EL GORDO SE PONE A RÉGIMEN
LA VERDAD
El Estado, ganador seguro en un año de menos ventas y consignación de lotería
A TENER EN
Cae la consignación, cae la venta y se reduce el premio. El Sorteo Extraordinario de Navidad de este año que agoniza, y su máximo exponenete, el celebérrimo Gordo, se ponen a régimen y tienen por ahora solo un ganador ya claramente definido. Y es el Estado, que -vía retención del Ministerio de Hacienda- se embolsará un quinto del aluvión de millones que el próximo domingo regará la geografía nacional. Así que si le cayera El Gordo -premiado con 400.000 euros al décimo-, acabaría ingresando limpios de polvo, paja y Montoro 'apenas' 320.000. «Que ya los pillara yo», seguro que habrán pensado, pero que en el caso -por ejemplo- de los quintos premios, rebajan los 6.000 euros por décimo hasta 4.800. Eso sí, el 'hachazo' solamente se aplicará a los premios por encima de los 2.500 euros, por lo que las famosas pedreas seguirán salvando la inversión de miles de jugadores.
Unos jugadores que este año volverán a jugar menos que el anterior. Y es que si en 2011, el gasto medio por habitante llegó a los 72 euros, el pasado año la cifra se quedó en unos raquíticos 48 euros. Y la previsión -al menos, la del delegado comercial de Loterías y Apuestas del Estado en la Región, José Laorden-, es que la cifra se quede en 35 euros este año.
En previsión de una catarata de devoluciones de décimos sin vender desde las 133 administraciones de la Región, el organismo se ha puesto la venda rebajando en 9,5 millones de euros la consignación, es decir, los billetes destinados a la venta. Pese a la rebaja -fruto en parte de la caída de casi el 10% en las ventas registrada para el sorteo en 2012-, en la Región, se han consignado este año 95,9 millones de euros, y la esperanza de Loterías es que al menos la venta se mantenga en los niveles de 2012. Para ello, cada murciano debería gastarse casi 50 euros en décimos.
Pero no parece que ese sea el escenario. Máxime cuando aunque la Región es la décima autonomía más jugadora -las que más, La Rioja y Castilla y León; las que menos, además de Ceuta y Melilla, Canarias y Baleares- el consumo general de juegos de azar de desploma a tasas cercanas al 10% anual. En Lorca, una vez pasada la 'fiebre' que acabó con prácticamente las existencias de décimos en 2011 y 2012, años del terremoto y las inundaciones, los loteros ven caer un 20% las ventas. Y sin red.
También tendrá algo que ver que por la Región los premios importantes apenas se dejaron ver el año pasado -cuatro décimos de El Gordo vendidos vía máquina expendedora en Torre Pacheco, Cehegín, La Alberca y Cabezo de Torres- y llevamos ya tres sin que El Gordo haga acto de presencia relevante. La última vez, en Molina de Segura, en 2010.
Optimismo en Molina
Allí, el optimismo de cara al sorteo del domingo se ha disparado. Todo porque el viernes la suerte ya se dejó ver a través no de la Lotería Nacional, sino del 'cuponazo' de la ONCE. «Este año va a tocar en Molina y lo que más deseo es que se reparta entre los amigos y la familia», presagia Vicente García, uno de los agraciados hace tres años con El Gordo.
José Luis Palazón, el empresario ya jubilado que se trajo entonces desde Alicante medio centenar de décimos del 97250, vaticina lo mismo, pero concreta aún más: «Tenemos previsto que caiga un cuarto o un tercero. Y además, acabará en 07», indica Palazón, rebautizado como el Papá Noel de la lotería después de repartir la suerte.
Vicente y José Luis coinciden, al menos, en la última cifra, pues Vicente lleva muchos años comprando un número que su padre, ya fallecido, solía adquirir para el sorteo de Navidad, acabado en 77, y que está agotado, según cuenta. Unos 500 décimos de ese número ya se han adquirido en la ventanilla de la administración número 4 que regenta Lucía Cantero, situada al lado del bar El Linde, cuya barra atiende Vicente.
Lucía comparte los pronósticos de sus vecinos, pero apuesta por el 36182, al que está abonada su administración y que está agotado tras ser adquirido por decenas de clientes. Se da la circunstancia de que Lucía ya vendió en 2011 diez décimos de un tercer premio del sorteo, regalando medio millón con un número acabado en 82. Ese mismo año, además, vendió cuatro décimos de un quinto premio.
Pasados tres años, Palazón y buena parte del 'clan molinense' de los agraciados con El Gordo de 2010 sigue celebrando su suerte como si fuera el primer día: «Lo mejor de todo ha sido tener a toda la familia y amigos situados», exclama con satisfacción el exempresario del mueble.
Algunos se han jubilado, alguno ha emprendido negocios y una mayoría sigue trabajando, pero «con la tranquilidad de quitarme los préstamos y no tener púas con los bancos», indica Vicente, que ayer seguía trabajando en su taberna, como siempre. Muchos de ellos, sobre todo los que son pensionistas, suelen quedar por las tardes para echar unas partidas en el bar El Romeral, uno de los locales que también disfrutó del premio. Además, el domingo volverán a reunirse para seguir el sorteo especial desde primera hora de la mañana en el restaurante Paquito, donde almuerzan con frecuencia.
Ya no es tiempo para emprender muchos negocios y, por ello, la mayoría ha invertido «en sacar de apuros a los hijos», como explica José Luis Palazón. Admiten que la mayoría es gente trabajadora que vivía bien, pero había alguno que lo estaba pasando realmente mal. «No tenían dinero ni para la soga», comenta uno de ellos.
