GABINETE EN EL REAL MADRID
Crisis. De líder, eso sí, pero al Bernabéu se acercan negros nubarrones en los próximos días. Lo sucedido el sábado,
durante y después del derbi ante el Atlético, es cuestión de debate
externo, pero sobre todo interno. Florentino Pérez no oculta su enfado
por la imagen del Calderón y por la exposición del número nocturno.
La fiesta era consentida, pero no así su publicidad vía redes sociales, mal vista desde un club que cuida al máximo cualquier ventana abierta por sus jugadores y que, horas después de recibir cuatro goles ante el vecino, veía cómo los mismos que fueron humillados por el Atlético, olvidaban penas cantando al ritmo de Kevin Roldán, el colombiano de moda.
Los directivos, esos que se sientan alrededor de Florentino Pérez, sí que apuntaban con sus flechas hacia Ancelotti. No lo ocultan y hasta señalan al entrenador por lo sucedido después de la exhibición del Calderón. Seis partidos, cuatro derrotas y dos empates. Eso le recordaron en más de una ocasión al presidente del Real Madrid, que no dudó en transmitir tranquilidad al italiano en la puerta del vestuario del Calderón, pese al soberano enfado que tenía por dentro.
Ahora llega el momento de encontrar soluciones, las que exige el madridismo, el mismo que el próximo sábado será inapelable con técnico y jugadores. Las quejas de los seguidores blancos van, por el momento, más dirigidas hacia el verde que hacia el banquillo. El madridista del Benabéu liguero, muy distinto del aficionado de a pie, no es del gusto de estos excesos y ante el Deportivo se dejará sentir.
En los próximos días, Florentino Pérez verá de nuevo a técnico y jugadores. No lo hará de manera inmediata. Se dará su tiempo, pero el presidente sabe que se tiene que mover. La situación lo exige así. Sin prisa, pero sin pausa. El momento requiere soluciones. Al menos así piensan técnico, directivos y aficionados. Por lo menos, los jugadores se consideran culpables de lo que está sucediendo.
La fiesta era consentida, pero no así su publicidad vía redes sociales, mal vista desde un club que cuida al máximo cualquier ventana abierta por sus jugadores y que, horas después de recibir cuatro goles ante el vecino, veía cómo los mismos que fueron humillados por el Atlético, olvidaban penas cantando al ritmo de Kevin Roldán, el colombiano de moda.
Los directivos, esos que se sientan alrededor de Florentino Pérez, sí que apuntaban con sus flechas hacia Ancelotti. No lo ocultan y hasta señalan al entrenador por lo sucedido después de la exhibición del Calderón. Seis partidos, cuatro derrotas y dos empates. Eso le recordaron en más de una ocasión al presidente del Real Madrid, que no dudó en transmitir tranquilidad al italiano en la puerta del vestuario del Calderón, pese al soberano enfado que tenía por dentro.
Ahora llega el momento de encontrar soluciones, las que exige el madridismo, el mismo que el próximo sábado será inapelable con técnico y jugadores. Las quejas de los seguidores blancos van, por el momento, más dirigidas hacia el verde que hacia el banquillo. El madridista del Benabéu liguero, muy distinto del aficionado de a pie, no es del gusto de estos excesos y ante el Deportivo se dejará sentir.
En los próximos días, Florentino Pérez verá de nuevo a técnico y jugadores. No lo hará de manera inmediata. Se dará su tiempo, pero el presidente sabe que se tiene que mover. La situación lo exige así. Sin prisa, pero sin pausa. El momento requiere soluciones. Al menos así piensan técnico, directivos y aficionados. Por lo menos, los jugadores se consideran culpables de lo que está sucediendo.
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