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CARNES DE CONDUCIR QUE PEINAS CANAS
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Más de 11.000 conductores de Granada con el permiso para ponerse al volante de un coche tiene 70 o más años
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En España no hay límite de edad para circular y a no ser que se detecte una enfermedad que pueda agravarse, el plazo para renovarlo a partir de los 65 años es cada 5 años
Ocurrió hace apenas un mes. Fue un suceso dramático, de esos que
tiñen de sangre las carreteras de nuestro país, pero no de los que
pueden considerarse como tristemente dentro de lo habitual. Un ciclista
fallecía y otros siete resultaban heridos, tres de gravedad, tras ser
atropellados por un todoterreno conducido por un hombre de 87 años en el
municipio pontevedrés de A Guarda. El autor del siniestro quedaba en
libertad con cargos después de declarar durante más de una hora ante el
juez. El vial era recto y tenía una gran visibilidad. El accidente se
registró cuando el octogenario intentó adelantar al grupo de ciclistas
y, en la maniobra, alcanzó a varios de ellos.
Al margen de lo tremendo del suceso, de la tragedia, lo ocurrido ha vuelto a sacar a la palestra la necesidad o no de limitar la edad de conducir en España, algo que de momento no ocurre. Para el secretario general de la Asociación Española de Centros Médicos-Psicotécnicos (ASECEMP), Bonifacio Martín, es razonable que no exista una regulación del carné de conducir por la edad del usuario ya que, a su juicio, esta práctica «no es cuestión de edad, sino de capacidad y de aptitudes psicofísicas».
De diez a cinco años
La Jefatura Provincial de Tráfico de Granada recuerda que según el Reglamento General de Conductores, en su artículo 12, el permiso de clase B, que autoriza la conducción de varios vehículos de dos o tres ruedas y de automóviles que no excedan los 3500 kilogramos, tendrán un período de vigencia de diez años mientras su titular no cumpla los sesenta y cinco años a partir de esa edad.
La única salvedad, según apunta, es que la vigencia podrá reducirse si se comprueba que su titular padece enfermedad o deficiencia que, si bien de momento no impide la conducción, es susceptible de agravarse. De ahí que haya casos de personas que tienen que renovar el carné cada dos e incluso cada año.
Desde ASECEMP defienden que la legislación española vuelva a la normativa de 2009 por la que los permisos para personas mayores de 70 años de la población tenían una vigencia máxima de 2 años, tras los cuales debían volver a pasar el examen psicotécnico. Actualmente, el permiso puede durar hasta los cinco años a los que alude el reglamento, aunque recuerdan que son los facultativos quienes tienen la potestad de acortar ese plazo, además de fijar una velocidad máxima para circular o incluso obligar a ir acompañado.
Pero ¿cuántos conductores de más de 70 años hay hoy por las carreteras de Granada? Según las estadísticas facilitadas a este periódico por la Jefatura Provincial de Tráfico, un total de 11.737 personas con más de 70 años cuentan con el permiso de tipo B en vigor (6.797 de entre 70 y 74 años y 4.940 de más de 74 años). Esto supone un 2,9 % del total de los 396.793 conductores con el carné de conducir más habitual.
En el último informe del Real Automóvil Club de España (RACE) sobre conductores senior se pone de manifiesto que el colectivo de personas mayores de 64 años suponen el 23 % de los fallecidos y el 14 % de los heridos graves en los accidentes de tráfico. Alude además a que cuando llega el momento de la renovación del carné una vez superada la barrera de los 65 años, el 80 % resultan aptos pero con restricciones impuestas por parte de los facultativos.
Vías seguras
Además, más de la mitad de los conductores encuestados está tomando medicación y el 34 % reconoce no saber los efectos de estos fármacos. Otra de las conclusiones del informe es que los conductores senior optan por vías seguras para sus desplazamientos (en el 72 % de los casos por autopistas y por autovías) y, además, hace algunas recomendaciones: no esperar a la revisión y hacerse controles médicos de forma periódica y de visión al menos una vez al año y en ciudad usar el transporte público, entre otros.
