SAN CECILIO DE FIESTA Y FERVOR LAS CALLESDE HIDTORICO BARRIO DEL REALEJO
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La imagen del patrón de la ciudad salió de la capilla próxima a su parroquia, donde esperaban varios cientos de personas
El frío de este sábado tarde no fue obstáculo para que un buen número
de granadinos acompañaran a la imagen de San Cecilio, patrón de la
ciudad, por las calles del barrio del Realejo. Hace unos años se
recuperó esta procesión haciéndola coincidir con el sábado primero de
febrero para no obstaculizar la popular romería en el Sacromonte del
domingo, que en esta ocasión se celebró antes que la procesión.
La capilla próxima a la parroquia de San Cecilio, en la ladera de la Alhambra, fue el lugar de cita de muchos vecinos de la ciudad y de las hermandades que formaban en el interior del templo esperando el momento de la salida. El nuevo párroco, Juan Manuel Molina, y el auxiliar Luis Antonio García, estaban presentes revestidos con capa pluvial roja, mientras en cabeza aguardaban el momento de la oración previa a la salida las cofradías y hermandades que representarían a buena parte de la ciudad.
En la calle esperaba el público «porque ya mismo se abren las puertas y verás que bonico está San Cecilio», como le decía una madre a sus hijos que mataban el tiempo jugando con las borlas de los uniformes de la agrupación que iría tras la imagen.
El cortejo lo abría la cruz parroquial y tras ella el estandarte de San Cecilio con su medallón de plata. Formaban a continuación las hermandades de la Virgen de los Ángeles, también del barrio del Realejo. Detrás, la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia, la albaicinera de la Aurora Coronada y la de la Oración de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos. Las puertas de la capilla adosada al templo ya permitían ver a San Cecilio con su adorno de clavel y rosas rojas en consonancia cromática con el dorado y el plateado de su paso. Todo ello donado por la cofradía del Santísimo Cristo de los Favores. «Es un honor para la cofradía colaborar con la parroquia en la organización del cortejo y en la participación en los actos de culto y procesión», señaló a IDEAL el hermano mayor de la cofradía, Francisco Cordones.
Seguían fluyendo del interior de la parroquia patronal las cofradías del Rosario en sus Misterios Dolorosos y la de la Santa Cena a las que seguían la de gloria de María Auxiliadora de la Alhambra y la Archicofradía del Rosario Coronada. De las cofradías del Realejo tan sólo la del Señor de la Humildad estaba ausente.
Las representaciones de hermandades las cerraba la de la Virgen de las Angustias, patrona de Granada, la más próxima a la imagen de San Cecilio. Antes de la presidencia veíamos corporativamente a la Real Federación de Cofradías con guión y sus miembros con varas, que se estrenaban por vez primera en las calles de la ciudad. «El pleno de hermanos mayores aceptó la propuesta de realizarlas pues siempre que la Federación estaba presente en algún acto las tenían que prestar alguna cofradía», como nos comentó el presidente, Jesús Muros. La cofradía de los Favores también estaba en el cortejo con guión y detrás la presidencia con el hermano mayor de esta corporación penitencial. La representación municipal la ostentó la edil Rocío Díaz «porque no puede faltar como cada año la presencia de la ciudad en la procesión del patrón», como indicó a IDEAL.
El himno nacional marcó las cinco y cuarto de la tarde, instante en el que San Cecilio salí a la calle y comenzaba su camino para bajar por la Cuesta de su nombre hasta el Campo del Príncipe. 'Cristo de los Gitanos' era la composición que interpretó la agrupación musical del Dulce Nombre de Jesús en la placeta junto a la parroquia, una veterana composición del sevillano Antonio Velasco. Mandaba el paso el capataz de la cofradía de los Favores, Alberto Ortega, auxiliado por los integrantes de su equipo.
Tras el rezo de la oración jubilar se dispuso continuar la procesión que bajó por la plaza del Realejo hasta la iglesia de Santo Domingo y continuó por Fray Luis de Granada hasta la Cuesta del Progreso. Ya eran cercanas las siete de la tarde cuando el patrón de la ciudad regresaba por San Matías hasta la calle Pavaneras y desde aquí a Santa Escolástica, plaza de Fortuny y Molinos. Ya empezaba a caer la noche en la ciudad y era numeroso el público que esperaba el momento del paso de la comitiva.
