Un estudio de la UPV/EHU señala que el ejercicio basado en materiales básicos y rudimentarios mejora la fuerza muscular, así como el equilibrio en mujeres con esta dolencia
No hace falta ir al gimnasio ni gastarse una fortuna para fortalecer los músculos, que protegen a los huesos debilitados por la osteoporosis. Se puede hacer una buena rutina diaria con objetos como botellas rellenas de arena, cuerdas, sillas, piedras... en fin, lo que normalmente se encuentra en la casa de una mujer que ya ha superado la menopausia. La idea es fortalecer la masa muscular de brazos y piernas, para que protejan mejor el hueso. Y, al mismo tiempo, el equilibrio estático y dinámico de la persona, para evitar las caídas, que, debido a la enfermedad, acaban en fracturas.
Es la propuesta de Montserrat Otero, doctora en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad del País Vasco, quien ha diseñado un programa de ejercicio físico, basado en materiales muy básicos y rudimentarios, que logra ambos objetivos en mujeres con osteoporosis posmenopáusica. La idea partió de la dificultad, en muchos casos, para que la mujer se incorpore a programas dirigidos por profesionales, en instalaciones costosas.
Otero estudió a 68 mujeres con edades comprendidas entre 50 y 72 años. Durante seis meses, la mitad hizo los ejercicios recomendados y la otra mitad sirvió de grupo de control. La rutina era de 3 sesiones de una hora por semana, aproximadamente, tiempo en el que se hacía entre 5-8 ejercicios de equilibrio y 8-12 de fuerza. El grupo que hizo ejercicio “mejoró de forma significativa su rendimiento de fuerza muscular de las extremidades superiores e inferiores, mientras que el grupo de control empeoró significativamente en ambas variables", explica Otero, que realizó su investigación como tesis de grado, dirigida por Ángel M. González Suárez, profesor de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
“En el caso de no tener acceso a materiales sofisticados debido al coste económico que suponen, hoy en día sabemos que, aun no teniendo eso, podemos disminuir los factores de riesgo de la principal consecuencia de dicha enfermedad, que son las caídas", subraya Otero, que concluyó que, a partir de los resultados, esta actividad física también mejora el equilibrio.
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