Por su parte, desde la Fundación Mapfre afirman que aproximadamente el 12% de los conductores españoles son mayores de 65 años, casi tres millones de personas en España. «Aunque estos conductores sean lo suficientemente prudentes, sus funciones motoras, sensoriales y cognitivas se ven reducidas en gran medida», sostienen. Según el último informe publicado, lo que más estrés causa a los conductores senior es conducir de noche y cuatro de cada seis reconoce no estar al día de los cambios en las señales y las nuevas normativas.
Si el tiempo acompaña, lo suyo sigue siendo la bicicleta, porque sentirse, se siente un chaval. Oye bien, ve bien. «Me siento más seguro al volante que los nuevos, porque voy con más cuidado y ellos no llevan ninguno», asegura. Relata, por ejemplo, como al llegar a Chauchina hay una señal de stop y casi nadie pone el intermitente con el peligro que eso conlleva si alguien se echa a la calle. Le gusta contar, con orgullo, que tiene todos los puntos del carné intactos y que «mientras esté en condiciones» seguirá renovándoselo. Este mismo año, que es cuando le toca. ¿Pero qué piensa hacer cuando no se vea bien?, le preguntamos. «Cuando no esté bien lo dejo radical. ¿Qué ventajas voy a tener? ¿Matar a cualquiera y matarme yo?», afirma sin rodeos junto a su reluciente coche rojo.
Se autodefine como responsable y como ejemplo recuerda que antes se movía también en un 'vespinillo' y cuando empezó a sentirse inseguro porque al pasar los coches «le daban un airazo» dejó de usarlo. Así que dice que, por esa misma prudencia, no usa el coche para ir a Motril como antes desde que pusieron la autovía «porque y si me equivoco y lío el follón como el que ha matado al ciclista», en referencia precisamente al suceso en el que un ciclista y otros siete resultado heridos, cuatro de ellos muy graves, al ser atropellados por un coche conducido por un octogenario que trató de adelantarlos en el municipio pontevedrés de A Guarda.
Desde 1964 lleva a cuestas el carné de conducir y tiene un historial de tráfico impoluto. «Ni una multa, ni un percance, ni un accidente, ni un porrazo», afirma. Hace una auténtica declaración de intenciones: «No me paso un 'stop' porque no me da la gana, venga quien venga detrás». Aviso a navegantes. Y se sabe todas las señales al dedillo. Si sale una nueva, se interesa por ponerse al día. «Ahora han puesto una en una calle de ahí al lado y ya sé que tengo que dar paso a los otros antes», explica. «Siempre voy por mi sitio y a la velocidad que marque el disco: si es a 120, cojo a 120. Si pone 80, me bajo a 80», comenta. Por autovía o por carreteras de cualquier tipo. A Granada, a Alfacar, a Colomera o a su «finquita». A veces todos los días, a veces cada dos o tres.
El próximo año le toca pasar otra vez la revisión. Allí estará, si sigue con las mismas facultades. En el último examen sólo le dijeron que necesitaba las gafas. «No tomo pastillas ni nada. Mientras me encuentre bien y tenga mi carné tengo derecho a conducir», argumenta. Y es que le gusta. Se nota. «Cojo mi coche, es muy 'bonico', voy muy a gusto, con mi radio, mi música, mis cintillas...».
Al margen de lo tremendo del suceso, de la tragedia, lo ocurrido ha vuelto a sacar a la palestra la necesidad o no de limitar la edad de conducir en España, algo que de momento no ocurre. Para el secretario general de la Asociación Española de Centros Médicos-Psicotécnicos (ASECEMP), Bonifacio Martín, es razonable que no exista una regulación del carné de conducir por la edad del usuario ya que, a su juicio, esta práctica «no es cuestión de edad, sino de capacidad y de aptitudes psicofísicas».
De diez a cinco años
La Jefatura Provincial de Tráfico de Granada recuerda que según el Reglamento General de Conductores, en su artículo 12, el permiso de clase B, que autoriza la conducción de varios vehículos de dos o tres ruedas y de automóviles que no excedan los 3500 kilogramos, tendrán un período de vigencia de diez años mientras su titular no cumpla los sesenta y cinco años a partir de esa edad.
