GRACIAS A LA SOLIDARIDAD
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Varios jóvenes granadinos rescatan a cuatro perros abandonados y en estado caquéctico de un asentamiento rumano cerca de la Puleva | Uno de ellos, que tiene a dos de los canes en acogida en su casa, también se ha hecho cargo de una pequeña podenca apaleada tirada en la calle
Hace poco más de un mes que Pepa Tenorio recibió el aviso sobre que
dos perros merodeaban cerca de la Puleva en Granada. Fue un trabajador
de una de las naves del Camino de Purchil –prefiere mantener el
anonimato– que estuvo todo ese tiempo dándoles de comer. La joven
granadina de 32 años, que muchos conocen en Facebook por tener una
manada de 21 canes, pidió ayuda en la red social para ir a por ellos,
pero cuando acudieron ya no estaban.
La semana pasada los dos perros, un cruce de labradora y un cruce de pointer, volvieron a dar señales de vida y ahora trabajadores de la zona amenazaban con llamar a la perrera para que se los llevaran. Rápidamente Pepa solicitó de nuevo ayuda en Facebook y gracias a la difusión del caso por otra conocida perruna, Sara Sánchez, lograron que cuatro personas más se ofrecieran a rescatarlos. Cuando Leles Garrido e Isabel García se plantaron allí y vieron por donde se colaban los perros, comprobaron que donde se escondían, “una especie de cortijo vallado”, había dos más: una husky malamute y un cachorro mestizo con “la cara echada abajo” por un mordisco. Isabel y Leles lograron sacar de allí a través del boquete por el que se metían, esa mañana del 3 de febrero, al cachorro y al pointer “con la ayuda de un bocadillo de lomo caliente”.
Al día siguiente la aventura continuaba. Isabel y Leles lograron que la husky saliera del cortijo abandonado. Y no fue hasta por la noche, el día que nevó en Granada y alrededores, cuando otros dos jóvenes, Rocío Rodríguez y Sergio Jiménez, consiguieron salvar a la labradora que tanto se resistía a salir allí. “Estaban en muy mal estado, todos muy delgados menos la husky, que creemos que fue la que mordió al cachorro en el ojo al pelearse por algo de comida, es la más fuerte de los cuatro”, hecho que confirmó después el veterinario que atendió al pequeño, David López de la Clínica Veterinaria Argos en Maracena. “El cachorro tenía la herida de la mordida muy infectada, por estar en la calle y probablemente por rascarse, pero no le afectó al ojo”, asegura el veterinario. Le dieron su baño y su tratamiento con antibióticos, y salvo eso “se encuentra bien”. David también asistió al pointer “en estado caquéctico, se nota que los perros no estaban bien alimentados”.
Iulia Vega, quien se llevó de acogida a su casa al cachorro con la cara herida y al pointer, asegura que el cortijo abandonado donde se encontraban los perros pertenece a un asentamiento rumano. “Tener a los perros en estas malas condiciones, incluso encadenados, no es que los rumanos lo hagan con mala intención, si no por su propia cultura. Para ellos los perros son una herramienta que les sirve para guardar su casa”, afirma Iulia que procede de Rumanía.
Los cuatro perros se mostraban durante los primeros días “muy asustados”, pero en cuestión de cuatro o cinco días “han dado un cambio gigante”, asegura Pepa que va a visitarlos a sus casas de acogida. Todos son jóvenes: el cachorro tiene tres meses de edad, el cruce de labradora ocho meses, el cruce de pointer año y medio, y la husky malamute tres años.Tanto el cachorro como la husky ya han encontrado una familia que les adopte. El cachorro está con una pareja de Granada que le ha bautizado como Phantom, “por la herida en el ojo que parece el fantasma de la ópera”, cuenta Pepa. Y la husky sigue con Isabel a la espera de ser castrada para enviarla a Gandía. La labradora y el pointer en cambio todavía buscan un hogar en el que les cuiden y les mimen tras pasar los inicios de su vida en la calle. Iulia que tiene al pointer en casa asegura que es un amor de perro, “no se separa de su manta, si me cambio de habitación me sigue con ella. Estos perros no han dormido sobre blando en su vida”.
