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Un articulado de la LAC toma la curva de Gran Vía.
Un articulado de la LAC toma la curva de Gran Vía. Alfredo Aguilar
  • tardaba menos en llegar a Caleta y la línea 9 hacía lo propio para volver a Puerta Real | La LAC tarda poco más que las viejas líneas en cruzar la ciudad y desplaza a mucha más gente

La LAC, esas tres siglas que están en boca de todo el mundo en Granada esta semana, cumple, de momento, parte del cometido para el que fue concebida. El eje Gran Vía-Reyes Católicos-Puerta Real soporta mucho menos tráfico de vehículos del que generaba el antiguo modelo de transporte urbano de la capital. Dicho de otro modo, cumple la ecuación de menos autobuses es igual a menos emisiones de CO2, menos polución y menos ruido en el corazón de la ciudad. Ahora bien, ¿es más efectivo el nuevo sistema para atravesar el centro de Granada de una punta a otra? La prueba señala que no, que las viejas líneas ya desaparecidas desarrollaban una función similar y empleaban casi el mismo tiempo que emplea la recientemente estrenada LAC. Después, se iban más lejos.
Enfrentar un modelo a otro es complejo porque hay matices diferenciadores claros. Sí es posible comparar cómo se hacía antes un recorrido desde Palacio de Congresos hasta Caleta y vuelta hasta Puerta Real. Para este cometido, dos líneas útiles del viejo sistema eran la 3 (Palacio de Congresos-Estación de Autobuses) y la 9 (Los Rebites-Sagrada Familia), que atravesaban también el centro de la urbe, un territorio que ha quedado ya casi en exclusiva para la LAC. Mismo punto de partida, mismo punto de llegada, misma hora y mismo día de la semana son las premisas.
Líneas 3 y 9: Un viaje de media hora
Miércoles, 25 de junio. En la rotonda del Palacio de Congresos inicia su recorrido la ya desaparecida línea 3 de la Rober. La parada de arranque tiene la típica marquesina con un banco y su panel informativo. A las 13.35 horas, después de cinco minutos de espera, aparece el bus. Llega vacío al fin de trayecto. Trece personas, entre ellas cuatro jóvenes, suben al sencillo vehículo. Arranca y en dos minutos alcanza la primera estación, en la Acera del Darro, delante del hotel Dauro. Nadie baja y suben cuatro personas. En cuarenta segundos llega a la puerta de El Corte Inglés, donde dos viajeros más se incorporan al trayecto. De ahí, directo a Gran Vía 14, donde sigue sin bajarse nadie y donde suben seis personas. Se cumplen diez minutos en el reloj. En la segunda parada de Gran Vía se suman tres personas más, y en el Triunfo, ocho.
Han pasado 13 minutos y 38 segundos. En atravesar la Avenida de la Constitución, con dos paradas, emplea tres minutos más y recoge a cuatro personas. Ya en el punto de llegada, en Caleta, frente al Hospital Virgen de las Nieves, el cronómetro marca 18 minutos y 40 segundos. Aquí suben seis personas. La línea 3 sigue su camino hacia la estación de autobuses con cuarenta personas a bordo y nadie que se haya apeado desde que salió desde el Palacio de Congresos.
Al cruzar la acera hacia los juzgados, el 9 está haciendo acto de aparición en la parada. Viene procedente de Sagrada Familia y transporta en sus asientos a quince personas. Son las 13.56 cuando sale de Caleta. En cruzar Constitución tarda 4 minutos y medio. Recoge a seis personas en la primera parada, junto a Fuentenueva, y a cuatro en la segunda, ubicada frente al Triunfo. Ya en Gran Vía se detiene frente al Hotel Santa Paula para dejar subir a una persona y en la Catedral para que bajen tres y no suba nadie. El cronómetro marca 9 minutos y 20 segundos y 23 personas viajan cómodamente en el bus. Resta una parada para el destino fijado. El 9 baja por Reyes Católicos y se detiene en Puerta Real, frente a Casa Enrique. Ocho personas suben y suplen a ocho que bajan.
Han pasado 12 minutos desde que salió de Caleta y el autobús sigue su ruta para torcer en el Puente Blanco hacia el Paseo de los Basilios y dirigirse hacia Los Rebites por Avenida de Cervantes y Bola de Oro. En total, entre el 3 y el 9 hemos empleado 30 minutos y 40 segundos en pasear por el centro de Granada en un viaje compartido con unos 70 usuarios del transporte urbano.