La única salvedad, según apunta, es que la vigencia podrá reducirse si se comprueba que su titular padece enfermedad o deficiencia que, si bien de momento no impide la conducción, es susceptible de agravarse. De ahí que haya casos de personas que tienen que renovar el carné cada dos e incluso cada año.
Desde ASECEMP defienden que la legislación española vuelva a la normativa de 2009 por la que los permisos para personas mayores de 70 años de la población tenían una vigencia máxima de 2 años, tras los cuales debían volver a pasar el examen psicotécnico. Actualmente, el permiso puede durar hasta los cinco años a los que alude el reglamento, aunque recuerdan que son los facultativos quienes tienen la potestad de acortar ese plazo, además de fijar una velocidad máxima para circular o incluso obligar a ir acompañado.
Pero ¿cuántos conductores de más de 70 años hay hoy por las carreteras de Granada? Según las estadísticas facilitadas a este periódico por la Jefatura Provincial de Tráfico, un total de 11.737 personas con más de 70 años cuentan con el permiso de tipo B en vigor (6.797 de entre 70 y 74 años y 4.940 de más de 74 años). Esto supone un 2,9 % del total de los 396.793 conductores con el carné de conducir más habitual.
En el último informe del Real Automóvil Club de España (RACE) sobre conductores senior se pone de manifiesto que el colectivo de personas mayores de 64 años suponen el 23 % de los fallecidos y el 14 % de los heridos graves en los accidentes de tráfico. Alude además a que cuando llega el momento de la renovación del carné una vez superada la barrera de los 65 años, el 80 % resultan aptos pero con restricciones impuestas por parte de los facultativos.
Vías seguras
Además, más de la mitad de los conductores encuestados está tomando medicación y el 34 % reconoce no saber los efectos de estos fármacos. Otra de las conclusiones del informe es que los conductores senior optan por vías seguras para sus desplazamientos (en el 72 % de los casos por autopistas y por autovías) y, además, hace algunas recomendaciones: no esperar a la revisión y hacerse controles médicos de forma periódica y de visión al menos una vez al año y en ciudad usar el transporte público, entre otros.
Por su parte, desde la Fundación Mapfre afirman que aproximadamente el 12% de los conductores españoles son mayores de 65 años, casi tres millones de personas en España. «Aunque estos conductores sean lo suficientemente prudentes, sus funciones motoras, sensoriales y cognitivas se ven reducidas en gran medida», sostienen. Según el último informe publicado, lo que más estrés causa a los conductores senior es conducir de noche y cuatro de cada seis reconoce no estar al día de los cambios en las señales y las nuevas normativas.
Marcelino Calvo (84 años)
Fue un conductor de coches tardío. Se sacó el carné de conducir a los
55 años. Antes se movía por Chauchina en una moto Derbi o en bicicleta,
una de sus verdaderas pasiones para desplazarse y que aún le acompaña
de arriba abajo. Tampoco fue fácil hacerse con el permiso. La teórica sí
la consiguió a la primera, en cinco minutos. Pero para la práctica tuvo
que hacer suyo el lema de 'a la tercera va la vencida'. En estas casi
tres décadas por sus manos han pasado un Renault 5 y su actual Peugeot
106, con 20 añitos y cien mil kilómetros. Que hasta huele aún a nuevo,
damos fe. A sus 84 años se planta en la gasolinera, le da un manguerazo,
limpia los cristales con papel, le pasa la aspiradora, le quita el
polvo y lo deja niquelado.
«Muchos gastos»
«Me gusta tenerlo muy limpito», confiesa. No hace falta que lo jure.
