MALAGA HOY
LEONOR GARCÍA MÁLAGA | ACTUALIZADO 15.12.2013 - 01:00
Cuentan que en estos días lo primero que preguntan muchas embarazadas que llegan a dar a luz en el Materno es cómo pudieron cambiarse dos bebés y que reclaman más celo para que la situación no se repita. La confusión sigue siendo motivo de comentarios en el hospital, de páginas en los periódicos y de angustia para los profesionales involucrados.
"Fue un patón gordo. Pero fue un error humano y no hay que darle más vueltas. Es grave, no debería haber pasado y estamos fastidiados. Ha ocurrido en la sanidad pública, pero podría haber pasado en la privada. Asumimos que nos hemos equivocado y punto", reflexionaba un trabajador.
El pasado 30 de noviembre dos mujeres daban a luz por cesárea en el Materno. Las intervenciones se realizaban en quirófanos contiguos y casi al mismo tiempo. Uno de los profesionales que estaba en una de las operaciones llevó al recién nacido a aspirarle la mucosidad en la sala de al lado y por error cogió los códigos de barra equivocados. Fue así como el pequeño Ezequiel se confundió con Naia. A Marta Montes, la madre de la cría, le pareció que estaba "rara" porque no se parecía a la que le enseñaron en el paritorio. "Pero fue todo tan rápido que pensé que habría podido cambiar algo", relató. Durante unas dos horas, le hizo de madre. Le dio el pecho e incluso le sacó fotos para enviarlas a sus amigos de Asturias. El revuelo estalló cuando la abuela de la niña al abrirle el pañal descubrió que era un niño.
Como la otra madre, Maite Luque, tuvo complicaciones en la cesárea, permaneció más tiempo separada de su bebé. Ella y su marido, Ezequiel, ignoraban que su hijo estaba en brazos de otra familia. A Ezequiel incluso le mostraron a Naia. Él creyó que era su hijo. "Yo no me di cuenta de que era una niña ni del error. Simplemente le eché fotos con el móvil y también mi familia le sacó fotos. Mientras, mi hijo estaba dando vueltas por el Materno", cuenta. Pasadas ya casi dos semanas del incidente, bromea: "Al menos lo cuidaron bien, si hasta le dieron el pecho".
Ezequiel y Maite se quedaron de piedra cuando se enteraron de lo sucedido. La peor parte se la llevaron Marta y José Carlos que durante unas dos horas no supieron dónde estaba su hija. El error que durante ese rato mantuvo en vilo al personal de nido, que será una anécdota que seguramente contarán a sus hijos cuando sean mayores y que podría haber tenido consecuencias más graves de haber sido del mismo sexo, impulsará cambios para mejorar el procedimiento de identificación. La comisión de seguridad del paciente del área de Neonatología está analizando todo lo ocurrido tras mantener entrevistas con los profesionales involucrados a fin de aplicar medidas correctoras.
Los sindicatos representados en el hospital lanzaron la semana pasada la alerta de que los recortes, la falta de personal y la rotación de los trabajadores por distintas áreas como consecuencia de los contratos de corta duración pueden propiciar este tipo de situaciones.
Pero profesionales del Materno aclaran que el incidente no tuvo nada que ver con los recortes ni con la precariedad de algunos contratos. El trabajador que originó el error tiene más de 15 años de antigüedad en su puesto. Además, fuentes sanitarias indicaron que aquel día había en el turno de nido dos enfermeros y un auxiliar de enfermería, un número que ha permanecido "invariable desde que se abrió el Materno".
Ezequiel y Maite se enteraron del error porque Marta y José Carlos -una vez que le habían entregado a Naia- reclamaron pruebas de ADN para confirmar el parentesco. El hospital tuvo que hacer las analíticas a las dos madres y a los dos bebés. Hasta entonces, durante dos días, los padres del varón ignoraron lo sucedido. Ezequiel critica que el centro sanitario tardara 48 horas en informarle de lo sucedido. "Porque la otra familia reclamó, que si no, no nos enteramos de nada", recuerda.
El Defensor del Paciente ha solicitado al hospital que mejore el sistema de identificación porque "ha quedado demostrado que el protocolo no se cumple o no es el correcto", ha anunciado que remitirá una reclamación a la Consejería de Salud y ha exigido que dé "más explicaciones". La Fiscalía ha anunciaque estudiará el caso. Las familias de momento no han puesto ninguna denuncia. El hospital ha indicado que cuando concluya el análisis del caso, informará a los padres. E insiste en que hay varios elementos identificativos, además de las pulseras. Entre ellos, seis códigos de barras, análisis de sangre y huellas. Un mensaje destinado a tranquilizar a los usuarios.
