La Alhambra se ve obligada a utilizar aguas
residuales para riegos, estanques y surtidores Ni la Junta ni la
Confederación Hidrográfica acometen las obras necesarias para depurarlas
previamente
Posiblemente ninguna de las 3.113.000 personas que visitaron la
Alhambra y el Generalife el año pasado sabe que las aguas cantarinas y
juguetonas que llenan de vida sus jardines, estanques, cascadas y
acequias son, en buena parte, residuos fecales sin depurar. Seguramente a
ninguno se le habrá ocurrido beber de ellas. Si se atreve a hacerlo,
quizás se lleve un buen recuerdo: una diarrea de categoría contagiada en
este conjunto Patrimonio de la Humanidad.
Eso no siempre fue así. El problema surgió hace medio siglo, aproximadamente, y se ha venido acrecentando cada año. ¿Los motivos? Cada vez aumenta la cantidad de vertidos de aguas residuales por encima de la toma de captación para irrigar el monumento más visitado de España y, por el contrario, el río que nutre a la Alhambra baja con menor caudal que diluir los detritus humanos de aguas arriba.
La situación preocupa más precisamente a las poblaciones situadas aguas arriba de la Alhambra, el origen de los vertidos; los dos pueblos que evacuan sus aguas hacia el monumento han presionado a las administraciones hasta la saciedad para concienciar a sus responsables de este desagradable problema y acometer la solución. Pero todos los políticos han mirado hacia otro lado y se han desentendido del asunto. El último desaire lo ha protagonizado la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, al negarse a asumir la depuración de las aguas fecales al río Darro (de las que se nutre la Alhambra), en un proyecto que se propone restaurar la cuenca de este riachuelo en los dos próximos años.
Esos tres millones largos de visitantes al año de la Alhambra (43% de la UE, 35% españoles) quizás crean que el impresionante manto blanco que cubre Sierra Nevada desciende por un arroyo cristalino para regar el monumento. Están equivocados. Los constructores de la Alhambra, allá por el siglo XIII, idearon un sistema de canalizaciones desde la cuenca media del río Darro para irrigar sus huertas, jardines y entubarla también para consumo humano a toda la ciudadela y barrios vecinos.
El río Darro es más bien un riachuelo, nacido en la Sierra de Huétor, a poco más de 1.400 metros de altitud; tiene una cuenca pequeña y una longitud que no alcanza los veinte kilómetros, hasta desembocar en el Genil, en el centro de Granada. Pues en su tramo medio, a 840 metros de altitud (unos ciento veinte por encima del nivel de la Alhambra) los reyes nazaritas construyeron una presa llamada del Rey o Real y un canal que serpentea por su margen izquierda hasta la parte alta del Generalife. De esa presa, a unos seis kilómetros al norte de Granada, la Alhambra toma aproximadamente dos tercios del agua que baja el río Darro en verano.
Los antiguos alguaciles y acequieros se cuidaron mucho de que nadie hiciese mal uso de las aguas que eran de propiedad real. Su poder fue tal que podían encarcelar a quien la robare, contaminare o provocare maltrato en su discurrir. Eran aguas de plena garantía porque no sólo servían para riego, sino que eran también las que nutrían todas las fuentes y pilares de barrios situados en la margen izquierda del Darro. Aunque tampoco había que fiarse mucho en verano: el cólera fue una enfermedad endémica en Granada hasta finales del siglo XIX; tan sólo en la epidemia de 1885 murieron 10.285 personas.
El arquitecto jefe de conservación de la Alhambra, Francisco Lamolda Álvarez, quiere tranquilizar a los tres millones de visitantes. "El agua que entra sin depurar por las acequias procedente del Darro sólo se emplea para alimentar estanques, canales y regadío. Las fuentes y pilares para consumo humano están conectados a la red de agua potable de Granada". Pero advierte que no se debe beber de estas acequias y cascadas por el riesgo que puede conllevar. De hecho, cree que a pocos se les ocurre hacerlo. También reconoce que el problema es de prioritaria solución; cuando él era niño solía beber de esas aguas que bajaban sin contaminar.