Eso, y tener todo en regla. Lleva todos los papeles al dedillo: seguros,
impuestos, sello, revisiones... y «sin una multa ni un roce». Aunque no
lo usa con frecuencia. Como mucho una vez a la semana para ir con su
mujer, que está convaleciente, al supermercado, que les pilla lejos de
la zona de Romanilla, donde tienen su residencia. «Si no, quizá ni lo
tendríamos porque son muchos gastos al año. Entre unas cosas y otras me
cuesta más de 1.000 euros al año», dice. Aunque en realidad tiene otra
utilidad. A Marcelino también le viene de perlas en invierno, para
acercarse a sus partidas de dominó «porque si hace malo me lo llevo». Y
las partidas son 'sagradas'.Si el tiempo acompaña, lo suyo sigue siendo la bicicleta, porque sentirse, se siente un chaval. Oye bien, ve bien. «Me siento más seguro al volante que los nuevos, porque voy con más cuidado y ellos no llevan ninguno», asegura. Relata, por ejemplo, como al llegar a Chauchina hay una señal de stop y casi nadie pone el intermitente con el peligro que eso conlleva si alguien se echa a la calle. Le gusta contar, con orgullo, que tiene todos los puntos del carné intactos y que «mientras esté en condiciones» seguirá renovándoselo. Este mismo año, que es cuando le toca. ¿Pero qué piensa hacer cuando no se vea bien?, le preguntamos. «Cuando no esté bien lo dejo radical. ¿Qué ventajas voy a tener? ¿Matar a cualquiera y matarme yo?», afirma sin rodeos junto a su reluciente coche rojo.
Oír la radio
Marcelino cuenta que va muy tranquilo y muy a gusto conduciendo. Es
más de oír las noticias que de poner música. Le gusta estar al día de lo
que pasa en el mundo. No coge velocidades altas. Tampoco esas
carreteras dan para mucho. Entre 90 o 100 kilómetros por hora. Dice que
ya no cambia de coche, que «éste ya me liquida», bromea sobre su Peugeot
106. Maniobra con soltura. Vuelve a guardarlo en su cochera, su
refugio. Lo pone a cubierto. Lo acaba de traer de darle una 'ducha' y
asoman nubarrones que amenazan con aguar el reluciente trabajo.
José Lozano (82 años)
José Lozano tiene 82 años, sí, y una agilidad, una claridad mental y
una energía pasmosas. De esas que te entran ganas de preguntarle de
inmediato que dónde hay que firmar para llegar a su edad con la misma
salud. Este vecino de La Zubia nos acompaña a su casa, a pocos metros
del centro del mayor Casa Pintá, donde pasa algunos de sus ratos de
asueto. Allí, en su cochera, guardado como oro en paño, tiene su
'cochecito', un Lancia que compró hace 20 años y que, pese a que ya
peina canas como el dueño, tan sólo reza en el cuentakilómetros 81.422
kilómetros. Sí, José Lozano tiene 82 años, carné de conducir desde el
año 67 renovado el año pasado y un automóvil con el que se sigue
moviendo con soltura «por los alrededores de su casa». Pero al volante,
ponerse, se pone. «Yo me veo bien, por eso lo cojo. Si viera que está la
cosa fea pues no lo haría», afirma.
Al centro comercial
Su mujer asiente a todo lo que José, Pepe para los amigos, va
relatando. Para mantener el coche a punto lo arranca de vez en cuando en
el garaje y lo utiliza para ir al centro comercial cercano a hacer la
compra con su mujer y, lo más lejos, a Ogíjares «pero ahí no hay discos
que yo no conozco ni nada». Hasta hace poco también cogía carretera
hasta Bormujos o Dílar, pero ya ha dejado esos trayectos. Y siempre,
siempre, con sus gafas puestas, como está mandado tras el informe en el
Centro de Reconocimiento de Conductores y en el propio carné emitido por
la Dirección General de Tráfico.
Su edad no ha sido objeto de burla por parte de otros conductores: «Lo
único que me dicen algunas veces es que me dejo la puerta mía medio
abierta».Se autodefine como responsable y como ejemplo recuerda que antes se movía también en un 'vespinillo' y cuando empezó a sentirse inseguro porque al pasar los coches «le daban un airazo» dejó de usarlo. Así que dice que, por esa misma prudencia, no usa el coche para ir a Motril como antes desde que pusieron la autovía «porque y si me equivoco y lío el follón como el que ha matado al ciclista», en referencia precisamente al suceso en el que un ciclista y otros siete resultado heridos, cuatro de ellos muy graves, al ser atropellados por un coche conducido por un octogenario que trató de adelantarlos en el municipio pontevedrés de A Guarda.