Si estás interesado en adoptar a la labradora (ocho meses de edad) o al pointer (de año y medio), estos son los emails de contacto:
– Pepa Tenorio: magikkaplom@hotmail.com
– Rocío Rodríguez: rrguezgom@ugr.es
Además de garrapatas, pulgas y un hambre atroz, “está en los huesos”, eso es lo único que tiene Lolita, miedo. “En casa es como si no estuviera, no hace ruido ninguno. Se mete debajo de los sillones o de la mesa cuando escucha la voz de un hombre en la tele”, explica Iulia que dice que poco a poco come mejor. De los tres perros que tiene en acogida, solo se lleva bien con Missy, “con los demás sale corriendo, les teme, aunque solo quieran jugar con ella”. Missy viene de las calles de Lanjarón. “Tiene un ojo malo de un golpe que le dieron y una oreja rota que siempre se le queda abajo, también de una paliza según confirmó el veterinario en su día”. Lleva varios meses con ella y tras todo este tiempo de trabajo, Missy ya pasea con correa al lado de Iulia, “es lo más sumiso del mundo y muy cariñosa”.
Esta joven rumana pretende hacer lo mismo con Lolita, quitarle ese miedo con el trabajo diario y con la ayuda de Missy. Si alguien está interesado en tener más información sobre Missy o Lolita para adoptarlas, puedes ponerte en contacto con Iulia a través de su cuenta de Facebook.
Gracias al trabajo en equipo y sobre todo a la solidaridad, estas siete personas han hecho posible en menos de una semana que cinco perros pasen de vivir en el duro y frío suelo de la calle, mal alimentados y despreciados, a tener una mano amiga que les ofrece la oportunidad de tener el calor de un hogar.
La semana pasada los dos perros, un cruce de labradora y un cruce de pointer, volvieron a dar señales de vida y ahora trabajadores de la zona amenazaban con llamar a la perrera para que se los llevaran. Rápidamente Pepa solicitó de nuevo ayuda en Facebook y gracias a la difusión del caso por otra conocida perruna, Sara Sánchez, lograron que cuatro personas más se ofrecieran a rescatarlos. Cuando Leles Garrido e Isabel García se plantaron allí y vieron por donde se colaban los perros, comprobaron que donde se escondían, “una especie de cortijo vallado”, había dos más: una husky malamute y un cachorro mestizo con “la cara echada abajo” por un mordisco. Isabel y Leles lograron sacar de allí a través del boquete por el que se metían, esa mañana del 3 de febrero, al cachorro y al pointer “con la ayuda de un bocadillo de lomo caliente”.
Al día siguiente la aventura continuaba. Isabel y Leles lograron que la husky saliera del cortijo abandonado. Y no fue hasta por la noche, el día que nevó en Granada y alrededores, cuando otros dos jóvenes, Rocío Rodríguez y Sergio Jiménez, consiguieron salvar a la labradora que tanto se resistía a salir allí. “Estaban en muy mal estado, todos muy delgados menos la husky, que creemos que fue la que mordió al cachorro en el ojo al pelearse por algo de comida, es la más fuerte de los cuatro”, hecho que confirmó después el veterinario que atendió al pequeño, David López de la Clínica Veterinaria Argos en Maracena. “El cachorro tenía la herida de la mordida muy infectada, por estar en la calle y probablemente por rascarse, pero no le afectó al ojo”, asegura el veterinario. Le dieron su baño y su tratamiento con antibióticos, y salvo eso “se encuentra bien”. David también asistió al pointer “en estado caquéctico, se nota que los perros no estaban bien alimentados”.
