el que se deberán presentar las solicitudes para las distintas vacantes pero en la actualidad, hasta que no finalice la reorganización de los puestos en los mercadillos de Almanjáyar y Zaidín, no se tiene previsto realizar la cobertura de los puestos", relata María Francés.
Además de los puestos que se reparten entre los distintos mercadillos de la ciudad hay otras modalidades de venta ambulante. La primera y más curiosa es aquella venta callejera que se autorizó hace más de veinte años y que nació de las carencias comerciales que se detectaron en algunos barrios tanto de frutas, como ropa... De este vacío surgió la idea de permitir la venta ambulante de este tipo de productos en la vía pública. Una práctica innecesaria hoy en día que puede chocar con los intereses de los comerciantes que tienen un establecimiento fijo por el que hay que pagan un buen número de impuestos. En esta modalidad quedan 36 puestos de venta callejera que se irán extinguiendo a medida que sus titulares se vayan jubilando o vayan falleciendo.
"En muchos barrios donde hay todo tipo de comercios no tiene lógica que delante de una frutería se coloque un puesto de fruta", apunta María Francés, quien reconoce no obstante que detrás de esos puestos está el pan de numerosas familias, por lo que estas concesiones se mantendrán hasta que se vayan extinguiendo de forma natural. Sobre esta actividad se realizan inspecciones periódicas por parte de los inspectores de la Delegación de Comercio y Ocupación de Vía Pública, con la finalidad de que no supongan un perjuicio para el comercio estable. Además se van adaptando las ubicaciones en función de los comercios que se van estableciendo de los mismos productos.
Aunque es muy común ver este tipo de puestos repartidos por toda la ciudad, según establece la ordenanza municipal de venta ambulante, hay determinados puntos de la ciudad donde está prohibida su implantación. Forman parte de esta restricción el perímetro delimitado por las calles Gran Vía, Reyes Católicos, Ángel Ganivet, Plaza Mariana Pineda, Plaza del Campillo, Carrera de la Virgen, Puente de la Virgen, Acera del Darro, Nueva de la Virgen, Alhamar, Camino de Ronda, Méndez Núñez, Fuente Nueva y Severo Ochoa, Avenida de la Constitución y Gran Vía de Colón. Además, queda igualmente prohibida la venta en la Plaza de San Juan de Letrán, Avenida de Dílar, Plaza Sol y Luna y la denominada Plaza Corpus Christi.
Otra de las modalidades singulares de venta ambulante permitida por el Ayuntamiento de Granada es aquella que ofrece a los compradores frutas de temporada. Y así, es fácil ver en algunas esquinas de la ciudad a personas vendiendo habas, castañas, chumbos o, tal y como ocurre estos días, cerezas. En época de fiestas se autoriza también la colocación de puestos ambulantes que vendan patatas asadas o algodón.
Las personas que solicitan este permiso de ocupación de vía pública para ejercer una actividad comercial deben pagar 0,96 céntimos al día por cada metro cuadrado de vía pública ocupada. La cuantía dista bastante del precio que deben pagar las personas que tienen licencia para poner un puesto en alguno de los mercadillos de la ciudad. En este caso la ordenanza fiscal establece que deben pagar 160 euros cada seis meses.
"Es muy importante vigilar que todas las personas que ejercen este tipo de actividad en la calle lo hagan con los correspondientes permisos sólo así conseguiremos terminar con la venta ilegal", añade la responsable del área de Comercio en el Ayuntamiento de Granada, María Francés.
Vender en la calle tampoco es una alternativa fácil al desempleo. Para ejercer esta actividad con todas las garantías es necesario obtener una licencia de venta ambulante, y esto requiere presentar una serie de documentos y obtener el visto bueno del Ayuntamiento. Según la ordenanza reguladora de comercio, aquella persona que quiera vender en un mercadillo debe presentar el certificado sobre Impuestos de Actividades Económicas, el carné de manipulador de alimentos (si procede), el seguro de responsabilidad civil, el permiso de residencia y trabajo (para personas extracomunitarias), estar dado de alta en la Seguridad Social y la tarjeta identificativa del año anterior. Aquellas personas que no tengan estos documentos en regla estarán vendiendo ilegalmente, algo que está penado.
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