Las barreras físicas de Plaza Nueva se sustituyen por cámaras El Albaicín será el próximo punto
Antes de que llegue el verano, Granada dirá adiós a las pilonas que impiden el acceso del tráfico rodado a determinados espacios protegidos de la ciudad. Las barrera físicas quedarán escondidas en el subsuelo y darán paso a un sistema de control de cámaras mucho menos agresivo y más sutil a la hora de multar a los vehículos no autorizados que se adentren en estas calles. El cambio llegó a la calle Elvira allá por el mes de febrero y ayer, se llevó a cabo en Plaza Nueva.
De la experiencia de estos dos meses de cámaras en calle Elvira se deduce que los granadinos y foráneos cada vez son más respetuosos con este tipo de medidas restrictivas. Bien por conciencia o ante el acecho de una multa apremiante, lo cierto es que el paso de vehículos ha sido el mismo que antes de instalar las cámaras, lo que refleja que estos accesos sólo son utilizados por los conductores autorizados.
El control de accesos mediante pilonas fue establecido a principios de los años 90 en Granada con el objetivo de proteger de un excesivo tráfico algunas zonas de la ciudad, principalmente Plaza Nueva y el Albaicín. Veinte años después, el área de Tráfico ha optado por esconderlas. Estiman que los conductores ya no necesitan este agresivo sistema que acarreaba varios inconvenientes. El primero, las demoras y la ralentización del tráfico mientras los conductores autorizados validaban su tarjeta y conseguían que la pilona bajara liberándoles el paso.
El segundo inconveniente son la cantidad de accidentes que estas barras de hierro provocaban en los despistados conductores que se dejaban parte del coche en estas barreras, lo que obligaba al Ayuntamiento a reparar la pilona, una operación nada económica.
Con esta actuación ya sólo queda operativa la pilona de la calle Pagés, que limita el tráfico a la parte alta del Albaicín. La eliminación de las barreras en este punto será un poco más complicada, ya que el nuevo sistema obliga a grabar en una base de datos las matrículas de los vehículos autorizados que pueden pasar por este enclave. En esta zona del Albaicín hay un centro de salud, al que acuden personas del Fargue y Haza Grande, por lo que habrá que hacer un detallado informe con toda esta información para autorizarlos a que puedan pasar.
Las pilonas no se eliminarán, se quedarán escondidas en el subsuelo por si en alguna ocasión puntual es necesario hacer una restricción de paso más severa. Para advertir a los conductores de la nueva situación se ha colocado cartelería que informa del nuevo control de accesos. "Lo mejor del cambio es que el tráfico será mucho más fluido, ya no habrá que parar, poner la tarjeta y comunicar el paso", apuntó la concejal de Movilidad.
De la experiencia de estos dos meses de cámaras en calle Elvira se deduce que los granadinos y foráneos cada vez son más respetuosos con este tipo de medidas restrictivas. Bien por conciencia o ante el acecho de una multa apremiante, lo cierto es que el paso de vehículos ha sido el mismo que antes de instalar las cámaras, lo que refleja que estos accesos sólo son utilizados por los conductores autorizados.
El control de accesos mediante pilonas fue establecido a principios de los años 90 en Granada con el objetivo de proteger de un excesivo tráfico algunas zonas de la ciudad, principalmente Plaza Nueva y el Albaicín. Veinte años después, el área de Tráfico ha optado por esconderlas. Estiman que los conductores ya no necesitan este agresivo sistema que acarreaba varios inconvenientes. El primero, las demoras y la ralentización del tráfico mientras los conductores autorizados validaban su tarjeta y conseguían que la pilona bajara liberándoles el paso.
El segundo inconveniente son la cantidad de accidentes que estas barras de hierro provocaban en los despistados conductores que se dejaban parte del coche en estas barreras, lo que obligaba al Ayuntamiento a reparar la pilona, una operación nada económica.
Con esta actuación ya sólo queda operativa la pilona de la calle Pagés, que limita el tráfico a la parte alta del Albaicín. La eliminación de las barreras en este punto será un poco más complicada, ya que el nuevo sistema obliga a grabar en una base de datos las matrículas de los vehículos autorizados que pueden pasar por este enclave. En esta zona del Albaicín hay un centro de salud, al que acuden personas del Fargue y Haza Grande, por lo que habrá que hacer un detallado informe con toda esta información para autorizarlos a que puedan pasar.
Las pilonas no se eliminarán, se quedarán escondidas en el subsuelo por si en alguna ocasión puntual es necesario hacer una restricción de paso más severa. Para advertir a los conductores de la nueva situación se ha colocado cartelería que informa del nuevo control de accesos. "Lo mejor del cambio es que el tráfico será mucho más fluido, ya no habrá que parar, poner la tarjeta y comunicar el paso", apuntó la concejal de Movilidad.
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