Los vecinos de Huétor han pescado truchas y cangrejos en el río Darro y su afluente Carchite hasta hace pocas décadas. Hoy el único animal que prolifera por la ribera es la rata de agua.
Por encima de la presa Real, de donde parte el canal que irriga la Alhambra, sólo se encuentran dos municipios: Beas de Granada (casi mil habitantes) y Huétor Santillán (algo más de dos mil habitantes en verano). Históricamente, los pocos vertidos fecales de estas poblaciones acababan en fosas sépticas que la tierra se encargaba de depurar de una forma natural. La contaminación no existía.
En el último cuarto del siglo XX fueron construidas redes de aguas residuales hacia las partes bajas de estas dos poblaciones, de manera que desembocarían en grandes colectores y desde éstos irían a sus respectivas depuradoras. Así lo exigía la lógica y la normativa europea. Las administraciones supramunicipales se encargaron de construir las depuradoras de Beas de Granada y Huétor Santillán. En el caso de Beas, cerraron el ciclo de manera que los vertidos fecales están casi solucionados.
Pero en el municipio de Huétor Santillán sólo fue construido el colector Oeste (y con una interrupción por un pleito judicial), mientras que el colector Este se quedó en el papel. Según explicó el arquitecto municipal en el pleno de septiembre, el Instituto del Agua de la Junta de Andalucía tiene redactado el proyecto, valorado en casi 600.000 euros, pero así lleva cinco años y nadie se responsabiliza de iniciar la obra. "El resultado -aseguró el arquitecto al pleno- es que prácticamente el 70% de los vertidos de Huétor Santillán van al río sin pasar por su depuradora".
El portavoz del grupo PP-Independientes en el Ayuntamiento de Huétor Santillán, Gabriel Pozo, recordó que en septiembre de 2011 fueron aportadas las setenta y ocho autorizaciones de propietarios de terrenos por donde deberá pasar el colector. Así lo exigió el entonces delegado de Medio Ambiente de la Junta, Francisco Javier Aragón. "Nos dijo que iban a meter esta obra con carácter preferente en el presupuesto de 2012". Pero han pasado cuatro años y nunca la Junta la ha presupuestado ni se ha responsabilizado de hacerla.
La Asociación de Abastecimientos de Agua y Saneamiento de Andalucía (ASA), que aúna a todas las empresas del sector, ha reclamado en su reciente asamblea anual más de 5.000 millones de euros de inversión pública para construcción de nuevas infraestructuras. El presidente de ASA-Andalucía, Jesús Maza, matiza que las inversiones son necesarias principalmente en materia de depuración, para cumplir con la Directiva Marco de Agua (DMA) de la UE que está vigente a partir de este año 2015.
Tanto ASA-Andalucía como los afectados tienen muy claro que la construcción de infraestructuras es competencia de la Junta de Andalucía, aunque la depuración corresponde a los ayuntamientos. Así lo contempla la Ley de Aguas de Andalucía de 2010. Pero poco se puede depurar en las instalaciones de Huétor Santillán si un colector no está acabado y el otro ni siquiera ha sido construido por la Junta de Andalucía. El resultado es el descrito al principio: "¡Agua va!" hacia la Alhambra y Granada, tal como avisaban nuestros antepasados al vaciar el orinal en mitad de la calle.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir viene imponiendo fuertes sanciones al municipio de Huétor Santillán por los continuos líquidos sin depurar. Las analíticas de los vertidos no dejan lugar a dudas, el agua es un cóctel de residuos humanos, lejías, aceites… El papel, las toallitas y los plásticos se van quedando enganchados entre la vegetación y en las choperas que son regadas antes de acabar, tres kilómetros más abajo, en la presa del Rey que las conduce a la Alhambra.