Iulia Vega, quien se llevó de acogida a su casa al cachorro con la cara herida y al pointer, asegura que el cortijo abandonado donde se encontraban los perros pertenece a un asentamiento rumano. “Tener a los perros en estas malas condiciones, incluso encadenados, no es que los rumanos lo hagan con mala intención, si no por su propia cultura. Para ellos los perros son una herramienta que les sirve para guardar su casa”, afirma Iulia que procede de Rumanía.
Los cuatro perros se mostraban durante los primeros días “muy asustados”, pero en cuestión de cuatro o cinco días “han dado un cambio gigante”, asegura Pepa que va a visitarlos a sus casas de acogida. Todos son jóvenes: el cachorro tiene tres meses de edad, el cruce de labradora ocho meses, el cruce de pointer año y medio, y la husky malamute tres años.Tanto el cachorro como la husky ya han encontrado una familia que les adopte. El cachorro está con una pareja de Granada que le ha bautizado como Phantom, “por la herida en el ojo que parece el fantasma de la ópera”, cuenta Pepa. Y la husky sigue con Isabel a la espera de ser castrada para enviarla a Gandía. La labradora y el pointer en cambio todavía buscan un hogar en el que les cuiden y les mimen tras pasar los inicios de su vida en la calle. Iulia que tiene al pointer en casa asegura que es un amor de perro, “no se separa de su manta, si me cambio de habitación me sigue con ella. Estos perros no han dormido sobre blando en su vida”.
Si estás interesado en adoptar a la labradora (ocho meses de edad) o al pointer (de año y medio), estos son los emails de contacto:
– Pepa Tenorio: magikkaplom@hotmail.com
– Rocío Rodríguez: rrguezgom@ugr.es
Lolita y Missy, dos perras tiradas a la calle
Por si Iulia Vega no tuviera suficiente con acoger al pointer y a la
labradora, el pasado día 10 se hacía cargo de Lolita, una pequeña
podenca, de tan solo cinco kilos y un par de años de edad, tirada en la
calle. “Me enteré del caso por Facebook, una chica muy joven del Pantano
de los Bermejales buscaba acogida urgente, sus padres no le dejan tener
más animales en casa”, relata Iulia. Al parecer, según le trasladó la
joven, “a la podenca le pegaron una paliza para que no volviera a casa
–continúa Iulia–. Está muy mal, no te mira ni a la cara. Tiene muchos
moratones en las patas y un montón de costras de heridas que se le han
ido curando. Es más, ve a un hombre y se hace pis encima, con las
mujeres no tiene problemas”.Además de garrapatas, pulgas y un hambre atroz, “está en los huesos”, eso es lo único que tiene Lolita, miedo. “En casa es como si no estuviera, no hace ruido ninguno. Se mete debajo de los sillones o de la mesa cuando escucha la voz de un hombre en la tele”, explica Iulia que dice que poco a poco come mejor. De los tres perros que tiene en acogida, solo se lleva bien con Missy, “con los demás sale corriendo, les teme, aunque solo quieran jugar con ella”. Missy viene de las calles de Lanjarón. “Tiene un ojo malo de un golpe que le dieron y una oreja rota que siempre se le queda abajo, también de una paliza según confirmó el veterinario en su día”. Lleva varios meses con ella y tras todo este tiempo de trabajo, Missy ya pasea con correa al lado de Iulia, “es lo más sumiso del mundo y muy cariñosa”.
Esta joven rumana pretende hacer lo mismo con Lolita, quitarle ese miedo con el trabajo diario y con la ayuda de Missy. Si alguien está interesado en tener más información sobre Missy o Lolita para adoptarlas, puedes ponerte en contacto con Iulia a través de su cuenta de Facebook.
Gracias al trabajo en equipo y sobre todo a la solidaridad, estas siete personas han hecho posible en menos de una semana que cinco perros pasen de vivir en el duro y frío suelo de la calle, mal alimentados y despreciados, a tener una mano amiga que les ofrece la oportunidad de tener el calor de un hogar.
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