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La persistencia de la crisis obliga a miles de familias a optar por los productos básicos y la gama de congelados
11.04.14 - 00:48 -
Siete años consecutivos de crisis económica es un tiempo excesivo para que cualquier familia con ingresos de tipo medio -no digamos las que no los tienen- pueda resistir su impacto sin tomar medidas al respecto. Tras suprimir todos los gastos superfluos y después algunos de los necesarios, les ha llegado el momento de meter también la tijera en los básicos. Como es la cesta de la compra, cuya composición ha variado en los últimos años a medida que las dificultades económicas se hacían más evidentes. Cabe recordar en este punto, que la renta disponible de las familias españolas ha caído en un 12% desde 2007 y que en el caso de las granadinas a esa cifra hay que añadirle tres o cuatro puntos más.
Los últimos datos hechos públicos días atrás por la firma consultora Nielsen muestran que los ciudadanos se declaran hipersensibles al precio de los alimentos y que las dos terceras partes de su cesta de la compra la componen ya productos denominados 'secos' frente al tercio restante que queda para 'frescos', léase en este último caso el pescado, la carne, las verduras y las frutas. La razón es obvia: los primeros tienen un precio mucho más barato que los segundos, de ahí que se opte por ellos para reducir precisamente el coste que supone la alimentación de los integrantes de cualquier hogar.
Como cada céntimo cuenta, el citado informe señala que en la cesta de la compra están presentes los alimentos básicos como son las legumbres, el arroz, la pasta, el pan, las galletas, la mantequilla, la cerveza o el aceite en sus distintas variedades. También los productos congelados, bien sea carne, verduras o pescado, y aquellos otros que están ya elaborados y que la industria de la alimentación ofrece hoy a precios mucho más asequibles que años atrás, porque conoce de las dificultades de los consumidores. El caso más esclarecedor a este respecto son las pizzas, que tienen una gran demanda y un coste realmente asequible.
Otro factor a tener en cuenta es la amplia gama de formatos en que las empresas del sector ofrecen sus productos alimenticios, conscientes de que no todos los consumidores son iguales ni la demanda que exigen es la misma. De ahí que en el caso de estos alimentos elaborados o preelaborados, los envases en los que se presentan vayan de los de tamaño 'mini' para raciones individuales a los 'maxi' dirigidos a familias numerosas o los de tipo 'gourmet' como son los loncheados, para aquellos que no quieren renunciar a la calidad por cuestión de precio.
Junto al ajuste directo en el gasto, otra medida que se ha generalizado entre los compradores de alimentos es la utilización de una lista predefinida sobre los productos que hay que adquirir. El informe antes citado es concluyente al respecto: siete de cada diez compradores acude al supermercado o al hipermercado con una lista ya elaborada y procura no salirse de la misma, pues es consciente que solo de esa manera ajustará el gasto en alimentación al presupuesto mensual de que dispone.
Más gasto
Pese a lo que pudiera parecer, el hecho de que los granadinos y los españoles en su conjunto opten por productos básicos, reduzcan el consumo de algunos de los frescos y apuesten también por los congelados no ha implicado un menor gasto. No, al menos, durante el pasado 2013. Si echamos mano, en este caso, de los datos de consumo alimentario en España durante el pasado ejercicio, hechos públicos por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el gasto alimentario en los hogares españoles se incrementó en un 2,4%. Pero, cuidado, el consumo como tal lo hizo en un exiguo 0,8% por lo que la diferencia hasta llegar al primer dato es la derivada del incremento en el precio de los alimentos y que sumó el 1,6% restante.
El consumo por persona durante el pasado año alcanzó 676 euros, con un incremento del 2,2%, mientras que el gasto medio -lo que realmente pagamos por alimentarnos- ascendió a 1.524 con un repunte, por las razones explicadas, del 3,8%. En este punto resalta especialmente otro dato, el que Andalucía y por extensión también esta provincia, computa cifras mucho menores: 626 euros en consumo -50 menos que la media nacional- y 1.297 euros en gasto, con una diferencia a la baja de 252 euros.
Al comparar los resultados de los trabajos del Nielsen y del Ministerio de Agricultura, realmente coinciden en lo esencial: la cesta de la compra contiene cada vez más productos básicos y menos frescos. El departamento que encabeza Miguel Arias Cañete es contundente al respecto, pues señala en la estadística del mencionado estudio que en volumen, crece el consumo de huevos (3,4%), aceite (3,3%), pan (2,8%), patatas y hortalizas (1,9%), leche (1,1%) pero cae estrepitosamente el de vino (-3,7%), zumos (-2,5%), fruta fresca (-2,2%) y carne (-0,1%). En línea con lo anterior va el gasto, que crece también en todos los alimentos considerados básicos pero se reduce en los restantes.
Mercagranada
Mercagranada surte de productos frescos -hortalizas, fruta y pescado, pues no comercializa carne- a buena parte de los distribuidores alimentarios de la provincia. Por ello, la evolución de sus ventas, aunque sean mayoristas, también es un buen reflejo de lo que ocurre con el consumo de alimentos. Los datos cerrados del pasado año son esclarecedores al respecto: la comercialización de frutas y hortalizas experimentó un crecimiento en relación con el año anterior de más del 10%, repartiéndose de forma diferente este crecimiento entre hortalizas (+17,2%), frutas (+8,3%) y patatas (-0,7%). En cuanto al pescado, tuvo una importante caída del 3,93%, repartiéndose la misma entre pescado y marisco fresco (-4,28 %) y congelado (-0,76 %).
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