MALAGA HOY
Un grupo de empresas españolas, británicas, austríacas y alemanas llevan a cabo un proyecto de investigación que aprovecharía las aguas residuales como abono orgánico
En pleno Valle del Guadalhorce, en la localidad de Cártama, se está llevando a cabo un experimento agrícola que, de tener éxito, podría suponer una revolución en este sector y en el de tratamiento de las aguas residuales. El objetivo de esta investigación es intentar demostrar que el agua residual, convenientemente tratada en un tipo de depuradora, podría ser capaz de sustituir la necesaria acción de los fertilizantes.
Este proyecto está financiado por la Unión Europea y tiene un marcado carácter internacional, ya que en él participan entidades de diferentes países. En concreto, por parte de España están implicados la cooperativa Guadalhorce Ecológico, que agrupa a diversos productores de alimentos agrícolas en esta comarca, y Bioazul, empresa especializada en el tratamiento de aguas. Además, cuentan con un socio británico, uno austríaco y otro alemán.
En la práctica se plantaron durante la pasada primavera un total de 2.000 plantas de tomates, 1.000 de una variedad de suelo, y otras tantas de caña, de la especie de huevo de toro en una parcela de unos 2.500 metros cuadrados dividida en dos lotes de tierra, plantadas ambas partes con 500 vegetales de cada especie. "Hicimos un abonado inicial en toda la parcelapara partir de condiciones iguales con abono orgánico. Y posteriormente, en una parte se ha utilizado un fertilizante normal en agricultura ecológica de tomate, con los aportes de calcio y demás, y el otro trozo se ha regado únicamente con agua tratada, no se ha aportado abono, únicamente el agua, que se ha controlado el nivel de nitrógeno y fósforo", explica Margarita Jiménez, asesora técnica de la cooperativa Guadalhorce Ecológico.
En cuanto a los resultados, aunque todavía hace poco tiempo que se cortó el riego y, por lo tanto, todavía sería prematuro llegar a conclusiones exhaustivas, sí que, según explica Jiménez, se han realizado ya algunas pruebas: "Parece ser que nohay mucha diferencia, que el riego está supliendo las demandas que tiene el cultivo, no ha habido unas diferencias notables de producción entre la zona que ha estado abonada con un abonado normal y la zona que ha sido abonada con el agua residual. Pero tenemos que analizar los datos más en profundidad, aunque en cuanto a desarrollo vegetativo de la planta, ataques que hayamos visto o fitopatías, es decir, carencias nutricionales, no ha habido diferencia", señala Margarita. Y añade que incluso han llegado a comer estos frutos: "Los hemos probado y sensorialmente tampoco ha habido una disimilitud significativa. Los tomates estaban muy buenos de sabor porque el agua de aquí es bastante salina, y eso ya es bastante sabido que produce tomates con más textura".
En cuanto a la razón por la que se eligió este emplazamiento, esta parcela en el municipio de Cártama, confluirían varios motivos. El primero de ellos sería la posibilidad de disponer cerca de la zona un punto de abastecimiento de aguas residuales. El segundo, la cercanía de la localidad al Aeropuerto Málaga-Costa del Sol, algo necesario si se tiene en cuenta su carácter continental y que el objetivo de esta investigación, si los socios obtienen finalmente los resultados esperados, sería la comercialización de esta infraestructura a un nivel internacional, lo que hace indispensable la presencia de técnicos y posibles futuros compradores en la zona.
Según Jiménez las ventajas que acarrearía este adelanto sería una reducción en el coste de la producción y, sobre todo, rentabilizar las aguas residuales que, en algunos casos, terminan llegando al mar a través de los ríos.
La plantación de los vegetales comenzó a finales del mes de abril de 2013 y ha durado hasta finales de septiembre. Una vez retirados los restos de las plantas de tomates, en las próximos meses serán plantas de habas las que serán cultivadas en este lugar, legumbres elegidas por su capacidad para mejorar el terreno, como explica Margarita Jiménez "es una planta que hace fijar nitrógeno en el suelo y mejora su estructura, así que haremos un abonado en verde, cuando la haba esté ya para cortar, la incorporaremos al suelo para intentar mejorar la estructura del suelo, ya que el terreno tiene un porcentaje de arcilla altísimo, que lo hace bastante duro".
Finalmente, cuando acabe el experimento en 2015 -el Ayuntamiento de Cártama cedió esta parcela por dos años- el área se dedicará a huertos sociales, donde los vecinos podrán plantar sus propias hortalizas y frutas.
Este proyecto está financiado por la Unión Europea y tiene un marcado carácter internacional, ya que en él participan entidades de diferentes países. En concreto, por parte de España están implicados la cooperativa Guadalhorce Ecológico, que agrupa a diversos productores de alimentos agrícolas en esta comarca, y Bioazul, empresa especializada en el tratamiento de aguas. Además, cuentan con un socio británico, uno austríaco y otro alemán.
En la práctica se plantaron durante la pasada primavera un total de 2.000 plantas de tomates, 1.000 de una variedad de suelo, y otras tantas de caña, de la especie de huevo de toro en una parcela de unos 2.500 metros cuadrados dividida en dos lotes de tierra, plantadas ambas partes con 500 vegetales de cada especie. "Hicimos un abonado inicial en toda la parcela
En cuanto a los resultados, aunque todavía hace poco tiempo que se cortó el riego y, por lo tanto, todavía sería prematuro llegar a conclusiones exhaustivas, sí que, según explica Jiménez, se han realizado ya algunas pruebas: "Parece ser que no
En cuanto a la razón por la que se eligió este emplazamiento, esta parcela en el municipio de Cártama, confluirían varios motivos. El primero de ellos sería la posibilidad de disponer cerca de la zona un punto de abastecimiento de aguas residuales. El segundo, la cercanía de la localidad al Aeropuerto Málaga-Costa del Sol, algo necesario si se tiene en cuenta su carácter continental y que el objetivo de esta investigación, si los socios obtienen finalmente los resultados esperados, sería la comercialización de esta infraestructura a un nivel internacional, lo que hace indispensable la presencia de técnicos y posibles futuros compradores en la zona.
Según Jiménez las ventajas que acarrearía este adelanto sería una reducción en el coste de la producción y, sobre todo, rentabilizar las aguas residuales que, en algunos casos, terminan llegando al mar a través de los ríos.
La plantación de los vegetales comenzó a finales del mes de abril de 2013 y ha durado hasta finales de septiembre. Una vez retirados los restos de las plantas de tomates, en las próximos meses serán plantas de habas las que serán cultivadas en este lugar, legumbres elegidas por su capacidad para mejorar el terreno, como explica Margarita Jiménez "es una planta que hace fijar nitrógeno en el suelo y mejora su estructura, así que haremos un abonado en verde, cuando la haba esté ya para cortar, la incorporaremos al suelo para intentar mejorar la estructura del suelo, ya que el terreno tiene un porcentaje de arcilla altísimo, que lo hace bastante duro".
Finalmente, cuando acabe el experimento en 2015 -el Ayuntamiento de Cártama cedió esta parcela por dos años- el área se dedicará a huertos sociales, donde los vecinos podrán plantar sus propias hortalizas y frutas.
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