Miércoles, 2 de julio. Después de controlar durante 30 minutos que las frecuencias de la LAC se cumple más o menos con puntualidad de entre 3 y 4 minutos, a las 13.35 horas, en la nueva parada del Palacio de Congresos, iniciamos el mismo recorrido que una semana antes. La LAC parte de unos metros más atrás, antes de la glorieta. Una informadora charla con quienes esperan y les explica que antes de subir al vehículo dejen bajar. La LAC es un transporte para personas cívicas. En este caso, apenas hace falta dejar salir a nadie, puesto que el bus llega con pocos viajeros después de pasar por el intercambiador ubicado al otro lado, en el Paseo del Violón. A quienes viajan con carrito la mujer les anima a acceder por la segunda puerta, que es la destinada a carros de bebés y sillas de ruedas.
Líneas de Alta Capacidad: 37 minutos y más agobio
Diez personas inician cómodamente el trayecto, con posibilidad de elegir asiento en el bus articulado. Arranca el recorrido. Tres minutos y medio más tarde, la LAC llega a la parada de Humilladero, donde baja una persona que se había subido tres minutos antes. Se nota que la LAC es gratis, por ahora. Suben alrededor de cuarenta a la vez. El bus lleva ocupado casi un tercio de su capacidad y algunas personas ya viajan de pie.
En Puerta Real, frente a Correos, siguiente alto en el camino, bajan tres viajeros y se incorpora la segunda oleada, con alrededor de otras cuarenta más. Todos acceden por las puertas traseras y la cola empieza a dar sensación de lleno. El cronómetro marca 5 minutos y 15 segundos. De ahí a Gran Vía, frente a Los Italianos. En este punto se anuncian las primeras conexiones con las líneas C. Una decena de personas se apean. Calcular cuántas suben ya se hace imposible. Las cuatro puertas absorben a tal cantidad de gente que el autobús se llena casi del todo. Alrededor de 150 personas inician su recorrido en Gran Vía. La capacidad del bus es de 170.
Los comentarios de agobio y crítica por la ingente cantidad de personas que soportan las LAC empiezan a oírse. Han pasado 10 minutos desde que salió del Palacio de Congresos y restan aún alrededor de 13 minutos hasta Caleta. En la parada del Sagrado Corazón disminuye la avalancha de usuarios y solo diez personas se suman al trayecto. La bajada de otras cinco alivia un poco la presión. Las paradas son más duraderas, de casi un minuto en algunos casos y eso hace que la LAC llegue a los Jardines del Triunfo casi al cuarto de hora de su partida desde el Palacio de Congresos, un minuto y medio más de lo que empleaba la línea 3 con más acumulación de líneas atravesando el centro de la ciudad y con los grupos de semáforos regulados con algo más tiempo de paso para los peatones.
Un autobús de la antigua línea 9 toma la curva de Gran Vía a la altura de la sede de la Junta de Andalucía.
Un autobús de la antigua línea 9 toma la curva de Gran Vía a la altura de la sede de la Junta de Andalucía. /Alfredo Aguilar
En el Triunfo, las caras de quienes esperan son de sorpresa al ver que el autobús viaja casi lleno. Los de dentro se preguntan cómo van a entrar todos ahí. Si suben, el vehículo puede llegar a superar su tope de capacidad. Sin embargo, eso no sucede. Se produce el primer descenso masivo de público. Las conexiones en este punto con cinco líneas a otros destinos tienen la 'culpa'. Baja medio centenar de personas y suben unas veinte más. Unos metros más adelante, en San Juan de Letrán, el alivio se acrecienta. Bajan veinte personas y no sube nadie. Cerca está la conexión con el SN1 y el U3. A los 19 minutos y 50 segundos, la LAC llega a Caleta. Aquí bajan otras cincuenta personas y suben solo cuatro. El bus sigue su camino hasta Cruz del Sur. Fin de trayecto. Allí se baja todo el resto.
A la vuelta, el proceso es similar. En Caleta acceden cincuenta personas; en Andaluces, unas veinte, y en Fuentenueva alrededor de quince suben y cinco bajan. En Padre Suárez, nueva avalancha: suben más de treita, bajan dos. La cola se llena. En Marqués de Falces, en Gran Vía, baja una persona y suben cuatro, algo parecido a la ida en Sagrado Corazón. En Catedral, bajan siete y suben diez. Queda una parada para el fin de la comparación. A Puerta Real el autobús llega lleno, casi 150 personas y da la sensación de que no caben más. Bajan diez y tratan de subir veinte. Algunos prefieren esperar al siguiente, que llega poco después más aliviado.
Han pasado 13 minutos y 30 segundos desde que partió de Caleta, es decir, tarda un minuto y medio más que el 9. En total, el viaje completo, de Palacio de Congresos a Caleta y de Caleta a Puerta Real, ha durado dos minutos y medio más que con las líneas 3 y 9. Aunque desde la Concejalía de Movilidad dejan claro que el objetivo de la LAC no era disminuir el tiempo de trayecto por el centro.

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