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Aunque su caída es inevitable, de hecho forma parte de un proceso natural, debemos evitar castigarlo, algo que sin darnos cuenta hacemos muy a menudo. La Academia Española de Dermatología y Venereología nos cuenta cómo hacerlo
LAVADO
Es importante utilizar un buen champú adecuado a cada tipo de cabello para no dañarlo, pero sabiendo que este solo sirve para lavar. De ahí que haya que aclarar ciertos mitos:
• El champú no hace que crezca el pelo, por lo tanto no es un tratamiento de la alopecia. Puede ser un coadyuvante pero en forma alguna una medida terapéutica exclusiva.
• El champú no hace que el pelo caiga. El cabello que cae con los lavados está previamente dañado o ‘enfermo’.
• El cabello puede lavarse a diario, siempre y cuando se emplee el champú adecuado.
A la hora de lavar el cabello es importante, sobre todo si se tiene el pelo largo, realizarlo en sentido vertical. Acumularlo en la parte alta de la cabeza hace que se enrede formando lo que se llama ‘nido de pájaro’. Después hay que enjuagar con agua abundante y, si se desea, aplicar un acondicionador y pasar un peine de púas anchas que ayude a desenredar.
SECADO
Lo aconsejable es hacerlo con toalla o dejarlo secar de forma espontánea. Los secadores de calor son poco recomendables, aunque a veces necesarios. De usarlos debe hacerse a temperatura baja y con una gran difusión. Si se emplean a temperatura elevada y se concentra su calor en un punto determinado se hará que el 'pelo hierva', es el llamado pelo en burbuja que acabará rompiéndose.
En este mismo sentido el uso de 'pinzas calientes' o planchas son poco recomendables. Los sérums o sprays antitéticos protegen de una forma muy limitada.
PEINADO
Llevar el pelo muy tensado puede ocasionar caída por rotura o arrancamiento del cabello.
USO DE COSMÉTICOS CAPILARES
Ni las lacas ni las gominas y de más fijadores y moldeadores del cabello son perjudiciales, como tampoco lo son el uso de sombreros, gorras o cascos. El pelo no respira, ya que recibe inervación por la raíz.
TÉCNICAS QUE MODIFICAN SU ASPECTO
Marcados, permanentes o alisados deben ser hechos por profesionales expertos, ya que en manos inadecuadas el pelo puede sufrir daños irreversibles que no se solucionarán hasta que se caiga y aparezca el pelo nuevo.
El cambio de color, depende del tipo de tinte:
• Temporal: solo impregna el pelo en su cubierta por lo que desaparecen con los lavados. No son da_inos para el pelo, pero pueden producir cuadros cutáneos (eczemas o urticarias) o respiratorios (asma).
• Permanente: penetran en la médula del pelo y duran hasta que el pelo se sustituye. Pueden da_ar el cabello por lo que no debe de ser muy agresivo. Los tintes permanentes deben emplear previamente sustancias decolorantes (peróxido de oxígeno y/o amoniaco) para permitir dar un nuevo color al cabello. En todo caso debe evitarse realizar a la vez dos técnicas agresivas como permanente y tinte.
• Decoloración: el pelo puede desestructurarse y romperse, aunque no ocurre siempre. Es más habitual como consecuencia de realizar mal la técnica, de ahí la importancia de elegir un buen profesional.
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