La cesión de derechos de caza en un olivar privado de Diezma es investigada por la Guardia Civil como detonante de amenazas y corta de de árboles
La Guardia Civil investiga la tala de varios centenares de olivos en el término municipal de Diezma, que ha afectado a dos propietarios de olivares en la localidad y que puede estar motivada en rencillas entre grupos de cazadores y la disputa por los derechos cinegéticos, aunque el presidente de la Asociación de Cazadores Cristo de la Fe de la localidad, niega que entre los cazadores exista ningún tipo de discusión o problema y duda que el atentado contra los olivos pueda provenir de este sector de población.
Uno de los afectados es Antonio Rodríguez. La madrugada del pasado 25 de marzo, «la noche del partido entre el Borussia y el Real Madrid» recuerda Antonio para puntualizar la fecha, su olivar apareció con un aspecto desolador, habían talado 310 pies de olivos, unos 160 árboles. La finca está situada en el Pago de Tresviles, en las cercanías de la famosa Fuente de la Higuera.
Los olivos fueron cortados con una motosierra, una tarea que, a juicio de Antonio Rodriguez, necesitó tiempo y mucha dedicación. Los olivos talados habrían produicido unos 6.000 kilos de aceituna al año, lo que se traduce en unos 1.200 litros de aceite. Antonio calcula que volver a hacer la finca productiva necesitará una inversión de unos 30.000 euros.
La tala de olivos fue la última acción hasta el momento de una serie de presiones que Antonio comenzó a sufrir después de que un grupo de cazadores le pidiese que cediese los derechos cinegéticos. Tras la cesión, Antonio asegura que recibió una llamada amenazante invitándolo a echar marcha atrás en su decisión sobre a quién se otorgaba la posibilidad de cazar en sus tierras.
La llamada fue seguida de una serie de advertencias plasmadas en pintadas junto a la carretera de la localidad. La primera estuvo acompañada de la tala de un olivo y la segunda de cuatro. Además, también se han talado unas choperas. La pintada en un túnel de la vía de acceso a las tierras, decía textuialmente: «1 semana tienes para sacar las tierras o te juro por Dios que no te dejo 1 olivo en pie después de meterle fuego a todo». Otra pintada decía «Estás advertido»
Antonio se considera víctima de una discusión de la que él no forma parte. «Yo sólo hice un favor a quienes me lo pidieron», comenta. Califica la acción de «acto sádico» e incluso de «terrorismo», en el sentido de que han querido doblegar su voluntad con el miedo y el chantaje. Para Antonio, el autor de esta tala es «una alimaña» que ha hecho daño por hacer daño y sin obtener ningún tipo de beneficio a nadie.
«Yo ni fu, ni fa», dice Antonio respecto a la discusión de la que sospecha que está detrás de la acción. El propietario del olivar ha puesto en conocimiento de la Guardia Civil los hechos y espera que la cuestión se resuelva en breve.
El presidente de la Sociedad de Cazadores Cristo de la Fe, Jacob Hervás, desvincula a todos los cazadores de la localidad. «No hay ninguna discusión entre nosotros, ni la ha habido», comenta Hervás. La única polémica en torno al coto de caza es la existente con el anterior presidente de la sociedad, Miguel Rodríguez, y que también ha resultado afectado por la tala. Miguel Rodríguez fue presidente de la sociedad durante cinco años. El actual presidente asegura que la gestión de Manuel Rodríguez no dejó satisfechos a los socios del coto. Para Hervás asociar la tala con disputas entre grupos de cazadores no tiene sentido. De hecho, asegura, que los propios cazadores se han puesto a disposición de la Guardia Civil para realizar pruebas caligráficas.
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