Ambos bebés están, según las pruebas de ADN, en brazos de sus madres. Comen y crecen, como debe ser. José Carlos agotado tras el trasiego de la paternidad y el sinfín de entrevistas, hace una petición a los responsables del Materno: "Que un error así no se repita".
"Fue un patón gordo. Pero fue un error humano y no hay que darle más vueltas. Es grave, no debería haber pasado y estamos fastidiados. Ha ocurrido en la sanidad pública, pero podría haber pasado en la privada. Asumimos que nos hemos equivocado y punto", reflexionaba un trabajador.
El pasado 30 de noviembre dos mujeres daban a luz por cesárea en el Materno. Las intervenciones se realizaban en quirófanos contiguos y casi al mismo tiempo. Uno de los profesionales que estaba en una de las operaciones llevó al recién nacido a aspirarle la mucosidad en la sala de al lado y por error cogió los códigos de barra equivocados. Fue así como el pequeño Ezequiel se confundió con Naia. A Marta Montes, la madre de la cría, le pareció que estaba "rara" porque no se parecía a la que le enseñaron en el paritorio. "Pero fue todo tan rápido que pensé que habría podido cambiar algo", relató. Durante unas dos horas, le hizo de madre. Le dio el pecho e incluso le sacó fotos para enviarlas a sus amigos de Asturias. El revuelo estalló cuando la abuela de la niña al abrirle el pañal descubrió que era un niño.
Como la otra madre, Maite Luque, tuvo complicaciones en la cesárea, permaneció más tiempo separada de su bebé. Ella y su marido, Ezequiel, ignoraban que su hijo estaba en brazos de otra familia. A Ezequiel incluso le mostraron a Naia. Él creyó que era su hijo. "Yo no me di cuenta de que era una niña ni del error. Simplemente le eché fotos con el móvil y también mi familia le sacó fotos. Mientras, mi hijo estaba dando vueltas por el Materno", cuenta. Pasadas ya casi dos semanas del incidente, bromea: "Al menos lo cuidaron bien, si hasta le dieron el pecho".
Ezequiel y Maite se quedaron de piedra cuando se enteraron de lo sucedido. La peor parte se la llevaron Marta y José Carlos que durante unas dos horas no supieron dónde estaba su hija. El error que durante ese rato mantuvo en vilo al personal de nido, que será una anécdota que seguramente contarán a sus hijos cuando sean mayores y que podría haber tenido consecuencias más graves de haber sido del mismo sexo, impulsará cambios para mejorar el procedimiento de identificación. La comisión de seguridad del paciente del área de Neonatología está analizando todo lo ocurrido tras mantener entrevistas con los profesionales involucrados a fin de aplicar medidas correctoras.
Los sindicatos representados en el hospital lanzaron la semana pasada la alerta de que los recortes, la falta de personal y la rotación de los trabajadores por distintas áreas como consecuencia de los contratos de corta duración pueden propiciar este tipo de situaciones.
Pero profesionales del Materno aclaran que el incidente no tuvo nada que ver con los recortes ni con la precariedad de algunos contratos. El trabajador que originó el error tiene más de 15 años de antigüedad en su puesto. Además, fuentes sanitarias indicaron que aquel día había en el turno de nido dos enfermeros y un auxiliar de enfermería, un número que ha permanecido "invariable desde que se abrió el Materno".
Ezequiel y Maite se enteraron del error porque Marta y José Carlos -una vez que le habían entregado a Naia- reclamaron pruebas de ADN para confirmar el parentesco. El hospital tuvo que hacer las analíticas a las dos madres y a los dos bebés. Hasta entonces, durante dos días, los padres del varón ignoraron lo sucedido. Ezequiel critica que el centro sanitario tardara 48 horas en informarle de lo sucedido. "Porque la otra familia reclamó, que si no, no nos enteramos de nada", recuerda.
El Defensor del Paciente ha solicitado al hospital que mejore el sistema de identificación porque "ha quedado demostrado que el protocolo no se cumple o no es el correcto", ha anunciado que remitirá una reclamación a la Consejería de Salud y ha exigido que dé "más explicaciones". La Fiscalía ha anunciaque estudiará el caso. Las familias de momento no han puesto ninguna denuncia. El hospital ha indicado que cuando concluya el análisis del caso, informará a los padres. E insiste en que hay varios elementos identificativos, además de las pulseras. Entre ellos, seis códigos de barras, análisis de sangre y huellas. Un mensaje destinado a tranquilizar a los usuarios.
Ambos bebés están, según las pruebas de ADN, en brazos de sus madres. Comen y crecen, como debe ser. José Carlos agotado tras el trasiego de la paternidad y el sinfín de entrevistas, hace una petición a los responsables del Materno: "Que un error así no se repita".
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