Porque Antonia tiene 78 años pero cada día, muy temprano, sale de casa y acude a la Piscina Municipal de El Ejido. «Los martes y los jueves me paso en el gimnasio cuatro horas y media», señala. Nada en la piscina, practica Gym Senior, y no le teme a ninguna actividad física porque como aclara, «mis nietos también van al gimnasio y le dicen a mi hija que si yo no voy a spinning, y vaya si voy, lo que es que les echo de la bici», bromea. Pero en realidad, razón no le falta porque esta mujer ejidense no puede parar ni un segundo quieta, «además voy al taller de la memoria», se apresura a decir. Y añade, «cuando hago las cosas en mi casa si me quedo allí me aburro». Por eso, y tras más de 15 años realizando ejercicio físico varias veces a la semana, ya que como apunta, «antes que en la piscina he estado muchos años en el pabellón», no es de extrañar que como Antonia reconoce, su familia se sienta «muy orgullosa».
Con casi 80
Tan orgullosa como la de Encarna López. Una daliense que aunque tiene 79 años como ella misma adelanta, «en cuatro meses tendré ya 80», desde hace casi cinco años el deporte es parte fundamental en su vida. «Tenía muy mal la rodilla y el médico me dijo que tenía que operarme pero yo no quería, así que me comentó que me apuntara a la piscina, al día siguiente vine y hasta hoy», relata.
Y ahora como reconoce, si un día no puede acudir por cualquier motivo a su sesión deportiva, «lo echo de menos». Porque como recuerda, «yo estoy todos los días para abajo y para arriba porque vivo en Dalías, y ya me conocen hasta los perros y los gatos», sonríe satisfecha. Porque además de la vida que le ha sumado esta experiencia, la parte física también ha mejorado bastante. «Me dolía mucho también la espalda y ya no me duele nada, y la rodilla es normal que me duela de vez en cuando pero ni mucho menos como antes», detalla. Así que con su testimonio ella lo deja claro, «yo me encuentro estupendamente, estoy muy agradecida a la piscina».
Ángeles Jiménez tiene 63 años y es otra de esas mujeres a las que el deporte le ha aportado mucho a su vida. «Hago máquinas, bicicleta, cinta, me meto en las clases y nado en la piscina. Me gustan todas las actividades porque me gusta el deporte», expresa. Y todo ello además sin olvidar lo beneficioso que resulta para la salud. «Te mantienes mucho más en forma que si estás en tu casa todo el día sentada, y luego está el ambiente y la amistad que se crea, así nos distraemos», apostilla su compañera de afición, María Lázaro, quien tiene 56 años y desde hace uno se ha dado cuenta de que el ejercicio ya nunca dejará de formar parte de su día a día. Y al igual que a ellas también les ha ocurrido lo mismo a Gregoria, Trinidad y María Peramo que dicho sea de paso siempre acuden juntas a su sesión deportiva porque son hermanas, Paqui, Isabel, Rosa Mari, Francisca, Manuela, Mª Gracia y la inglesa Perl, que sin duda muestra sus dotes para pasarlo bien haciendo algo de ejercicio ya que en su cara no desaparece el dibujo de una sonrisa.
Las clases
Todas estas mujeres acuden ilusionadas a su clase de Gym Senior cada martes y jueves en la Piscina Municipal de El Ejido, y allí desde hace ya seis años, les espera a las diez y media de la mañana su monitor deportivo, José Antonio López, para comenzar con la sesión de ejercicio específica. «Algunas padecen artrosis o tienen problemas en la rodilla, una hernia discal o cervical... Entonces ya cerciorándome de todas las lesiones que ellas tienen pues intento adaptar la clase a sus necesidades y a las que vayan teniendo», concreta el técnico deportivo.
Así, mientras que durante el invierno el desarrollo de estas clases se realiza desde las instalaciones de la piscina, en una sala de fitness, con la llegada del buen tiempo, José Antonio explica que prefieren salir a la calle. «Al aire libre la clase se hace mucho más amena, más agradable, no es lo mismo que estar siempre encerrados en la sala», subraya. «Primero, empezamos a andar, damos dos vueltas al pabellón, y luego estiramos un poquito para después hacer los ejercicios que hayamos preparado», remarca el técnico deportivo.