La capilla próxima a la parroquia de San Cecilio, en la ladera de la Alhambra, fue el lugar de cita de muchos vecinos de la ciudad y de las hermandades que formaban en el interior del templo esperando el momento de la salida. El nuevo párroco, Juan Manuel Molina, y el auxiliar Luis Antonio García, estaban presentes revestidos con capa pluvial roja, mientras en cabeza aguardaban el momento de la oración previa a la salida las cofradías y hermandades que representarían a buena parte de la ciudad.
En la calle esperaba el público «porque ya mismo se abren las puertas y verás que bonico está San Cecilio», como le decía una madre a sus hijos que mataban el tiempo jugando con las borlas de los uniformes de la agrupación que iría tras la imagen.
El cortejo lo abría la cruz parroquial y tras ella el estandarte de San Cecilio con su medallón de plata. Formaban a continuación las hermandades de la Virgen de los Ángeles, también del barrio del Realejo. Detrás, la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia, la albaicinera de la Aurora Coronada y la de la Oración de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos. Las puertas de la capilla adosada al templo ya permitían ver a San Cecilio con su adorno de clavel y rosas rojas en consonancia cromática con el dorado y el plateado de su paso. Todo ello donado por la cofradía del Santísimo Cristo de los Favores. «Es un honor para la cofradía colaborar con la parroquia en la organización del cortejo y en la participación en los actos de culto y procesión», señaló a IDEAL el hermano mayor de la cofradía, Francisco Cordones.
Seguían fluyendo del interior de la parroquia patronal las cofradías del Rosario en sus Misterios Dolorosos y la de la Santa Cena a las que seguían la de gloria de María Auxiliadora de la Alhambra y la Archicofradía del Rosario Coronada. De las cofradías del Realejo tan sólo la del Señor de la Humildad estaba ausente.
Las representaciones de hermandades las cerraba la de la Virgen de las Angustias, patrona de Granada, la más próxima a la imagen de San Cecilio. Antes de la presidencia veíamos corporativamente a la Real Federación de Cofradías con guión y sus miembros con varas, que se estrenaban por vez primera en las calles de la ciudad. «El pleno de hermanos mayores aceptó la propuesta de realizarlas pues siempre que la Federación estaba presente en algún acto las tenían que prestar alguna cofradía», como nos comentó el presidente, Jesús Muros. La cofradía de los Favores también estaba en el cortejo con guión y detrás la presidencia con el hermano mayor de esta corporación penitencial. La representación municipal la ostentó la edil Rocío Díaz «porque no puede faltar como cada año la presencia de la ciudad en la procesión del patrón», como indicó a IDEAL.
El himno nacional marcó las cinco y cuarto de la tarde, instante en el que San Cecilio salí a la calle y comenzaba su camino para bajar por la Cuesta de su nombre hasta el Campo del Príncipe. 'Cristo de los Gitanos' era la composición que interpretó la agrupación musical del Dulce Nombre de Jesús en la placeta junto a la parroquia, una veterana composición del sevillano Antonio Velasco. Mandaba el paso el capataz de la cofradía de los Favores, Alberto Ortega, auxiliado por los integrantes de su equipo.
Vestimenta
No faltó gente alrededor de la imagen de San Cecilio que vestía alba
blanca con estola roja y capa pluvial también del mismo color, esta
última cedida por las monjas de la comunidad religiosa de los Ángeles.
Mitra bordada tocaba a la imagen sobre su testa. La talla de San Cecilio
es obra del escultor granadino Francisco Morales, de finales del siglo
XIX, y preside durante el año el retablo mayor de la parroquia, donde se
puede venerar durante todo el año.Tras el rezo de la oración jubilar se dispuso continuar la procesión que bajó por la plaza del Realejo hasta la iglesia de Santo Domingo y continuó por Fray Luis de Granada hasta la Cuesta del Progreso. Ya eran cercanas las siete de la tarde cuando el patrón de la ciudad regresaba por San Matías hasta la calle Pavaneras y desde aquí a Santa Escolástica, plaza de Fortuny y Molinos. Ya empezaba a caer la noche en la ciudad y era numeroso el público que esperaba el momento del paso de la comitiva.
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