La mayor presencia policial no reduce los ánimos de los jóvenes que acuden al recinto No desean otra actividad
El aumento de la presión policial no reduce las ganas de fiesta
en el botellódromo. El pasado viernes se vivió una nueva noche de copas
que causó un gran descontento entre los vecinos del entorno de Hipercor
que comprobaron cómo de nuevo, sobre las doce de la noche, decenas de
jóvenes avanzaban hacia el polémico recinto. Una vez allí, se repitió lo
de siempre. Risas, reencuentos, y alegría. Pero también algún que otro
llanto o enfado. Un total de 47 personas fueron sancionadas por la
Policía Local por orinar en la vía pública. Lo barato al final...
siempre sale caro.
Sin embargo, los jóvenes que frecuentan este recinto no tienen intención de abandonarlo. De hecho, se muestran a favor de que exista y no ven viable las alternativas de ocio que se plantean. Así, a la pregunta ¿qué plan alternativo os gustaría tener en Granada? La respuesta más rápida y sincera es: Ninguno. Quieren ir al botellódromo a pegarse unos cubatas y punto. "¿Qué nos van a ofrecer a la una de la mañana?" se preguntaron Eva en este sentido, María y Alicía, tres amigas estudiantes de Magisterio Infantil, Derecho y LADE de 19 años que suelen visitar este espacio cada fin de semana. Lo hacen en especial cuando hace "buen tiempo", para después ir a alguna discoteca como Mae West, Campus o Vogue. "No podemos hacer botellón en el piso porque molestamos a los vecinos así que lo hacemos aquí", detallan estas jóvenes que compran las bebidas en las tiendas que salpican el barrio del Hipercor. Según su opinión "si vas a una discoteca tienes que beber". Cuesta más trabajo bailar sobrio.
La misma opinión que tienen Ricardo, Renato y Javi de 21 y 19 años y que estudian un módulo superior, Ingeniería de Edificación y Derecho respectivamente. Para ellos, el mejor plan del fin de semana es echarse unas copas en el botellódromo, un lugar que consideran idóneo ya que está "más controlado". Sobre la posibilidad de que se cierre lo tienen claro: "Es imposible de llevar a cabo". "¿Qué van a multar, a mil personas?, eso es imposible".
Para Ana y Carmen, de 20 y 23 años y estudiantes de Farmacia, la clave no está tanto en promocionar otras actividades de ocio si no en concienciar a los jóvenes para que tiren la basura en los contenedores, no hagan ruido ni orinen en lugares no permitidos. Aunque esto último está difícil. Los baños del botellódromo están cerrados a cal y canto. La vía pública es el único sitio posible. "Pero míralo si está haciendo pipí ahí en medio", exclamó con estupor María Dolores Machado, vecina que se encontraba el pasado viernes en la calle Santa Clotilde donde sobre las doce de la noche decenas de jóvenes compraban en los dos comercios. "Uno de ellos abre cuando quiere", criticó esta vecina que detalló que una de estas tiendas abre, normalmente sobre las doce de la noche. Tanto ella, como el resto de vecinos que residen en esta calle y en las colindantes están desesperados. Piden que se cierre el recinto pero que también se trabaje con los más jóvenes para que no caigan en la cultura de la borrachera "obligada" para salir a bailar. "La media de edad cada vez baja más", detalló Machado. En ese mismo instante pasa un grupo de jóvenes que no superan los 16 años. Maquilladas hasta la última pestaña, intentan -como se ha hecho toda la vida- echarle unos cuantos años extra a su DNI. Su sueño, crecer, aunque sea un poquito para salir hasta algo más tarde.
