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Investigadores españoles y suecos han desarrollado un tratamiento oral que contiene anticuerpos de llama para combatir la infección por rotavirus, que afecta al 95% de los niños menores de 5 años
Para desarrollar un tratamiento oral contra las infecciones gastrointestinales, que fuera barato y seguro un grupo de investigadores eligieron las bacterias lactobacilos, que son las que fermentan los productos lácteos, y que fueron modificadas genéticamente para convertirlas en agentes inmunizadores.
Según las estadísticas suministradas por el Grupo de Microbiología Molecular del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA, CSIC), que han desarrollado la investigación junto al instituto sueco Karolinska, 95% de los infantes contrae una infección por rotavirus antes de cumplir 5 años. De los pacientes, 500.000 mueren cada año. Este tratamiento, a diferencia de las vacunas, actúan en aquellos que ya han contraído la infección.
La modificación genética de la bacteria consiste en introducir un gen en su cromosoma. En la Universidad de Utrech, se aisló el gen que “codifica el anticuerpo específico frente a rotavirus” y se introdujo en el cromosoma de las bacterias lácticas prebióticas. El anticuerpo contra rotavirus se produjo a modo de capa sobre la pared celular externa. Una vez que se ingiere, este anticuerpo se enfrenta al rotavirus en el tracto gastrointestinal.
“Los virus, secuestrados por bacterias que les superan enormemente en tamaño, no pueden unirse a sus receptores de la mucosa intestinal, evitándose así la infección”, señala el investigador Miguel Ángel Álvarez, coordinador del grupo de trabajo en España, en declaración a la agencia SINC. “Además, se ven arrastrados por ellas y son eliminados junto a las heces”. Las bacterias también mueren, debido a que su modificación incluye un mecanismo de control para que necesiten un nutriente que no encuentran fuera del organismo.
La siguiente fase del proyecto Lactobody, después de conseguir los anticuerpos, consiste en comenzar los ensayos clínicos. “Elegimos este tipo de bacterias porque, además de ser seguras y tener efectos beneficiosos para la salud, colonizan las mucosas de los mamíferos, lo que las convierte en las candidatas ideales para este trabajo”, asegura el investigador Álvarez. El paso final será la comercialización de un producto lácteo, similar a un yogur, que además hidrate al paciente. “Supondría una vía de tratamiento para las personas que no tienen acceso a atención hospitalaria y que por tanto no pueden recibir hidratación paliativa parenteral”, mantiene la investigadora del IPLA, Mari Cruz Martín.
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