A Granada, en autobús
Tampoco lo usa para ir a Granada. Por el mismo motivo, el tráfico y
la autovía, y también por lo que se encarece el viaje entre gasolina y
abonar aparcamientos de pago frente a los 50 céntimos que le cuesta el
transporte público. «Cuando tenemos que ir al Clínico vamos en autobús»,
comenta. Así que José tiene claro que mientras la salud le acompañe
seguirá arrancando el motor de su vehículo, aunque sea para esos
'recadillos' en el supermercado o para acercarse a Ogíjares. Hasta el
momento así ha sido, el cuerpo le responde estupendamente y sus reflejos
dice que también, y espera que sea igual para la próxima revisión, que
será este año. Si no, pues ya tiene planes para su vetusto Lancia. «Le
regalaré el coche a mi nieto», explica.
Francisco Fernández (83 años)
Se llama Francisco Fernández pero en Jun es Paco y lo conocen en cada
esquina. Casi, casi como al alcalde. A sus 83 años no sólo tiene una
memoria prodigiosa sino que no se achanta ante autovías repletas de
coches en hora punta ni de conductores que le adelanten a muchos
kilómetros por hora. «No tengo miedo de ninguna clase. Veo muy bien y
tengo unos reflejos muy buenos. Voy donde haga falta», cuenta a bordo de
su flamante Opel Kadett. Flamante porque aunque esté a punto de cumplir
un cuarto de siglo y quedar exento de pagar el Impuesto de Vehículos de
Tracción Mecánica por considerarse ya histórico, lo tiene hecho un
pincel. «Lo traigo del taller porque le han puesto la junta de culata»,
corrobora sobre el cuidado y el mimo que le pone al 'señorito', como
bautizó hace años a éste en concreto.
«Una cosa 'bonica'»
Porque Paco ha tenido cuatro coches, aunque debutó primero con las
motos, que eran más lo suyo. Al final se quedó con el Kadett y con un
Seat 131. Pero este, este era y sigue siendo el más especial. «Como soy
casado, cuando nos íbamos a la playa o a una cosa 'bonica' íbamos en
este y el otro es el que se llevaba los palos por los carriles malos
cuando iba a la caza o a otros sitios», recuerda. De ahí que el
cuentakilómetros sea de ver y no creer: 56.131 kilómetros en 25 años.
Eso es guardarlo para las ocasiones especiales de verdad y no de
palabra.Desde 1964 lleva a cuestas el carné de conducir y tiene un historial de tráfico impoluto. «Ni una multa, ni un percance, ni un accidente, ni un porrazo», afirma. Hace una auténtica declaración de intenciones: «No me paso un 'stop' porque no me da la gana, venga quien venga detrás». Aviso a navegantes. Y se sabe todas las señales al dedillo. Si sale una nueva, se interesa por ponerse al día. «Ahora han puesto una en una calle de ahí al lado y ya sé que tengo que dar paso a los otros antes», explica. «Siempre voy por mi sitio y a la velocidad que marque el disco: si es a 120, cojo a 120. Si pone 80, me bajo a 80», comenta. Por autovía o por carreteras de cualquier tipo. A Granada, a Alfacar, a Colomera o a su «finquita». A veces todos los días, a veces cada dos o tres.
El próximo año le toca pasar otra vez la revisión. Allí estará, si sigue con las mismas facultades. En el último examen sólo le dijeron que necesitaba las gafas. «No tomo pastillas ni nada. Mientras me encuentre bien y tenga mi carné tengo derecho a conducir», argumenta. Y es que le gusta. Se nota. «Cojo mi coche, es muy 'bonico', voy muy a gusto, con mi radio, mi música, mis cintillas...».
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