EL FARO DE VIGO
En Ponte Caldelas, una de las zonas más afectadas por el fuego, se analiza la recuperación del terreno en un total de 30 parcelas y la pérdida de sedimentos está siendo menor de lo esperado pese a las intensas lluvias
Nueva vegetación comienza a aparecer entre las cenizas de los montes quemados de Barbudo. // G. Santos
Tras un final de verano con graves incendios forestales y con el transcurso de este invierno marcado por lluvias intensas e incluso torrenciales, había cierta preocupación sobre los niveles de erosión que pudieran sufrir los montes más afectados por el fuego. A tan solo unos kilómetros de Pontevedra, desde el Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán, se coordinaron estas actuaciones puestas en marcha por la Consellería de Medio Rural para impedir que el arrastre de sedimentos a causa de las lluvias tuviera consecuencias graves para los montes, para las viviendas del entorno (por el peligro de las inundaciones) y para el marisqueo, por la llegada de estos sedimentos y cenizas al mar a través de los cauces fluviales.
Desde el Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán se ha ido haciendo un seguimiento pormenorizado de la evolución de los montes quemados y que han recibido este tipo de tratamientos preventivos, entre ellos el más significativo que consistió en arrojar grandes cantidades de paja sobre el terreno calcinado, una técnica conocida como "mulching". El resultado obtenido está siendo más que satisfactorio hasta el momento. El director del Centro de Investigaciones Forestales, José Antonio Vega, señaló que la aplicación de esta técnica en combinación con otros tratamientos permitió reducir los niveles de erosión en los terrenos quemados hasta en un 90% en una de las zonas más afectadas por el fuego en Galicia como fue Ponte Caldelas.
Según explica José Antonio Vega, en este municipio pontevedrés se acotaron un total de 30 parcelas para monitorizar los niveles de erosión, que se medían después de cada periodo de lluvias fuertes. Estas áreas de estudio estaban ubicadas en tres puntos distintos de la zona de Barbudo, Penarada y Rebordelo y en cada una de ellas había cinco parcelas que habían recibido el tratamiento de "mulching" con paja y otras cinco que se dejaron sin ningún tipo de técnica de regeneración. A lo largo de los últimos meses se han ido midiendo los niveles de sedimentos en el suelo así como de la intensidad de la lluvia y Antonio Vega afirma que los datos obtenidos son "espectaculares" en el caso de Ponte Caldelas en donde se redujo de esta manera tan notable la erosión.
Disponer de estas parcelas juntas, unas tratadas y otras no, permite a los investigadores disponer de "una valoración muy buena, directa y realista sobre el mismo terreno y bajo las mismas condiciones naturales de lluvia en las que se encuentra el resto del terreno quemado en recuperación, es por ello que damos una gran importancia a esta información que hemos obtenido", señala el director del Centro de Lourizán. El resultado es que los terrenos tratados con el "mulching" (con la aplicación de paja en superficie) o con la novedosa técnica del "helimulching" (con el "bombardeo" de paja desde un helicóptero que se utilizó por primera vez en Europa aquí en Galicia y también en Ponte Caldelas) han soportado "mejor de lo que esperábamos las lluvias que fueron muy fuertes con alguna jornada de más de 100 litros por metro cuadrado".
El propio director xeral de Montes de Medio Rural, Tomás Fernández Couto, ya presentó estos resultados positivos a los miembros del Consello Forestal de Galicia. Los propios comuneros de Barbudo, en Ponte Caldelas, reconocen que aunque los incendios han dejado sus montes heridos de muerte, parece que las técnicas empleadas para evitar la erosión y las riadas están logrando que el arrastre de sedimentos sea menor de lo esperado y evitando que se agudice la tragedia ecológica vivida el pasado verano en este monte.
Comentarios
Publicar un comentario