Conscientes de esta situación, el anterior alcalde de Huétor y el concejal de Medio Ambiente se reunieron con el subdelegado del Gobierno (7 de mayo de 2012) para concienciarle de este grave problema que el municipio por sí mismo, con escasos recursos, no podrá nunca solucionar. El subdelegado se encargaría de reunir a todas las administraciones competentes para buscar una solución a este problema tan engorroso y con tanto riesgo para la reputación de la Alhambra y de Granada. Prometió que, si la Junta no actuaba, trataría de implicar a la Confederación Hidrográfica, a pesar de no ser de su exacta competencia. Todavía no ha tenido lugar dicha reunión.
En enero de 2014, el Ayuntamiento de Huétor pidió cita a la actual delegada de Medio Ambiente de la Junta para exponerle esta grave situación: todavía la está esperando. El único que se interesó por el asunto fue Manuel Morales, delegado de Fomento; pero la presidenta de Andalucía rompió el gobierno con IU y fue cesado sin que pudiera actuar.
Sin embargo, en los últimos días, después de años de espera, se ha producido un acontecimiento que podría calificarse de esperanzador: un encuentro de urgencia entre el Ayuntamiento de Huétor Santillán y el Instituto del Agua, dependiente de la Junta de Andalucía. En la reunión, la ingeniera del organismo autonómico confirmó a la corporación municipal que el Instituto del Agua se disponía a hacer un informe ante la "urgente" necesidad de solucionar el tema de los vertidos, asegurando que la Junta considera "preferente" esta obra.
Mientras tanto, la Confederación Hidrográfica ha venido elaborando un proyecto de restauración de la cuenca del río Darro. La exposición del proyecto ha defraudado a muchos colectivos y también a los vecinos de la cuenca alta; entienden que el proyecto, de casi 8 millones de euros, es demasiado limitado y en ningún caso da solución al problema de depuración de aguas residuales, tanto de los municipios mencionados como de los barrios altos de la propia capital. La realidad es que el agua que no toma la Alhambra para su uso discurre por el centro de Granada, eso sí, mucho más contaminada por el añadido de vertidos negros de los barrios Puente Mariano y Sacromonte.
Durante el mes de agosto ha estado expuesto el proyecto de restauración de la cuenca del río Darro. Particulares y colectivos han visto la ocasión, con sus alegaciones y sugerencias, de solucionar el problema de los vertidos residuales de Huétor Santillán y barrios altos de Granada capital.
Ecologistas, Grupo Municipal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Granada y Grupo PP-Independientes en el Ayuntamiento de Huétor Santillán presentaron alegaciones para que el proyecto de cuenca incluya la depuración de aguas que surten la Alhambra y que atraviesan Granada por su espina dorsal. El propio Ayuntamiento de Huétor asumió -por unanimidad- estas alegaciones como propias.
Pero la idea no ha sido aceptada por el equipo redactor del proyecto de Confederación.
Francisco Puentedura, concejal portavoz de IU en Granada, lamenta esta negativa y se siente decepcionado. Ha anunciado que su grupo va a presentar "un recurso de reposición para que la aprobación definitiva del proyecto cuente con esta actuación esencial para la recuperación y protección del río".
Ecologistas en Acción, por su parte, opina que un proyecto de esta enjundia y con la repercusión social que tendría, "no se concibe si no se eliminan de una vez y para siempre los vertidos de aguas residuales" que recibe el río Darro a lo largo de su cauce. "Hemos pedido que sea una actuación prioritaria el tratamiento de las aguas residuales". Para más inri, todos los afectados critican el diseño la senda paralela al río, que no enlaza con el Parque Natural, y el exceso de diques (36) barajados.