"Es la segunda vez que venimos", detallaron María, Ángela y Cristina todas ellas de 16 años. Según explicaron sus padres les dejan salir hasta las 1:30 de la madrugada de vez en cuando. El inicio del puente de la Hispanidad fue una de estas ocasiones. "Nos gusta el ambiente, viene mucha gente por aquí de nuestra edad. Cuando venimos apenas bebemos", relataron. Sobre la posibilidad de que cierren el recinto, lo tienen claro: "se va a seguir haciendo botellón, no tiene sentido. A la juventud que empezamos a salir ahora nos daría mucho coraje". También se muestran reacias a los planes alternativos. "Las excursiones o el deporte se pueden hacer a cualquier otra hora del día", zanjaron. Por su parte, Marcos y Paco, recuerdan que "este es el único sitio donde se puede estar si no quieres ir a un bar". Y ellos, con sus dieciséis años y una litrona de cerveza escondida entre los pies de momento lo prefieren.
El Ayuntamiento de Granada tiene previsto convocar una comisión mixta para tratar el futuro del botellódromo a lo largo de este mes. Será en este espacio donde se debata su posible cierre. Una medida que plantea numerosos interrogantes sobre todo por la posibilidad de que la práctica del botellón se extienda a otros lugares. De momento, los jóvenes lo tienen claro, prohibir la bebida aquí no les impedirá beber antes de salir de fiesta.
Mientras llega esta comisión, la Concejalía de Juventud realiza numerosas actividades para promover otro tipo de ocio entre los jóvenes. Este fin de semana por ejemplo se realizó una ruta nocturna el viernes, y ayer de senderismo y bicicleta. Todas estas actividades están integradas dentro del programa Enrédate que también ofrece otras muchas durante la semana para jóvenes de entre 16 y 35 años. "Los fines de semana intentamos ponerlas temprano para que se acuesten pronto y no vayan a beber", medio bromea el concejal de Bienestar Social encargado también de Juventud, Fernando Egea. Según detalla el edil, el Ayuntamiento también ofrece otras actividades en materia de prevención como son el programa Rebélate vive sin drogas que se realiza en verano o Granada sin drogas por el que pasaron este año más de 2.000 participantes de entre 10 y 30 años o el programa Granada sin drogas que ofrece charlas de concienciación en los colegios.
El Ayuntamiento de Granada también tiene un convenio con la Federación Española de Bebidas espirituosas que lleva a cabo distintas medidas como Tú Sirves, Tú Decides para que los propios establecimientos promuevan un consumo de alcohol responsable entre su clientela.
Sin embargo, los jóvenes que frecuentan este recinto no tienen intención de abandonarlo. De hecho, se muestran a favor de que exista y no ven viable las alternativas de ocio que se plantean. Así, a la pregunta ¿qué plan alternativo os gustaría tener en Granada? La respuesta más rápida y sincera es: Ninguno. Quieren ir al botellódromo a pegarse unos cubatas y punto. "¿Qué nos van a ofrecer a la una de la mañana?" se preguntaron Eva en este sentido, María y Alicía, tres amigas estudiantes de Magisterio Infantil, Derecho y LADE de 19 años que suelen visitar este espacio cada fin de semana. Lo hacen en especial cuando hace "buen tiempo", para después ir a alguna discoteca como Mae West, Campus o Vogue. "No podemos hacer botellón en el piso porque molestamos a los vecinos así que lo hacemos aquí", detallan estas jóvenes que compran las bebidas en las tiendas que salpican el barrio del Hipercor. Según su opinión "si vas a una discoteca tienes que beber". Cuesta más trabajo bailar sobrio.
La misma opinión que tienen Ricardo, Renato y Javi de 21 y 19 años y que estudian un módulo superior, Ingeniería de Edificación y Derecho respectivamente. Para ellos, el mejor plan del fin de semana es echarse unas copas en el botellódromo, un lugar que consideran idóneo ya que está "más controlado". Sobre la posibilidad de que se cierre lo tienen claro: "Es imposible de llevar a cabo". "¿Qué van a multar, a mil personas?, eso es imposible".
