IDEAL.ES
Juárez lleva años recorriendo las playas de Motril para garantizar la seguridad de los bañistas y velar por su seguridad
Los policías tienen cara de haber visto de todo y de no impresionarse ya casi por nada. Esa mirada experimentada tiene José Miguel Pérez Juárez que transmite calma y seguridad con cada palabra. Es oficial de la Policía Local de Motril y lleva desde 2005 pateándose las playas en busca de malhechores veraniegos. «A partir de ese año se empezó a hacer un control exhaustivo en las playas. Yo venía de Cruz Roja, del dispositivo de salvamento y era formador de socorrismo acuático así que...». Así que le tocó -y hasta hoy- formar parte de ese equipo de agentes dedicados a las playas motrileñas.
Entre sus tareas estar velar por la seguridad de los bañistas e intentar que se cumplan las normas recogidas en la Ordenanza de Playas. Juárez asegura que en esto, se ha avanzado mucho. «Antes había bastantes problemas porque la gente venía a la playa hasta con arpones». Ahora se escapa algún perro, algún pescador despistado o alguna jaima con ganas de quedarse allí a vivir. «En la playa se está cada vez más concienciado en todos los aspectos. Con los perros, poco a poco, porque algunos los consideran como sus hijos», dice el oficial de Policía.
Las playas motrileñas tienen una extensión de casi 5 kilómetros, es una zona amplia que hay que recorrer a pleno sol. «Lo peor que llevo es el calor, en algunos puntos existe uniformidad de playas, pero con el uniforme normal es más práctico para evitar, por ejemplo, las quemaduras de la moto», señala Juárez que sabe que si tiene que tirarse al mar a rescatar a algún bañista debe quitarse rápidamente las botas, el cinturón y sacarse el polo de los pantalones. Los días que hace buen tiempo recorren la playa en quads y cuando azota el viento, se suben al patrullero.
Desgraciadamente José Miguel tiene experiencias tristes y afortunadamente tiene otras alegres. La playa es como la 'viña del señor'. «Todos los veranos te llevas algún susto», reconoce este Policía que recuerda la historia de una señora que murió paseando por la orilla y el agua se la llevó y otras protagonizadas por la imprudencia. «Hay gente que quiere llegar a la boya que está a 200 metros, pero que se enfría y luego no puede regresar o quien se intenta bañar con la bandera roja a pesar de que está prohibido el baño», explica este agente de la policía motrileña que ha participado en rescates de bañistas.
Juárez recuerda también veranos complicados cuando el mar estaba tomado completamente por las medusas. «La gente a veces se enfada y no sabe a quién echarle la culpa y yo siempre digo que el Ayuntamiento no es Poseidón para poder quitar las medusas del mar... pero vamos, que si valiesen dinero, no habría ni una», bromea este Policía Local que lleva 26 años en el Cuerpo.
José Miguel señala que las playas motrileñas son muy seguras pero que de vez en cuando, hay algún pequeño hurto por descuidos. «Pero vamos, el índice es muy bajo», garantiza. También recuerda alguna pelea y momentos delicados que se dan de forma puntual en las amplias pero calmadas costas de Motril.
Este policía defiende sus playas con orgullo. «Aunque nos parezca que son feas, son playas únicas, con zonas vírgenes, muy completas y con buenos chiringuitos», apunta este vecino motrileño que dice que Motril parece que siempre va a dar el salto turístico, pero que, a su juicio, le falta terminar de darlo.
Le gusta bucear, navegar... pero no tanto eso de tumbarse al sol sobre la arena. De vez en cuando, le toca ir a la playa de paisano para disfrutar con su mujer y sus niñas, pero nunca está del todo tranquilo. «Siempre estoy mirando alrededor por si hay algún peligro, por si están los socorristas pendientes... no lo puedo evitar», dice sonriendo Juárez, un policía playero pero poco aficionado a la playa.
Comentarios
Publicar un comentario