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Elena Ruiz heredó un solar de sus padres y acordó con una empresa constructora venderlo en 2003 a cambio de dos pisos áticos. Hoy en día, no tiene ni solar ni pisos
Elena y otros seis afectados, por la misma empresa, se manifestaron, junto a aproximadamente sesenta personas, frente a la puerta del constructor en la localidad de Maracena.
Elena nos relata su caso y señala que el intercambio de bienes no se produjo con un contrato de permuta sino con dos diferentes, uno de venta del solar y otro de compra de los pisos, recomendado por la constructora. «La venta se produjo ante notario pero sin transacción económica y la compra la realizamos a través de un documento timbrado con la firma y sello de la empresa», señala. Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, la empresa constructora tras hipotecar todos los pisos del bloque, no pudo hacer frente a sus pagos y acabaron embargados por el banco sin tener aún la escritura la afectada. «Se quedó sin piso y sin solar, presentamos la querella y la jueza nos señaló que el documento de compra no tenía valor porque no estaba firmado ante notario. Nos engañaron con el tipo de acuerdo», indica Alfonso Bailón, marido de Elena.
La pareja no quiere desvelar el nombre de la empresa constructora al estar abierto un procedimiento judicial. Por su parte, este periódico ha contactado con la misma y se han remitido a que sea la justicia la que termine dirimiendo responsabilidades.
Por otro lado, la señora Ruiz ve extraño que el notario no requiriera el documento acreditativo del pago de la venta del solar. Este hecho provocó que la Hacienda Pública le reclamara, por el aumento de su patrimonio, la cantidad de 120.000 euros. «Finalmente, no hubo problema porque se hizo una declaración de herederos y no tuvimos que hacer frente a este desembolso», afirma.
La historia
Elena Ruiz junto a su hermano, enfermo psiquiátrico, adquirieron el solar de sus progenitores y la imposibilidad de la convivencia en un piso de grandes dimensiones del enfermo conllevó que Elena decidiera vender el terreno de 259 m2. Hoy en día, ella es la única heredera tras el fallecimiento de su hermano en 2009.
La afectada relata que los pisos se hipotecaron por parte de la constructora en 2007 cuando ya eran viables para poder vivir y que ante la falta de crédito se acabaron hipotecando también los dos áticos que en principio no estaban acordados para ello. «Durante un año, nos insistieron en que ya se podían firmar las escrituras de la casa pero el domicilio que iba a ser para mi hermano, no cumplía las medidas mínimas de altura. Había un cuarto de baño en buhardilla con una parte de 1. 05 metros solamente y decidimos no firmar hasta que no se arreglara y al año siguiente se produjo el embargo», indica.
Fue en ese momento, cuando decidieron presentar una demanda al constructor, ya que, se habían quedado sin solar y sin pisos. «La querella no fue admitida a trámite porque la jueza se remitía a que la empresa estaba pagando las hipotecas y que el documento timbrado no tenía valor. En ese momento, sabiendo la resolución judicial, dejaron de pagarlas y modificó todos los bienes no embargables a nombre de otro familiar y eso también está denunciado por alzamiento de bienes», indica la afectada.
Sin acuerdo
Desde el comienzo del litigio, la constructora le ha ofrecido diferentes solares y pisos a Elena para dar por terminado esta cuestión, aunque como ella señala ninguno se adaptaba a las condiciones o al precio, en la mayoría de las ocasiones, por el que se acordó la venta del solar.
El procedimiento, a día de hoy, está a espera de juicio y los pisos pertenecen al FROB, el conocido banco malo, que si sigue pasando el tiempo, subastará más baratas las viviendas del bloque. «Nos ha asesorado nuestro abogado pagar la hipoteca del piso para retrasar la subasta, pero no lo vemos lógico. Únicamente queremos que nos devuelvan lo que es nuestro», concluye.
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