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Manolo Escobar ha fallecido en su casa de Benidorm tras haber permanecido varias semanas ingresado en un clínica de la ciudad alicantina a causa de un ictus y una insuficiencia renal que habían agravado el cáncer de cólon que padecía desde 2010. Sólo hace unos días que había cumplido 82 años. La capilla ardiente con sus restos se instalará en el Ayuntamiento de la ciudad en la que residía.
Estrella de la copla y la canción española, Manolo Escobar firmó grandes éxitos como 'El Porompompero', 'Mi carro' o 'Y viva España', y también dejó su impronta en películas que contaron con gran predicamento entre el público como 'El padre Manolo' (Ramón Torrado, 1966), 'Relaciones casi públicas' (José Luis Sáenz de Heredia, 1968) o 'En un lugar de La Manga' (1970), entre otras.
A mediados del pasado mes de septiembre, el artista tomaba la decisión de suspender las actuaciones que tenía previstas para lo que quedaba de año a causa de una recaída en su enfermedad que le obligaba a intensificar el tratamiento de quimioterapia al que estaba sometido. Un signo de que la batalla que tan aguerridamente había librado contra el cáncer se estaba finalmente decantando en su contra.
Una voz inconfundible
Nacido en Las Norias de Daza (El Ejido, Almería) el 19 de octubre de 1931, Manolo Escobar se crió en el seno de una amplia familia. Fue el quinto de los diez hijos que tuvo el matrimonio formado por Antonio García, un agricultor que cambió el campo por la hostelería, y María del Carmen Escobar, a la que, convertido ya en estrella, dedicaría Manolo la canción 'Madrecita María del Carmen'.
Educado por un maestro republicano que le enseñó los rudimentos del oficio musical, Manolo Escobar comenzó a llamar la atención actuando, en compañía de varios de sus hermanos, en ceremonias de todo tipo. Por aquel entonces se hacían llamar 'Los Niños de García'.
Pero no fue sino hasta mediados de los años cuarenta, afincado ya junto a su familia en Barcelona, cuando comenzarían a atisbarse los signos de la futura estrella que se estaba cocinando. Actuaciones en verbenas y concursos le abrieron las puertas del cine y la revista. Raquel Meller, uno de los rostros más conocidos de la época, predijo que el muchacho llegaría lejos. Y vaya si no se equivocaba.
Sus hermanos Baldomero, Salvador y Juan Gabriel ponían el acompañamiento en calidad de guitarristas, en tanto que el joven Manolo comenzaba a dibujar las señas de identidad por las que siempre se regiría su música. Cada vez tenían más ofertas, entre ellas una para grabar un disco. Había llegado el momento de escoger entre su puesto como funcionario o el incierto pero mucho más ilusionante camino de la música. Optó por la excedencia. Nunca más volvería a trabajar en la estafeta de correos de Badalona.
En 1959, Manolo Escobar se casaba con Anita Marx, una alemana a la que había conocido en una fiesta en la Platja d'Aro. Ninguno era ducho en el idioma del consorte, pero el amor no conoce barreras, tampoco las idiomáticas o culturales. Más de medio siglo de feliz matrimonio entre ambos así lo prueba.
Los años sesenta fueron testigos del imparable ascenso del artista. Decenas de éxitos hallaron en su inconfundible voz el vehículo perfecto para ganarse el cariño del público. La hermandad fue tal que no se vio afectada por el declive de la copla ante la irrupción de nuevos sonidos.
Discos como 'Espigas y amapolas' (1966), 'Mi novia' (1968) o 'Por los caminos de España' (1972), llegarían paralelamente al estreno de películas como 'Entre dos amores' (Luis Lucía, 1972) o 'La mujer es un buen negocio' (Valerio Lazarov, 1972), entre otras, que probarían la buena maña que se daba también delante de la cámara.
Una veintena de filmes y decenas de trabajos discográficos integrarían la vasta trayectoria de Manolo Escobar, que se vería recompensada con diversos premios como la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.
Establecido desde comienzos de los años noventa en Benidorm, Manolo Escobar no perdió nunca de vista a su público. Ni siquiera cuando, en 2010, descubrió que padecía un cáncer. Inició el tratamiento de quimioterapia pero no interrumpió sus espectáculos. Agarrado siempre al micrófono y agradecido a un país que le tuvo siempre entre sus estrellas más queridas, se aferró a la vida hasta este jueves en el que el mundo de la cultura se ha vestido de luto para despedir a uno de los más grandes coplistas que se han visto nunca.
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