GRANADA HOY
El organismo aconseja que sólo se incluya en la candidatura los "núcleos representativos" en lugar de un área tan amplia La visita de los primeros asesores de Icomos arroja un balance positivo
"Para antes de 2017 o 2018, no". La candidatura para la declaración de la Alpujarra como Patrimonio Mundial no tendrá lugar antes de esa fecha. Un mismo país no puede presentar un número indefinido de propuestas para ser reconocidas universalmente. Sólo puede protagonizar una para Patrimonio Cultural y otra para Natural; y la granadina tiene por delante ahora mismo otras como las de La Rioja, Menorca o los dólmenes de Antequera. Así lo explicó la presidenta de Icomos España, María Rosa Suárez-Inclán. Es decir, la alpujarreña no estará entre las que opten a la condecoración universal en la próxima reunión de la Unesco, el próximo junio en Qatar. Es más, aún está por elaborar, incluso, el expediente del proyecto.
Icomos -siglas del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios- es una ONG internacional con sede en París encargada de proponer los bienes que reciben el título de Patrimonio Cultural Mundial de la Humanidad y que hace las veces de asesor de la Unesco en ese aspecto. La presidenta y uno de sus representantes de su comité nacional estuvieron recorriendo la Alpujarra hasta ayer, siguiendo la invitación de la Diputación de Granada. Su visita ha dejado cierto aire positivo entre las instituciones, pero también realista y de paciencia con los plazos. Y un cierto cambio de planes. "No es aconsejable presentar una extensión tan grande como son todas las Alpujarras, sino que se presenten esta vez determinados los núcleos representativos que tiene", sostuvo María Rosa Suárez-Inclán.
Precisamente los 32 municipios y, aproximadamente, 60 núcleos de población que forman ese área tan característica y arcaica es una de las pocas debilidades que señalaron los primeros asesores. Por ello, abogan por plantear para su declaración los enclaves más característicos, que serían los que recibirían el reconocimiento y a los que la Unesco llama "zonas núcleo". Aparte, existe también una "zona de amortiguamiento" y que podría ser tan amplia como la que "primigeniamente" se pensó en incluir en la candidatura. Y los miembros de la propuesta han accedido a la idea. "La gente que venga no va a distinguir, va a decir directamente que está en la Alpujarra, declarada Patrimonio Mundial", puntualizó la presidenta de Icomos España.
Los técnicos del organismo supranacional también observaron ciertas alteraciones en el entorno fruto del paso del tiempo y del desarrollo de los últimos años. En cualquier caso, nada grave que haga peligrar las opciones del entorno. Así lo aclaró Suárez-Inclán: "Yo no he tenido ocasión de ver problemas graves que alteren la opinión general de que todo está bastante bien conservado; la silueta que tienen las poblaciones de la Alpujarra no está alterada dentro del paisaje, y eso es muy importante. Además, ¿conoce alguien algún sitio en España donde no se hayan producido alteraciones debido al desarrollo de los últimos 30 años? Yo no".
La labor de los vecinos y alpujarreños para lograr, finalmente, la declaración de Patrimonio Mundial también se antoja clave. No obstante, entre ciertos sectores de algunas de sus poblaciones existe un palpable síntoma de reticencia prudente a todo este proceso, visto más como un movimiento político y derivado del temor a las restricciones que pueda suponer entre sus calles el título internacional. "La declaración no es sólo para los elementos materiales e inanimados del paisaje, también incluye a los habitantes: niños, adultos, mayores y los que les sucedan. Ellos forman parte indispensable, deben ser, además, motores que intervengan y que participen activamente en la organización y la redacción del expediente", manifestó María Rosa Suárez-Inclán.
La importancia, por otro lado, de la opinión de Icomos es grande. En la mayor parte de los casos, la Unesco suele atenerse en su dictamen final a la valoración de esta organización. El camino por recorrer para la Alpujarra es largo aún, empero. Los pasos previos para la declaración son formar parte, primero, de una Lista Indicativa y, posteriormente, de una Definitiva. La iniciativa granadina no forma parte todavía de ninguna. La aspiración es ocupar el hueco que dejó libre la de los dólmenes de Antequera en la Indicativa hace unas semanas, pero hasta el próximo otoño no se conocerá si es así.
Icomos -siglas del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios- es una ONG internacional con sede en París encargada de proponer los bienes que reciben el título de Patrimonio Cultural Mundial de la Humanidad y que hace las veces de asesor de la Unesco en ese aspecto. La presidenta y uno de sus representantes de su comité nacional estuvieron recorriendo la Alpujarra hasta ayer, siguiendo la invitación de la Diputación de Granada. Su visita ha dejado cierto aire positivo entre las instituciones, pero también realista y de paciencia con los plazos. Y un cierto cambio de planes. "No es aconsejable presentar una extensión tan grande como son todas las Alpujarras, sino que se presenten esta vez determinados los núcleos representativos que tiene", sostuvo María Rosa Suárez-Inclán.
Precisamente los 32 municipios y, aproximadamente, 60 núcleos de población que forman ese área tan característica y arcaica es una de las pocas debilidades que señalaron los primeros asesores. Por ello, abogan por plantear para su declaración los enclaves más característicos, que serían los que recibirían el reconocimiento y a los que la Unesco llama "zonas núcleo". Aparte, existe también una "zona de amortiguamiento" y que podría ser tan amplia como la que "primigeniamente" se pensó en incluir en la candidatura. Y los miembros de la propuesta han accedido a la idea. "La gente que venga no va a distinguir, va a decir directamente que está en la Alpujarra, declarada Patrimonio Mundial", puntualizó la presidenta de Icomos España.
Los técnicos del organismo supranacional también observaron ciertas alteraciones en el entorno fruto del paso del tiempo y del desarrollo de los últimos años. En cualquier caso, nada grave que haga peligrar las opciones del entorno. Así lo aclaró Suárez-Inclán: "Yo no he tenido ocasión de ver problemas graves que alteren la opinión general de que todo está bastante bien conservado; la silueta que tienen las poblaciones de la Alpujarra no está alterada dentro del paisaje, y eso es muy importante. Además, ¿conoce alguien algún sitio en España donde no se hayan producido alteraciones debido al desarrollo de los últimos 30 años? Yo no".
La labor de los vecinos y alpujarreños para lograr, finalmente, la declaración de Patrimonio Mundial también se antoja clave. No obstante, entre ciertos sectores de algunas de sus poblaciones existe un palpable síntoma de reticencia prudente a todo este proceso, visto más como un movimiento político y derivado del temor a las restricciones que pueda suponer entre sus calles el título internacional. "La declaración no es sólo para los elementos materiales e inanimados del paisaje, también incluye a los habitantes: niños, adultos, mayores y los que les sucedan. Ellos forman parte indispensable, deben ser, además, motores que intervengan y que participen activamente en la organización y la redacción del expediente", manifestó María Rosa Suárez-Inclán.
La importancia, por otro lado, de la opinión de Icomos es grande. En la mayor parte de los casos, la Unesco suele atenerse en su dictamen final a la valoración de esta organización. El camino por recorrer para la Alpujarra es largo aún, empero. Los pasos previos para la declaración son formar parte, primero, de una Lista Indicativa y, posteriormente, de una Definitiva. La iniciativa granadina no forma parte todavía de ninguna. La aspiración es ocupar el hueco que dejó libre la de los dólmenes de Antequera en la Indicativa hace unas semanas, pero hasta el próximo otoño no se conocerá si es así.
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