Gabriel Pozo, portavoz del PP-Independientes en Huétor Santillán, no tiene una decisión tomada al respecto. También está decepcionado porque este proyecto de cuenca nace cojo en sus planteamientos. Pero lo que sí quiere dejar bien claro son las repetidas presiones a las administraciones responsables para que ayuden a solucionar, de una vez, este grave problema. "Nadie de quienes tienen responsabilidad nos hace caso. Confiábamos en que Confederación fuera más sensible que ha sido la Junta, pero está claro que el Darro no pasa por Valladolid. Pero sí continuará enmierdando la Alhambra, el Generalife y Granada… en tanto la fiscalía o un juzgado no intervengan de oficio."
Eso no siempre fue así. El problema surgió hace medio siglo, aproximadamente, y se ha venido acrecentando cada año. ¿Los motivos? Cada vez aumenta la cantidad de vertidos de aguas residuales por encima de la toma de captación para irrigar el monumento más visitado de España y, por el contrario, el río que nutre a la Alhambra baja con menor caudal que diluir los detritus humanos de aguas arriba.
La situación preocupa más precisamente a las poblaciones situadas aguas arriba de la Alhambra, el origen de los vertidos; los dos pueblos que evacuan sus aguas hacia el monumento han presionado a las administraciones hasta la saciedad para concienciar a sus responsables de este desagradable problema y acometer la solución. Pero todos los políticos han mirado hacia otro lado y se han desentendido del asunto. El último desaire lo ha protagonizado la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, al negarse a asumir la depuración de las aguas fecales al río Darro (de las que se nutre la Alhambra), en un proyecto que se propone restaurar la cuenca de este riachuelo en los dos próximos años.
Esos tres millones largos de visitantes al año de la Alhambra (43% de la UE, 35% españoles) quizás crean que el impresionante manto blanco que cubre Sierra Nevada desciende por un arroyo cristalino para regar el monumento. Están equivocados. Los constructores de la Alhambra, allá por el siglo XIII, idearon un sistema de canalizaciones desde la cuenca media del río Darro para irrigar sus huertas, jardines y entubarla también para consumo humano a toda la ciudadela y barrios vecinos.
El río Darro es más bien un riachuelo, nacido en la Sierra de Huétor, a poco más de 1.400 metros de altitud; tiene una cuenca pequeña y una longitud que no alcanza los veinte kilómetros, hasta desembocar en el Genil, en el centro de Granada. Pues en su tramo medio, a 840 metros de altitud (unos ciento veinte por encima del nivel de la Alhambra) los reyes nazaritas construyeron una presa llamada del Rey o Real y un canal que serpentea por su margen izquierda hasta la parte alta del Generalife. De esa presa, a unos seis kilómetros al norte de Granada, la Alhambra toma aproximadamente dos tercios del agua que baja el río Darro en verano.
Los antiguos alguaciles y acequieros se cuidaron mucho de que nadie hiciese mal uso de las aguas que eran de propiedad real. Su poder fue tal que podían encarcelar a quien la robare, contaminare o provocare maltrato en su discurrir. Eran aguas de plena garantía porque no sólo servían para riego, sino que eran también las que nutrían todas las fuentes y pilares de barrios situados en la margen izquierda del Darro. Aunque tampoco había que fiarse mucho en verano: el cólera fue una enfermedad endémica en Granada hasta finales del siglo XIX; tan sólo en la epidemia de 1885 murieron 10.285 personas.
El arquitecto jefe de conservación de la Alhambra, Francisco Lamolda Álvarez, quiere tranquilizar a los tres millones de visitantes. "El agua que entra sin depurar por las acequias procedente del Darro sólo se emplea para alimentar estanques, canales y regadío. Las fuentes y pilares para consumo humano están conectados a la red de agua potable de Granada". Pero advierte que no se debe beber de estas acequias y cascadas por el riesgo que puede conllevar. De hecho, cree que a pocos se les ocurre hacerlo. También reconoce que el problema es de prioritaria solución; cuando él era niño solía beber de esas aguas que bajaban sin contaminar.
Los vecinos de Huétor han pescado truchas y cangrejos en el río Darro y su afluente Carchite hasta hace pocas décadas. Hoy el único animal que prolifera por la ribera es la rata de agua.