Cae la consignación, cae la venta y se reduce el premio. El Sorteo Extraordinario de Navidad de este año que agoniza, y su máximo exponenete, el celebérrimo Gordo, se ponen a régimen y tienen por ahora solo un ganador ya claramente definido. Y es el Estado, que -vía retención del Ministerio de Hacienda- se embolsará un quinto del aluvión de millones que el próximo domingo regará la geografía nacional. Así que si le cayera El Gordo -premiado con 400.000 euros al décimo-, acabaría ingresando limpios de polvo, paja y Montoro 'apenas' 320.000. «Que ya los pillara yo», seguro que habrán pensado, pero que en el caso -por ejemplo- de los quintos premios, rebajan los 6.000 euros por décimo hasta 4.800. Eso sí, el 'hachazo' solamente se aplicará a los premios por encima de los 2.500 euros, por lo que las famosas pedreas seguirán salvando la inversión de miles de jugadores.
Unos jugadores que este año volverán a jugar menos que el anterior. Y es que si en 2011, el gasto medio por habitante llegó a los 72 euros, el pasado año la cifra se quedó en unos raquíticos 48 euros. Y la previsión -al menos, la del delegado comercial de Loterías y Apuestas del Estado en la Región, José Laorden-, es que la cifra se quede en 35 euros este año.
En previsión de una catarata de devoluciones de décimos sin vender desde las 133 administraciones de la Región, el organismo se ha puesto la venda rebajando en 9,5 millones de euros la consignación, es decir, los billetes destinados a la venta. Pese a la rebaja -fruto en parte de la caída de casi el 10% en las ventas registrada para el sorteo en 2012-, en la Región, se han consignado este año 95,9 millones de euros, y la esperanza de Loterías es que al menos la venta se mantenga en los niveles de 2012. Para ello, cada murciano debería gastarse casi 50 euros en décimos.
Pero no parece que ese sea el escenario. Máxime cuando aunque la Región es la décima autonomía más jugadora -las que más, La Rioja y Castilla y León; las que menos, además de Ceuta y Melilla, Canarias y Baleares- el consumo general de juegos de azar de desploma a tasas cercanas al 10% anual. En Lorca, una vez pasada la 'fiebre' que acabó con prácticamente las existencias de décimos en 2011 y 2012, años del terremoto y las inundaciones, los loteros ven caer un 20% las ventas. Y sin red.
También tendrá algo que ver que por la Región los premios importantes apenas se dejaron ver el año pasado -cuatro décimos de El Gordo vendidos vía máquina expendedora en Torre Pacheco, Cehegín, La Alberca y Cabezo de Torres- y llevamos ya tres sin que El Gordo haga acto de presencia relevante. La última vez, en Molina de Segura, en 2010.
Optimismo en Molina
Allí, el optimismo de cara al sorteo del domingo se ha disparado. Todo porque el viernes la suerte ya se dejó ver a través no de la Lotería Nacional, sino del 'cuponazo' de la ONCE. «Este año va a tocar en Molina y lo que más deseo es que se reparta entre los amigos y la familia», presagia Vicente García, uno de los agraciados hace tres años con El Gordo.
José Luis Palazón, el empresario ya jubilado que se trajo entonces desde Alicante medio centenar de décimos del 97250, vaticina lo mismo, pero concreta aún más: «Tenemos previsto que caiga un cuarto o un tercero. Y además, acabará en 07», indica Palazón, rebautizado como el Papá Noel de la lotería después de repartir la suerte.
Vicente y José Luis coinciden, al menos, en la última cifra, pues Vicente lleva muchos años comprando un número que su padre, ya fallecido, solía adquirir para el sorteo de Navidad, acabado en 77, y que está agotado, según cuenta. Unos 500 décimos de ese número ya se han adquirido en la ventanilla de la administración número 4 que regenta Lucía Cantero, situada al lado del bar El Linde, cuya barra atiende Vicente.
Lucía comparte los pronósticos de sus vecinos, pero apuesta por el 36182, al que está abonada su administración y que está agotado tras ser adquirido por decenas de clientes. Se da la circunstancia de que Lucía ya vendió en 2011 diez décimos de un tercer premio del sorteo, regalando medio millón con un número acabado en 82. Ese mismo año, además, vendió cuatro décimos de un quinto premio.
Pasados tres años, Palazón y buena parte del 'clan molinense' de los agraciados con El Gordo de 2010 sigue celebrando su suerte como si fuera el primer día: «Lo mejor de todo ha sido tener a toda la familia y amigos situados», exclama con satisfacción el exempresario del mueble.
Algunos se han jubilado, alguno ha emprendido negocios y una mayoría sigue trabajando, pero «con la tranquilidad de quitarme los préstamos y no tener púas con los bancos», indica Vicente, que ayer seguía trabajando en su taberna, como siempre. Muchos de ellos, sobre todo los que son pensionistas, suelen quedar por las tardes para echar unas partidas en el bar El Romeral, uno de los locales que también disfrutó del premio. Además, el domingo volverán a reunirse para seguir el sorteo especial desde primera hora de la mañana en el restaurante Paquito, donde almuerzan con frecuencia.
Ya no es tiempo para emprender muchos negocios y, por ello, la mayoría ha invertido «en sacar de apuros a los hijos», como explica José Luis Palazón. Admiten que la mayoría es gente trabajadora que vivía bien, pero había alguno que lo estaba pasando realmente mal. «No tenían dinero ni para la soga», comenta uno de ellos.
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