Saltar a la comba, ejercicios de movilidad articular combinados con aros y pelotas, y todo aquello que les ayude a mejorar poco a poco su salud y su calidad de vida, también tienen cabida en las clases de Gym Senior de la piscina.
Unas clases que al menos para su responsable, José Antonio López, «van mucho más allá del ejercicio físico», porque según argumenta, «hay personas que se sienten solas o deprimidas todo el día en casa y lo que buscan también es socializarse con la gente, con el ambiente».
Aunque claro está, la mejoría física y la solución de gran parte de las dolencias que algunas de estas mujeres padecen también se hace más que patente. «Desde que empiezan conmigo hasta que siguen un proceso de unos meses, empiezan poco a poco por sus propios medios, pero con el paso de tiempo las ves y dices, cómo ha avanzado esta mujer y cómo ha mejorado con el progreso de toda la gimnasia que llevamos realizando al cabo del año». Unos resultados que ellas perciben a modo de pequeños logros en el día a día, y que les animan a continuar mejorando, aún si cabe con mayor fuerza e ilusión que al principio, y también con todo el apoyo y admiración de sus familias.
Y es que deporte y salud pueden y deben ir ligados para poder sumar calidad de vida, pero también en ese camino hay que poner mucho esfuerzo, constancia y superación para poder llegar a conseguirla. Unas cualidades que para estas mujeres, sin importar llegados a este punto cual sea la edad que tengan, han ido calando en su interior, y sí algo tienen claro a estas alturas es que si han conseguido acercarse a la salud y al deporte, ya nunca jamás podrán abandonar sus vidas.
Una relación especial
«Nos entiende mucho y no todos los jóvenes escuchan ni nos entienden, porque piensan que nunca van a llegar a ser mayores, creen que siempre serán jóvenes. Pero José nos entiende mucho, nos escucha, habla con nosotras y se preocupa, y es muy bonito estar con un monitor así». Con estas palabras, Isabel Jiménez, habla orgullosa de su monitor de Gym Senior.
Y no es la única. De hecho, una y otra vez todas sus 'alumnas' dejan constancia de que «puede haber muchos monitores buenos en lo deportivo, pero como persona «este muchacho es muy accesible para los mayores porque sabe tratarnos, nos entiende y comparte con nosotras todo, lo que hablamos, lo que reímos, nuestras tonterías... Y eso no siempre es fácil», matiza Isabel.
Lo mismo opina Encarna López, quien repite que aunque se trate de su trabajo, «otros no están tan pendientes de las personas mayores como está él. Por nosotras se preocupa así que nosotras estamos muy contentas con él, y él con nosotras porque siempre nos dice que somos sus niñas». De hecho, la buena sintonía que existe entre estas mujeres y su técnico deportivo hace que el ambiente sea muy distendido y que además de practicar ejercicio, las risas y las bromas formen parte de toda la sesión. «Es muy zalamero», añade Isabel.
Y como explica el propio José Antonio el sentimiento es mutuo. «Son muy fieles a mi, y nos entendemos muy bien», confiesa. A su juicio, «una persona mayor te aporta mucho más que una persona joven, al menos es más fructífero, porque siempre son muy agradecidos. Cualquier cosa que hagas, y más si les tratas bien y les mimas, se abren contigo y te dan todo», expresa.
Si bien es cierto que alguna de sus alumnas también reconoce que a veces «se enrolla más que una persiana», entre todos se respira en el ambiente un gran cariño, ya que tras más de seis años juntos en la mayoría de los casos, para muchas de ellas más que su monitor, es ya su amigo. «Siempre se preocupa por que tengamos cuidado, por que estemos bien y no nos hagamos daño», recuerda Encarna. Y es que ellas lo tienen muy claro, «si mañana nos quitaran a José, nos iríamos con él».
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