Por encima de la presa Real, de donde parte el canal que irriga la Alhambra, sólo se encuentran dos municipios: Beas de Granada (casi mil habitantes) y Huétor Santillán (algo más de dos mil habitantes en verano). Históricamente, los pocos vertidos fecales de estas poblaciones acababan en fosas sépticas que la tierra se encargaba de depurar de una forma natural. La contaminación no existía.
En el último cuarto del siglo XX fueron construidas redes de aguas residuales hacia las partes bajas de estas dos poblaciones, de manera que desembocarían en grandes colectores y desde éstos irían a sus respectivas depuradoras. Así lo exigía la lógica y la normativa europea. Las administraciones supramunicipales se encargaron de construir las depuradoras de Beas de Granada y Huétor Santillán. En el caso de Beas, cerraron el ciclo de manera que los vertidos fecales están casi solucionados.
Pero en el municipio de Huétor Santillán sólo fue construido el colector Oeste (y con una interrupción por un pleito judicial), mientras que el colector Este se quedó en el papel. Según explicó el arquitecto municipal en el pleno de septiembre, el Instituto del Agua de la Junta de Andalucía tiene redactado el proyecto, valorado en casi 600.000 euros, pero así lleva cinco años y nadie se responsabiliza de iniciar la obra. "El resultado -aseguró el arquitecto al pleno- es que prácticamente el 70% de los vertidos de Huétor Santillán van al río sin pasar por su depuradora".
El portavoz del grupo PP-Independientes en el Ayuntamiento de Huétor Santillán, Gabriel Pozo, recordó que en septiembre de 2011 fueron aportadas las setenta y ocho autorizaciones de propietarios de terrenos por donde deberá pasar el colector. Así lo exigió el entonces delegado de Medio Ambiente de la Junta, Francisco Javier Aragón. "Nos dijo que iban a meter esta obra con carácter preferente en el presupuesto de 2012". Pero han pasado cuatro años y nunca la Junta la ha presupuestado ni se ha responsabilizado de hacerla.
La Asociación de Abastecimientos de Agua y Saneamiento de Andalucía (ASA), que aúna a todas las empresas del sector, ha reclamado en su reciente asamblea anual más de 5.000 millones de euros de inversión pública para construcción de nuevas infraestructuras. El presidente de ASA-Andalucía, Jesús Maza, matiza que las inversiones son necesarias principalmente en materia de depuración, para cumplir con la Directiva Marco de Agua (DMA) de la UE que está vigente a partir de este año 2015.
Tanto ASA-Andalucía como los afectados tienen muy claro que la construcción de infraestructuras es competencia de la Junta de Andalucía, aunque la depuración corresponde a los ayuntamientos. Así lo contempla la Ley de Aguas de Andalucía de 2010. Pero poco se puede depurar en las instalaciones de Huétor Santillán si un colector no está acabado y el otro ni siquiera ha sido construido por la Junta de Andalucía. El resultado es el descrito al principio: "¡Agua va!" hacia la Alhambra y Granada, tal como avisaban nuestros antepasados al vaciar el orinal en mitad de la calle.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir viene imponiendo fuertes sanciones al municipio de Huétor Santillán por los continuos líquidos sin depurar. Las analíticas de los vertidos no dejan lugar a dudas, el agua es un cóctel de residuos humanos, lejías, aceites… El papel, las toallitas y los plásticos se van quedando enganchados entre la vegetación y en las choperas que son regadas antes de acabar, tres kilómetros más abajo, en la presa del Rey que las conduce a la Alhambra.
Conscientes de esta situación, el anterior alcalde de Huétor y el concejal de Medio Ambiente se reunieron con el subdelegado del Gobierno (7 de mayo de 2012) para concienciarle de este grave problema que el municipio por sí mismo, con escasos recursos, no podrá nunca solucionar. El subdelegado se encargaría de reunir a todas las administraciones competentes para buscar una solución a este problema tan engorroso y con tanto riesgo para la reputación de la Alhambra y de Granada. Prometió que, si la Junta no actuaba, trataría de implicar a la Confederación Hidrográfica, a pesar de no ser de su exacta competencia. Todavía no ha tenido lugar dicha reunión.
