Los frutos secos, la fruta y el marisco son los principales causantes entre los adultos, mientras que la leche, el huevo y el pescado son más habituales entre la población infantil.
RAMIRO NAVARRO | ACTUALIZADO 15.04.2013 - 11:38
La prevalencia de las alergias alimentarias va creciendo. La prevalencia de la alergia alimentaria en general y a cada uno de los alimentos varía con los hábitos dietéticos, lo que condiciona una distribución heterogénea en los distintos países y en diferentes periodos de la vida. Pese a que no hay grandes estuidios epidemiológicos, en Europa se estima que la prevalencia en los adultos está entre el 1,4% y el 2,4%, en niños entre el 0,3% y el 7,5% y en individuos atópicos alrededor de un 10%.
Los hábitos dietéticos también condicionan diferencias geográficas. Respecto a España la comparativa de los datos poblacionales recogidos en el Informe Alergológica, elaborado por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), durante los años 1992 y 2005 indican que en la última década ha aumentado el número de pacientes afectos por una reacción alérgica a los alimentos. Tal y como apunta el doctor Carmelo Escudero, alergólogo del Hospital Niño Jesús de Madrid y miembro del Comité de Alergia a Alimentos de la Seaic, "la alergia a alimentos se ha duplicado en nuestro país en poco más de un decenio. En 1992 el 3.6% de las personas que acudían a una consulta de alergia lo hacían por alergia a alimentos. En 2005 la cifra pasó al 7,4%".
El aumento en la prevalencia de la alergia alimentaria, en el número de los alimentos implicados y la gravedad de las reacciones, es motivo de preocupación tanto de consumidores, como de alergólogos y consecuentemente de las autoridades sanitarias, por las consecuencias socioeconómicas que se derivan de ella. En este sentido, y con el objetivo de poner de manifiesto la importancia de esta patología esta semana se ha celebrado la tercera edición de la Semana Mundial de la Alergia. La Seaic se ha sumado a esta campaña puesta en marcha por la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés) reuniendo a prestigiosos cocineros, alergólogos, pacientes y responsables de empresas relacionadas con la restauración para que juntos aporten soluciones para convivir con la alergia a alimentos.
En cuanto a la gravedad, la primera descripción de una anafilaxia de origen alimentario data de 1905 (shock por leche de vaca), aunque la primera serie no fue publicada hasta 19695. No disponemos de datos fiables respecto a la frecuencia de reacciones anafilácticas severas producidas por alimentos en la población general, por lo que hemos de deducirla de estimaciones indirectas. Los síntomas de las alergias alimentarias van desde un ligero malestar hasta reacciones graves, potencialmente mortales, que necesitan intervención médica inmediata. Los síntomas pueden ser de carácter cutáneo (prurito, eritema o edema), gastrointestinal (dolor, nauseas, vómitos, diarrea o quemazón y edema de la cavidad oral), respiratorios (asma o prurito y edema de la cavidad nasal y la garganta), ocular (prurito y edema) o cardiovascular (dolor torácico, arritmias cardiacas o hipotensión, que puede llegar a causar pérdida de conciencia). Las reacciones alérgicas suelen producirse entre pocos minutos y una hora después de la ingestión del alimento causal. Los síntomas que se manifiestan y su gravedad dependen de la cantidad de alérgeno ingerida y de la sensibilidad del paciente, y pueden durar días o semanas.
Los hábitos dietéticos también condicionan diferencias geográficas. Respecto a España la comparativa de los datos poblacionales recogidos en el Informe Alergológica, elaborado por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), durante los años 1992 y 2005 indican que en la última década ha aumentado el número de pacientes afectos por una reacción alérgica a los alimentos. Tal y como apunta el doctor Carmelo Escudero, alergólogo del Hospital Niño Jesús de Madrid y miembro del Comité de Alergia a Alimentos de la Seaic, "la alergia a alimentos se ha duplicado en nuestro país en poco más de un decenio. En 1992 el 3.6% de las personas que acudían a una consulta de alergia lo hacían por alergia a alimentos. En 2005 la cifra pasó al 7,4%".
El aumento en la prevalencia de la alergia alimentaria, en el número de los alimentos implicados y la gravedad de las reacciones, es motivo de preocupación tanto de consumidores, como de alergólogos y consecuentemente de las autoridades sanitarias, por las consecuencias socioeconómicas que se derivan de ella. En este sentido, y con el objetivo de poner de manifiesto la importancia de esta patología esta semana se ha celebrado la tercera edición de la Semana Mundial de la Alergia. La Seaic se ha sumado a esta campaña puesta en marcha por la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés) reuniendo a prestigiosos cocineros, alergólogos, pacientes y responsables de empresas relacionadas con la restauración para que juntos aporten soluciones para convivir con la alergia a alimentos.
En cuanto a la gravedad, la primera descripción de una anafilaxia de origen alimentario data de 1905 (shock por leche de vaca), aunque la primera serie no fue publicada hasta 19695. No disponemos de datos fiables respecto a la frecuencia de reacciones anafilácticas severas producidas por alimentos en la población general, por lo que hemos de deducirla de estimaciones indirectas. Los síntomas de las alergias alimentarias van desde un ligero malestar hasta reacciones graves, potencialmente mortales, que necesitan intervención médica inmediata. Los síntomas pueden ser de carácter cutáneo (prurito, eritema o edema), gastrointestinal (dolor, nauseas, vómitos, diarrea o quemazón y edema de la cavidad oral), respiratorios (asma o prurito y edema de la cavidad nasal y la garganta), ocular (prurito y edema) o cardiovascular (dolor torácico, arritmias cardiacas o hipotensión, que puede llegar a causar pérdida de conciencia). Las reacciones alérgicas suelen producirse entre pocos minutos y una hora después de la ingestión del alimento causal. Los síntomas que se manifiestan y su gravedad dependen de la cantidad de alérgeno ingerida y de la sensibilidad del paciente, y pueden durar días o semanas.
Comentarios
Publicar un comentario