FALLECE LA DUQUESA DE ALBA
Tras ingresar el pasado domingo, su estado
se fue agravando por su edad. La aristócrata ha estado recluida los
últimos ocho meses en su palacio. Desde 2008 Cayetana pasó por el
quirófano varias veces y se recuperó por su vitalidad.
La duquesa de Alba ha fallecido este jueves en Sevilla a los 88 años de edad al agravarse su estado de salud. Cayetana Fitz-James Stuart ingresó en la clínica Quirón-Sagrado Corazón en la noche del pasado domingo, afectada por una gastroenteritis, una afección respiratoria causada por una neumonía y una arritmia cardiaca. Después de que los partes médicos apuntasen que su situación se había estabilizado, este martes por la tarde la familia ya adelantó que sería trasladada a su domicilio por su expreso deseo. Y a las diez de la noche salió en una ambulancia hacia el Palacio de Dueñas, acompañada por un médico.
El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ha comunicado poco antes de las 10:00 su fallecimiento en su cuenta de twitter, indicando que "doña Cayetana siempre llevó a Sevilla en el corazón y por eso permanecerá para siempre en el corazón de Sevilla".
El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ha comunicado poco antes de las 10:00 su fallecimiento en su cuenta de twitter, indicando que "doña Cayetana siempre llevó a Sevilla en el corazón y por eso permanecerá para siempre en el corazón de Sevilla".
La aristócrata llevaba recluida en el Palacio de Dueñas prácticamente desde el pasado mes de marzo.
En estos ocho meses había sido hospitalizada para revisiones médicas en
varias ocasiones en el Hospital Quirón-Sagrado Corazón, donde fue intervenida en varias ocasiones sin
que se pudiera frenar su evidente deterioro físico. Este año ni
siquiera estuvo presente en los actos del 75 aniversario de la muerte de
Antonio Machado, celebrados en Dueñas. En junio ingresó
en el citado hospital para una revisión de la válvula que le
implantaron en 2009 y cuya obstrucción le podría haber causado problemas
de movilidad en este último año.
Una salud de hierro ha acompañado a la aristrócrata en los últimos años. A mediados de 2008 su estado empeoró considerablemente, hasta el punto necesitó una silla de ruedas para desplazarse. Tras ser intervenida para solventar los problemas causados por la hidrocefalia que padecía, su estado mejoró. Y en esta fecha, recién iniciado su noviazgo con Alfonso Díez,
realizó incluso varios viajes al extranjero. A pesar de que los
achaques de Cayetana ya venían de largo, su vitalidad le permitió
superar en los últimos años más de un bache. Tras su enlace matrimonial, resbaló en el Palacio de Dueñas con una alfombra y sufrió una fisura en la pelvis. Y el año pasado tuvo que ser hospitalizada en Roma, donde viajó para celebrar su aniversario de boda, por una fractura del fémur que hizo que pasara incluso por el quirófano.
Sus mayores problemas de salud se presentaron hace más de una década, cuando fue atendida por primera vez por el doctor Francisco Trujillo,
jefe de neurocirugía de la clínica sevillana Sagrado Corazón. Acababa
de morir su segundo marido, Jesús Aguirre, cuando las dolencias de la
duquesa se agravaron. En 2007 fue operada de una lesión en la espalda,
en concreto, para una estenosis espinal que sufría como consecuencia de
una caída de caballo cuando tenía sólo 14 años y practicaba hípica. El
equipo del doctor Trujillo, compuesto también por los doctores Montero y
Narros, aconsejó la intervención en ese momento porque Cayetana ya
presentaba problemas de movilidad en las piernas. La operación fue un éxito y la duquesa se rehabilitó en el Palacio de Dueñas antes de iniciar sus vacaciones de verano.
La estenosis espinal es un estrechamiento del canal óseo
por el que discurre la médula espinal. Si llega a comprimir estructuras
nerviosas puede causar dolor e incluso impedir caminar, como le ocurrió
a la duquesa, por lo que fue necesaria la curugía, relativamente
agresiva pero aconsejada en su caso porque las perspectivas de éxito
eran buenas. Pero, pocos meses después, el doctor Trujillo alertó a la
familia de que la recuperación no sería ciento por ciento exitosa
sin una segunda operación, esta vez más arriesgada, para implantarle
una válvula en la cabeza con el fin de aliviar la hidrocefalia e
isquemia cerebral que padecía.
Después del verano de 2008, el deterioro físico
que presentaba la aristócrata disparó el rumor de que padecía alguna
enfermedad de tipo mental, un extremo desmentido por el doctor que la
atendió en Madrid en esa fecha, Miguel Muniain. La alarma se disparó
después de que la duquesa casi se asfixiara en el mes de septiembre con un zumo en la boda de su nieto Javier. La rápida actuación
de los médicos hizo que todo quedara en un susto, que se repitió dos
meses después en Sevilla durante una entrega de premios en el Hotel
Alfonso XIII. Y, a mediados de enero, volvióa ser hospitalizada en la
Clínica Ruber de Madrid por un problema respiratorio similar .
A pesar de la aparente tranquilidad de la familia, el doctor Trujillo insistió en la necesidad de una operación,
aplazada ya por más de un año y que se retrasó en varias ocasiones por
varios imprevistos. Enmedio, Cayetana fue sometida a una colangiografía
lamparoscópica para destruir los cálculos que tenía en su vesícula y de
la que salió y con un mejorado aspecto.
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