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El arqueólogo Javier Navarro acaba sus excavaciones en Alfacar y señala una zona similar a una fosa en el mismo lugar que dijo el georradar y el historiador Caballero
En los dominios del Parque Federico García Lorca de Alfacar, pero en un punto donde nunca se habían buscado los restos del poeta fusilado, trabajaban ayer siete personas entre montículos de tierra o en zanjas de más de dos metros de profundidad. Caían los últimos rayos de sol y ninguno de los arqueólogos, antropólogos, historiadores y demás presentes tenían miedo al frío que corría por el Peñón del Colorado. Entre ellos se hallaba el director de las excavaciones, el veterano Javier Navarro, que también ha participado en las tareas de identificación del terreno con un georradar cuyos datos ha interpretado Francisco García, catedrático de Geofísica de la Universidad Politécnica de Valencia.
En unos trabajos que han durado apenas una semana y que finalizan mañana, los expertos se han centrado en localizar tres fosas o pozos donde –según los investigadores Eduardo Molina Fajardo y Miguel Caballero y con datos posteriores del georradar– fueron arrojados algunos fusilados de la Guerra Civil en Granada. Ayer a las cinco de la tarde, dos investigadoras ubicadas en la fosa horadada junto a un gran árbol –del que nadie acierta a decir la especie– empezaron a marcar con chinchetas amarillas «un pozo o una fosa» de terreno limoso. «Estos cambios en la tierra nos indican que hay una fosa», decía una de las trabajadoras.
Javier Navarro, que se jactaba de haber pasado cientos de horas en unas 150 intervenciones en todo el mundo, declaraba: «Acabamos de señalar algo que parece un pozo y luego debemos estudiar todos los datos en el laboratorio para corroborarlo. En cualquier caso, esto cuadra perfectamente con lo defendido por los historiadores». Tanto él como su equipo de la empresa Natural Resources, encargada de esos trabajos que promueve la Junta de Andalucía, se mostraban safisfechos con el hallazgo, que ahora debe certificarse. En ese caso, serían necesarias posteriores fases de excavaciones en el terreno.
Caballero explicó que querían encontrar hasta tres pozos. Los mismos se ubicarían –al igual que el de ayer– a unos dos metros bajo tierra, porque en la zona se movieron terrenos para construir un campo de fútbol, proyecto finalmente malogrado «porque Isabel García Lorca le pidió a Manuel Chaves que se paralizase».
En uno de ellos, junto al autor de ‘Yerma’, se encontrarían el maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Arcoyas, según defiende el propio Miguel Caballero en el libro ‘Las 13 últimas horas en la vida de Federico García Lorca’. «Los demás fusilados en esos tres pozos no sabemos quiénes son y ese es otro reto», explica el autor de la obra, quien ayer mismo almorzó con Fernando Nestares, hijo del capitán que estaba al frente del puesto de mando en Víznar el día que ejecutaron al poeta granadino.
Estos trabajos están enmarcados en el proyecto de la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía con un presupuesto inicial de 10.000 euros. El lugar se encuentra en una hondonada frente al cortijo de Los Llanos de Corvera, cerca del Barranco de Víznar y del parque Federico García Lorca, donde la administración autonómica ya lideró en 2009 otro proyecto para la búsqueda de fosas que acabó sin el hallazgo de evidencias de enterramiento alguno o esquirla de hueso.
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