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Tres pasarelas sobre el Rivillas y el Calamón solo cuentan con vallas temporales por los robos y la Confederación dice que no lo arreglará hasta que acaben los juicios
Se va a cumplir un año desde que desapareció parte de las barandillas de protección de cuatro puentes sobre los arroyos Rivillas y Calamón. Uno fue reparado, pero los otros continúan con vallas temporales como único recurso para evitar un accidente. Los vecinos aseguran que se trata de una situación muy peligrosa y urgen a la Confederación Hidrográfica para que sustituya los pretiles.
Las pasarelas afectadas están en la avenida Salvador Allende, cerca de Ciudad Jardín; en la calle Obispo Mateo Delgado; y la avenida Luis de Góngora que da acceso al Cerro de Reyes. Este último caso es el más llamativo porque unos ladrones se llevaron la mitad de la barandilla del carril que delimita la acera situada junto al carril que discurre en dirección a la carretera de Sevilla. La Policía Local colocó unas vallas y las ató a las farolas y entre ellas. Así continúa el puente.
La Asociación de Vecinos del Cerro de Reyes ha pedido en numerosas ocasiones que se reparen las pasarelas, especialmente la de Luis de Góngora por el peligro que supone para los peatones, pero no han obtenido respuesta. La institución responsable, la Confederación Hidrográfica del Guadiana, alega que el coste de la reparación debe ser asumido por los responsables del robo, pero no es posible hasta que se resuelva el proceso judicial.
En diciembre del año pasado se detuvo a una persona por el robo de barandillas. La Guardia Civil localizó barandas de los puentes Rivillas y Calamón en una chatarrería y siguió la pista hasta el vendedor. Este hombre se enfrenta a un juicio en el que la Confederación Hidrográfica del Guadiana le pide 35.000 euros para sustituir los pretiles que supuestamente se llevó. La institución defiende que debe esperar hasta que se resuelva este juicio para remplazar las barandillas correspondientes.
Sin embargo, los vecino piden que primero se arreglen los puentes y que posteriormente la administración cobre el dinero. «Es un peligro estar así. Las vallas están unidas por bridas de plástico, cada poco tiempo se rompen y las vallas se caen. Cualquier día se va alguien para abajo. Es un riesgo. Habrá un accidente», explica Isidra Méndez, presidenta de la asociación de vecinos del Cerro de Reyes.
Mala imagen
Más allá del peligro, esta representante vecinal alega que las vallas temporales con las que cuentan desde hace un año dan mala imagen al barrio, ya que están en ambas entradas, desde Ciudad Jardín y desde la carretera de Sevilla. «Ya no digo nuestro barrio, sino todo Badajoz está dejado, pero yo me tengo que preocupar por mi zona y da una imagen lamentable tener el puente así».
El robo de barandillas es un negocio tentador por el valor que estos materiales tienen como chatarra. Las barras de acero inoxidable de las que están hechas estas protecciones, por ejemplo, se venden a 1 euro el kilo. Para evitar delitos de este tipo, los cuerpos de seguridad rastrean las chatarrerías en busca de material robado e imputan a los vendedores. El problema es que la desaparición de mobiliario urbano ha empeorado debido a la crisis económica, ya que es una forma de lograr ingresos.
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