Nuevos tratamientos biológicos, más eficaces y seguros, logran un mayor blanqueamiento de la piel
24.10.13 - 08:25 -
La enfermedad, de un vistazo
Prevalencia: el 3 % de la población mundial. Esto supone unos 125 millones de personas, y un tercio de ellas en grado de moderado a grave.
Terapias: fracaso. Un 50% de los afectados expresan su descontento con los tratamientos actuales.
Comorbilidades: dolencias asociadas. Depresión, diabetes, artritis psoriásica, enfermedad cardiaca.
A pesar de lo que indica a simple vista, la psoriasis no es solo una enfermedad de la piel. Las escamas, la inflamación y el picor son solo la punta del iceberg de una patología sistémica, crónica y sin cura, que se manifiesta cuando el ciclo vital de las células cutáneas se ven alterados por detonantes ambientales y factores genéticos.
Tanto es así, que el debate científico entre los dermatólogos de todo el mundo pone el foco en las denominadas comorbilidades, es decir, las enfermedades que desarrollan los pacientes de psoriasis como la artritis psoriásica, las enfermedades cardiacas, la diabetes y la depresión. Y no solo eso.
Tal y como indica el doctor José Luis Sánchez Carazo, dermatológo del Hospital General de Valencia, conlleva un impacto psicosocial «enorme», ya que afecta a la calidad de vida de los pacientes más que en el caso de otras enfermedades que gozan de una mayor sensibilización social.
En datos, de los 125 millones de personas que la padecen en todo el mundo, un 75% dice sentirse poco atractivo, un 54% deprimido y un 8% se ve limitado a trabajar en casa. Pero si hay un porcentajes que llama la atención en las estadísticas disponibles sobre esta enfermedad es el descontento mostrado por los pacientes con respecto a las terapias disponibles.
La mayoría consisten en cremas, geles, fototerapia y medicamentos sistémicos, cuya toxicidad a largo plazo deja un importante margen de mejora. Entre un 40 y un 50% de las personas en tratamiento se muestra decepcionado con los resultados, de ahí que se dé un alto grado de abandono terapéutico.
Nueva generación de fármacos
Pero esta circunstancia está a punto de asistir a un importante cambio. Durante el XXII Congreso de la Asociación Europea de Dermatología y Venereología (EADV, por sus siglas en inglés), fueron presentados los resultados de un ensayo realizado con una nueva generación de fármacos biológicos que aportan mejores resultados para los pacientes de psoriasis, en un marco más seguro. Esto es, con menos efectos secundarios.
«No hay que olvidar que, por ahora, la psoriasis no tiene cura, pero con los nuevos fármacos biológicos se logra en un alto porcentaje el blanqueamiento casi total de la piel del paciente», afirma Lluis Puig, dermatólogo del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona.
Para el avance de estos tratamientos ha resultado clave la identificación de una proteína (la denominada IL-17A), que tiene un papel fundamental en el desarrollo de enfermedades inmunes como la psoriasis.
Durante el citado congreso, la farmacéutica Novartis presentó los resultados de un ensayo llevado a cabo con un anticuerpo humano –el secukinumab– que modula la actividad de la citada proteína de forma selectiva; esto es, sin afectar a otras capacidades del sistema inmune del organismo.
Es el primer agente dirigido a esta proteína con resultados disponibles en fase III. «A las doce semanas de tratamiento en ensayo clínico el 80% de los pacientes reduce sus síntomas en un 75%. En poco más de un año el 50% de los pacientes un 90% y los síntomas desaparecen en ese mismo periodo en un 30% de los enfermos», apunta Puig.
Antes de que acabe el año, tal y como indicó el director del programa de psoriasis de Novartis, José María Giménez-Arnau, se llevarán a cabo los trámites administrativos necesarios para que el tratamiento esté en el mercado, «si todo va bien, a principios del año que viene ».
Será en forma de inyectable y se aplicará una vez al mes. Lo que los pacientes piden es mayor eficacia y seguridad y, la nueva generación de fármacos biológicos está cerca de lograrlo. «Para nosotros, el objetivo es que la persona no se acuerde de que tiene la enfermedad», concluye Giménez-Arnau.
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