-
La ya completa A-7 pone fin a las dos horas de trayecto que se tardaban en cruzar el litoral a través de la N-340
La autovía del Mediterráneo (A-7), al fin, es una realidad. Tras 25
años de espera, la provincia de Granada, y más concretamente la Costa
Tropical, se benefician desde la apertura el pasado miércoles de su
último tramo de una conexión directa hacia Málaga y Almería que reducen
los tiempos empleados en recorrer el litoral. De hecho, los 67,9
kilómetros que discurren entre el viaducto de Cantarriján − que linda
con Málaga − hasta una vez pasado El Castillo de Huarea − límite con
Almería − se realizan en 46 minutos, tal y como comprobó este jueves
IDEAL en un trayecto en el que se cumplieron escrupulosamente los
límites de velocidad y que relatamos a continuación.
El kilómetro ‘0’ del viaje nos lleva al citado viaducto de Cantarriján, la vía de acceso a la provincia por la A-7 desde el Oeste. Una vez sobrepasado el túnel del Marchante, cuyo límite de velocidad mengua según el día entre 80 y 100 kilómetros por hora, se accede al municipio de Almuñécar, en concreto a La Herradura. En recorrer dicho tramo hasta Motril, saludar a dos autoestopistas que pedían asiento por la patilla en la incorporación de Taramay, y llegar a la primera salida hacia Motril vía N-340 se tardan 13 minutos.
Son las doce del mediodía y la circulación es rápida, no hay grandes aglomeraciones. Una vez sobrepasado el puente del valle del Guadalfeo, sin embargo, comienzan a verse más camiones a medida que el paisaje va cambiando del verdor de La Gorgoracha al plástico de los invernaderos. Sólo tres minutos después, la A-7 ofrece la posibilidad de cambiar de aires hacia Granada por medio de la A-44.
El desvío al puerto de Motril, accesible por esta vía desde el pasado marzo, se encuentra a otros tres minutos del anterior punto (20 minutos desde Cantarriján). Justo antes de llegar el carril de frenado de emergencia permanece cerrado como lo atestiguan unos conos. Mal día para pasarse de frenada.
Una vez atravesado un túnel, se llega al último tramo abierto, el que une Carchuna y Castell de Ferro por medio de 10,1 kilómetros que reducen en unos 10-15 minutos los tiempos empleados en recorrerlos y que, hasta esta semana, se debían hacer por la antigua N-340. Este ahorro − entre ambos accesos hay únicamente siete minutos − permite que se invierta en cruzar toda la comarca 46 minutos, en vez de la hora, aproximadamente, en la que solía hacerse hasta el miércoles con la citada combinación de la autovía y la nacional.
Paciencia
A partir de ese tramo, cuando llevamos 31 minutos de viaje, comienza un sinfín de señales de limitación de circulación a más de 80 km/h que le ayudarán, durante un buen rato, a desarrollar una buena dosis de paciencia hasta casi la salida hacia Albuñol. Los túneles, pese a ser de reciente construcción, no poseen apenas arcenes, así que decelere.
Tras 12 minutos de travesía -y en los que este periódico ha sido adelantado por varios autobuses y camiones por encima del límite permitido, aparece el desvío hacia Albuñol. Ya han transcurrido 43 minutos y nos acercamos al final.
En los últimos coletazos de la ‘visita’ algunas hileras de conos restringen la circulación a un solo carril. Varios operarios limpian las piedras de los desagües y las laderas cercanas como medida preventiva para evitar que, en caso de fuertes precipitaciones, estas invadan la autovía. Una vez queda atrás la salida hacia El Castillo de Huarea, y con un repentino cambio del asfalto, llegamos a la provincia de Almería. 46 minutos después del comienzo.
Ya de regreso, pasamos por el conflictivo tramo que une Carchuna y Castell por la N-340 y que, como comprobamos, fue denostado rápidamente: apenas una decena de vehículos circularon durante casi nueve minutos, cero camiones. Atrás quedan ya las casi dos horas en las que la nacional conectaba la Costa. Eso sí, acepte un consejo antes de emprender la aventura de la A-7: no vaya al límite con el depósito del coche o se las verá tiesas. Las gasolineras, todas fuera de la autovía, son un bien escaso.
El kilómetro ‘0’ del viaje nos lleva al citado viaducto de Cantarriján, la vía de acceso a la provincia por la A-7 desde el Oeste. Una vez sobrepasado el túnel del Marchante, cuyo límite de velocidad mengua según el día entre 80 y 100 kilómetros por hora, se accede al municipio de Almuñécar, en concreto a La Herradura. En recorrer dicho tramo hasta Motril, saludar a dos autoestopistas que pedían asiento por la patilla en la incorporación de Taramay, y llegar a la primera salida hacia Motril vía N-340 se tardan 13 minutos.
Son las doce del mediodía y la circulación es rápida, no hay grandes aglomeraciones. Una vez sobrepasado el puente del valle del Guadalfeo, sin embargo, comienzan a verse más camiones a medida que el paisaje va cambiando del verdor de La Gorgoracha al plástico de los invernaderos. Sólo tres minutos después, la A-7 ofrece la posibilidad de cambiar de aires hacia Granada por medio de la A-44.
El desvío al puerto de Motril, accesible por esta vía desde el pasado marzo, se encuentra a otros tres minutos del anterior punto (20 minutos desde Cantarriján). Justo antes de llegar el carril de frenado de emergencia permanece cerrado como lo atestiguan unos conos. Mal día para pasarse de frenada.
Una vez atravesado un túnel, se llega al último tramo abierto, el que une Carchuna y Castell de Ferro por medio de 10,1 kilómetros que reducen en unos 10-15 minutos los tiempos empleados en recorrerlos y que, hasta esta semana, se debían hacer por la antigua N-340. Este ahorro − entre ambos accesos hay únicamente siete minutos − permite que se invierta en cruzar toda la comarca 46 minutos, en vez de la hora, aproximadamente, en la que solía hacerse hasta el miércoles con la citada combinación de la autovía y la nacional.
Paciencia
A partir de ese tramo, cuando llevamos 31 minutos de viaje, comienza un sinfín de señales de limitación de circulación a más de 80 km/h que le ayudarán, durante un buen rato, a desarrollar una buena dosis de paciencia hasta casi la salida hacia Albuñol. Los túneles, pese a ser de reciente construcción, no poseen apenas arcenes, así que decelere.
Tras 12 minutos de travesía -y en los que este periódico ha sido adelantado por varios autobuses y camiones por encima del límite permitido, aparece el desvío hacia Albuñol. Ya han transcurrido 43 minutos y nos acercamos al final.
En los últimos coletazos de la ‘visita’ algunas hileras de conos restringen la circulación a un solo carril. Varios operarios limpian las piedras de los desagües y las laderas cercanas como medida preventiva para evitar que, en caso de fuertes precipitaciones, estas invadan la autovía. Una vez queda atrás la salida hacia El Castillo de Huarea, y con un repentino cambio del asfalto, llegamos a la provincia de Almería. 46 minutos después del comienzo.
Ya de regreso, pasamos por el conflictivo tramo que une Carchuna y Castell por la N-340 y que, como comprobamos, fue denostado rápidamente: apenas una decena de vehículos circularon durante casi nueve minutos, cero camiones. Atrás quedan ya las casi dos horas en las que la nacional conectaba la Costa. Eso sí, acepte un consejo antes de emprender la aventura de la A-7: no vaya al límite con el depósito del coche o se las verá tiesas. Las gasolineras, todas fuera de la autovía, son un bien escaso.
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios
Publicar un comentario