En enero de 2014, el Ayuntamiento de Huétor pidió cita a la actual delegada de Medio Ambiente de la Junta para exponerle esta grave situación: todavía la está esperando. El único que se interesó por el asunto fue Manuel Morales, delegado de Fomento; pero la presidenta de Andalucía rompió el gobierno con IU y fue cesado sin que pudiera actuar.
Sin embargo, en los últimos días, después de años de espera, se ha producido un acontecimiento que podría calificarse de esperanzador: un encuentro de urgencia entre el Ayuntamiento de Huétor Santillán y el Instituto del Agua, dependiente de la Junta de Andalucía. En la reunión, la ingeniera del organismo autonómico confirmó a la corporación municipal que el Instituto del Agua se disponía a hacer un informe ante la "urgente" necesidad de solucionar el tema de los vertidos, asegurando que la Junta considera "preferente" esta obra.
Mientras tanto, la Confederación Hidrográfica ha venido elaborando un proyecto de restauración de la cuenca del río Darro. La exposición del proyecto ha defraudado a muchos colectivos y también a los vecinos de la cuenca alta; entienden que el proyecto, de casi 8 millones de euros, es demasiado limitado y en ningún caso da solución al problema de depuración de aguas residuales, tanto de los municipios mencionados como de los barrios altos de la propia capital. La realidad es que el agua que no toma la Alhambra para su uso discurre por el centro de Granada, eso sí, mucho más contaminada por el añadido de vertidos negros de los barrios Puente Mariano y Sacromonte.
Durante el mes de agosto ha estado expuesto el proyecto de restauración de la cuenca del río Darro. Particulares y colectivos han visto la ocasión, con sus alegaciones y sugerencias, de solucionar el problema de los vertidos residuales de Huétor Santillán y barrios altos de Granada capital.
Ecologistas, Grupo Municipal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Granada y Grupo PP-Independientes en el Ayuntamiento de Huétor Santillán presentaron alegaciones para que el proyecto de cuenca incluya la depuración de aguas que surten la Alhambra y que atraviesan Granada por su espina dorsal. El propio Ayuntamiento de Huétor asumió -por unanimidad- estas alegaciones como propias.
Pero la idea no ha sido aceptada por el equipo redactor del proyecto de Confederación.
Francisco Puentedura, concejal portavoz de IU en Granada, lamenta esta negativa y se siente decepcionado. Ha anunciado que su grupo va a presentar "un recurso de reposición para que la aprobación definitiva del proyecto cuente con esta actuación esencial para la recuperación y protección del río".
Ecologistas en Acción, por su parte, opina que un proyecto de esta enjundia y con la repercusión social que tendría, "no se concibe si no se eliminan de una vez y para siempre los vertidos de aguas residuales" que recibe el río Darro a lo largo de su cauce. "Hemos pedido que sea una actuación prioritaria el tratamiento de las aguas residuales". Para más inri, todos los afectados critican el diseño la senda paralela al río, que no enlaza con el Parque Natural, y el exceso de diques (36) barajados.
Gabriel Pozo, portavoz del PP-Independientes en Huétor Santillán, no tiene una decisión tomada al respecto. También está decepcionado porque este proyecto de cuenca nace cojo en sus planteamientos. Pero lo que sí quiere dejar bien claro son las repetidas presiones a las administraciones responsables para que ayuden a solucionar, de una vez, este grave problema. "Nadie de quienes tienen responsabilidad nos hace caso. Confiábamos en que Confederación fuera más sensible que ha sido la Junta, pero está claro que el Darro no pasa por Valladolid. Pero sí continuará enmierdando la Alhambra, el Generalife y Granada… en tanto la fiscalía o un juzgado no intervengan de oficio."
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