Para Ana y Carmen, de 20 y 23 años y estudiantes de Farmacia, la clave no está tanto en promocionar otras actividades de ocio si no en concienciar a los jóvenes para que tiren la basura en los contenedores, no hagan ruido ni orinen en lugares no permitidos. Aunque esto último está difícil. Los baños del botellódromo están cerrados a cal y canto. La vía pública es el único sitio posible. "Pero míralo si está haciendo pipí ahí en medio", exclamó con estupor María Dolores Machado, vecina que se encontraba el pasado viernes en la calle Santa Clotilde donde sobre las doce de la noche decenas de jóvenes compraban en los dos comercios. "Uno de ellos abre cuando quiere", criticó esta vecina que detalló que una de estas tiendas abre, normalmente sobre las doce de la noche. Tanto ella, como el resto de vecinos que residen en esta calle y en las colindantes están desesperados. Piden que se cierre el recinto pero que también se trabaje con los más jóvenes para que no caigan en la cultura de la borrachera "obligada" para salir a bailar. "La media de edad cada vez baja más", detalló Machado. En ese mismo instante pasa un grupo de jóvenes que no superan los 16 años. Maquilladas hasta la última pestaña, intentan -como se ha hecho toda la vida- echarle unos cuantos años extra a su DNI. Su sueño, crecer, aunque sea un poquito para salir hasta algo más tarde.
"Es la segunda vez que venimos", detallaron María, Ángela y Cristina todas ellas de 16 años. Según explicaron sus padres les dejan salir hasta las 1:30 de la madrugada de vez en cuando. El inicio del puente de la Hispanidad fue una de estas ocasiones. "Nos gusta el ambiente, viene mucha gente por aquí de nuestra edad. Cuando venimos apenas bebemos", relataron. Sobre la posibilidad de que cierren el recinto, lo tienen claro: "se va a seguir haciendo botellón, no tiene sentido. A la juventud que empezamos a salir ahora nos daría mucho coraje". También se muestran reacias a los planes alternativos. "Las excursiones o el deporte se pueden hacer a cualquier otra hora del día", zanjaron. Por su parte, Marcos y Paco, recuerdan que "este es el único sitio donde se puede estar si no quieres ir a un bar". Y ellos, con sus dieciséis años y una litrona de cerveza escondida entre los pies de momento lo prefieren.
El Ayuntamiento de Granada tiene previsto convocar una comisión mixta para tratar el futuro del botellódromo a lo largo de este mes. Será en este espacio donde se debata su posible cierre. Una medida que plantea numerosos interrogantes sobre todo por la posibilidad de que la práctica del botellón se extienda a otros lugares. De momento, los jóvenes lo tienen claro, prohibir la bebida aquí no les impedirá beber antes de salir de fiesta.
Mientras llega esta comisión, la Concejalía de Juventud realiza numerosas actividades para promover otro tipo de ocio entre los jóvenes. Este fin de semana por ejemplo se realizó una ruta nocturna el viernes, y ayer de senderismo y bicicleta. Todas estas actividades están integradas dentro del programa Enrédate que también ofrece otras muchas durante la semana para jóvenes de entre 16 y 35 años. "Los fines de semana intentamos ponerlas temprano para que se acuesten pronto y no vayan a beber", medio bromea el concejal de Bienestar Social encargado también de Juventud, Fernando Egea. Según detalla el edil, el Ayuntamiento también ofrece otras actividades en materia de prevención como son el programa Rebélate vive sin drogas que se realiza en verano o Granada sin drogas por el que pasaron este año más de 2.000 participantes de entre 10 y 30 años o el programa Granada sin drogas que ofrece charlas de concienciación en los colegios.
El Ayuntamiento de Granada también tiene un convenio con la Federación Española de Bebidas espirituosas que lleva a cabo distintas medidas como Tú Sirves, Tú Decides para que los propios establecimientos promuevan un consumo de alcohol responsable entre su clientela.
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