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La imagen de la capilla del cementerio de Salobreña se queda sin pie por el afecto de los feligreses y la restaurará una vecina
La fe mueve montañas y la devoción de los fieles mueve a las masas. En ocasiones, esta manifestación de la fe puede provocar accidentes como el ocurrido días atrás en Salobreña, donde el Cristo del cementerio se ha quedado ‘cojo’ de tanto recibir besos y caricias de sus feligreses. La capilla del camposanto municipal de la Villa está presidida por una imagen de Jesús crucificado al que los más asiduos tienen una gran devoción. Para demostrar su amor al Cristo, tras rezar muestran su afecto pasando la mano por la zona más baja de la talla o dándole un beso en los pies.
La altura a la que está colgada la imagen y el pequeño altar que hay delante de él dificulta que las mujeres de más de edad –quien a su vez son las que visitan el cementerio con más frecuencia– alcancen el pie de la imagen provocando, en ocasiones, que algunas de ellas se vea en la necesidad de ‘colgarse’ de la imagen. Esto ocurre desde hace años, llegando a convertirse en una tradición que toda persona que pasa por la capilla lleva a cabo. El paso del tiempo y tanto amor divino han dejado ‘cojo’ al crucificado ya que la imagen ha perdido uno de sus pies: el derecho está quebrado por el empeine.
El sepulturero del cementerio municipal comenzó su jornada laboral y, como cada mañana, entró en la capilla. Cuál fue su sorpresa cuando vio que a la imagen del Cristo le faltaba un pie. El trozo de talla ausente estaba perfectamente guardado en un trapo encima del altar. El concejal de Mantenimiento, Javier Ortega, descartó desde un principio un acto vandálico ya que «en este caso no habrían guardado la pieza rota con tanto cuidado», comentó el edil.
Con el pie en la mano
La opción más acertada, agregó el responsable municipal, es que una de las feligresas «se quedó con él en la mano» cuando estaba rezándole y, sin querer causar más daños, dejó allí el pie. «Muchas mujeres no alcanzan y se agarran; con el paso del tiempo se ha acabado rompiendo», agregó Ortega
Los vecinos no tardaron en hacerse eco de lo ocurrido y los pasillos del Ayuntamiento se llenaron de fieles indignados con lo ocurrido pidiendo explicaciones a los responsables municipales. Las mujeres más mayores de la localidad, tras escuchar lo sucedido, presentaron sus quejas en el Ayuntamiento: «Llegaron a ir a mi casa para preguntarme si el pie estaba guardado en lugar santo, en un sitio religioso», afirma Ortega.
Pero ya hay solución. Será una vecina de la Villa la que restaure la imagen de manera totalmente altruista. Se trata de una profesional, no como la espontánea de Borja que dio la vuelta al mundo. En este caso, Pepa Franco se dedica a la restauración y da clases en una asociación local. No es la primera vez que esta mujer hace trabajos en las distintas imágenes religiosas del municipio. Las pequeñas estatuas que hay en la Bóveda Medieval del Casco Antiguo también pasaron por sus manos para mejorar su aspecto.
Vecina restauradora
La restauración de la imagen del Cristo del cementerio se hará de manera íntegra. En los próximos días, trabajadores municipales la bajarán de su sitio para llevarla al taller de Franco donde se arreglará tanto la talla como la cruz, hechas en escayola y madera según el concejal, quien espera que los trabajos estén terminados para el Día de los Santos, el próximo 1 de noviembre, jornada en la que por tradición se rinde homenaje a los fallecidos y el cementerio se convierte en núcleo de numerosas visitas.
«Estará colocada en la capilla de nuevo y el cementerio lucirá en su máximo esplendor», tranquilizó Ortega a los vecinos. Lo que habrá que pedir a los feligreses es que no vuelvan a colgarse del pie de la imagen y lancen los besos desde la distancia.
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